Santiago Larroux, presidente de Claas Argentina, planteó los desafíos que implica para la compañía desarrollar su negocio en el contexto actual, pero destacó las oportunidades que genera el mismo para el sector agroindustrial.
En la Exposición Rural de Palermo, El Tribuno Campo entrevistó a Santiago Larroux, presidente de Claas Argentina, quien se refirió a los desafíos que implica para la compañía llevar adelante su negocio en un contexto complicado en el país y el mundo, pero destacó las oportunidades que genera este contexto para el sector agroindustrial.
A meses del lanzamiento de las Trion, las medianas de Claas, ¿qué respuesta tuvieron?
Necesitábamos una línea de cosechadoras que reemplazara a las Tucano y fuera un concepto de la familia premium Lexion. Entonces, comenzamos un proyecto en el 2011, en el cual América del Sur fue muy escuchada, testeamos las máquinas antes de lanzarlas, durante más de dos años y medio, en Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
Finalmente, después de 11 años de trabajo y de haber parado la fábrica el año pasado en Alemania durante 21 semanas, para reordenarla (hicimos una fábrica nueva), tuvimos el orgullo de lanzar en Argentina la serie Trion, que en Europa se lanzó la cosecha pasada, siendo el segundo mercado fuera de Europa en que se lanzó. De hecho, en EE. UU. la lanzaremos en el Farm Progress Show.
Es fantástica, acaba de ser elegida máquina del año en Europa y es la ideal para América del Sur, un mercado -desde México para abajo- de casi 9.000 cosechadoras, que representa el 70 % del volumen del mercado de esa franja de potencia. Fue un éxito en lanzamiento, es un éxito la máquina, estamos con toda la demanda potencial vendida, así que estamos rogando poder tener más producto, en este mundo que está complicado por el efecto pandemia, por problemas de logística internacional y por el suministro de algunos componentes críticos. Esto en un contexto en el que la guerra Rusia-Ucrania sobrecalentó los precios de los commodities, con financiamiento, lo que generó una demanda muy fuerte por maquinaria agrícola.
¿El productor, el contratista, entendió el mensaje que quiere dar Claas con las Trion?
Sí, sin duda. Es una máquina que tiene capacidad auto regularse, es sencilla, gusta mucho. Ya estaba el concepto de Lexion como la familia top de línea y las Trion vienen a complementarla. Los contratistas y usuarios que la están usando están muy satisfechos en Argentina.
¿Cómo se mueve Claas en un contexto complicado a nivel nacional e internacional?
Vamos de la macro a la micro. La pandemia también trajo problemas de logística en el mundo y, post pandemia, el hecho que más marcó a las industrias fue la crisis de la industria de semiconductores eléctricos, hay una demanda mundial muy grande y poca capacidad de oferta. Post pandemia hay una demanda inusitada. Adicionalmente, tuvimos casi 40 días al puerto de Shanghái parado por un rebrote de COVID-19, siendo el puerto que más contenedores mueve en el mundo.
Sumado a ese combo, la guerra de Rusia y Ucrania llevó el precio de los commodities a un nivel muy alto y trajo una bonanza en nuestra región, ya que si hay un lugar del mundo con capacidad para suplir los volúmenes de producción de granos de Ucrania y Rusia es, sin dudas, Argentina y Brasil.
Tenemos una responsabilidad y una oportunidad histórica, que Dios quiera que no la dejemos pasar.
Cuando uno ve una América Latina que en 20 años -con la locomotora del agro brasileño, pero sumando Bolivia, Paraguay, Uruguay, Argentina- agregó 50 millones de hectáreas a la producción de grano (sin tocar el Amazonas) y pasó de 180 millones de toneladas a casi 480 millones de toneladas, se reafirma la oportunidad histórica que nos presenta esta guerra, con severos daños para la humanidad y un horror de la diplomacia, pero una oportunidad enorme desde el punto de vista de negocios para Argentina y Brasil.
En Argentina, a pesar de los problemas políticos y económicos que tenemos, hay financiamiento, que fue un bien escaso en el país en muchos años, lo que combinado con buenos precios internacionales llevó a que la demanda de productos esté al tope, con producción a full en toda la industria. Eso es bueno para el interior del país y la generación de empleo; o sea, es un contexto macroeconómico muy volátil, muy inestable, con muchísimos problemas que, a su vez, genera muchísimas oportunidades para América Latina y para Argentina en particular.
Esperemos que estemos a la altura de poder capitalizar estas oportunidades.
¿Les cuesta mucho satisfacer la demanda?
Tenemos el problema de las licencias de importación, que son reglas de juego del Gobierno que si queremos estar en este país debemos respetar y adecuarnos. Pero, aun así, el combo explosivo de buenos precios de los commodities y financiamiento en pesos, llevó a que a que toda la industria esté saturada.
Adicionalmente, se da la falta de componentes y los problemas en la logística mundial, que nos genera problemas de entrega en tiempo y forma. No solo Claas, absolutamente toda la industria está sobrevendida.
Está también la visión a mediano y largo plazo del productor y contratista, que compra un bien de capital para seguir produciendo…
Sin dudas. A nivel agrícola y tecnología América del Sur ya hace años dejó de ser -voy a ser un poco despectivo- el basurero de lo que se iba introduciendo en el mundo; o sea, los últimos en introducir una tecnología. Eso hoy no es así, el ejemplo es la Trion que fue lanzada en Europa y luego en Argentina, antes que en EE. UU. Cualquier competidor hace un lanzamiento en Europa o en EE. UU. en simultáneo en América Latina.
Cada innovación tecnológica y salto de calidad, siempre tiene un valor agregado -en productividad, consumo de combustible o trabajo por hectárea- muy grande y, obviamente, ayuda al dinamismo del productor argentino, del contratista, a ser más eficiente. Hoy, con el costo de la maquinaria y los insumos, hay que afinar el lápiz y las cuentas y eso se paga con productividad por hectárea y la tecnología ayuda mucho a tenerla. Por ejemplo, la Trion es una máquina inteligente, con capacidad de autorregularse que alivia la puesta a punto diaria que le hacía el contratista, ayudando a ser más eficiente en productividad y consumo de combustible. Todos esos beneficios hoy están disponibles para el productor argentino.
Así como detectaron y exploran el nicho de las cosechadoras medianas, ¿Claas explora otros nichos?
Sí. Claas es líder en picado y cosecha, en el mundo y Europa, respectivamente. Hay una oportunidad enorme y complementando esos productos.
La compañía decidió invertir fuerte en tractores, compramos años atrás la operación de tractores de Renault en Francia y somos en Europa actores principales o importantes en la producción de tractores. Y, de la mano del reinado que tiene Claas en el mundo del picado, hay oportunidad muy grande en lo que llamamos línea verde: enfardadoras, acondicionadoras, etcétera.
No es nuestro “core” como empresa familiar de más de 100 años, con 14.000 empleados, entrar en pulverización ni en siembra, pero en el resto del sistema mecanizado -cosecha, tractores, línea verde, línea de picado y forrajes- queremos ser cada vez más fuertes.
¿Piensan en productos para las economías regionales?
Estamos trabajando en tener una versión arrocera de la Trion. En tractores estamos con algún problemita en cuanto a licencias de importación, pero tenemos versiones para segmentos más chicos o especiales.
Como estamos un poco restringidos con la cantidad de importación priorizamos lo que complementa nuestra línea de productos y estos son tractores grandes para el pisado de silos.
Pero además de maquinaria para arroz, lentejas o poroto, tenemos una oportunidad grande con tractores más chicos, y si el mercado lo permitiría y tuviésemos libre acceso para traer unidades estaríamos ofreciéndolas hoy.
¿Cuáles son las líneas de trabajo en Investigación y Desarrollo de la compañía?
Vamos a pasar a conceptos donde la maquinaria seguirá siendo importante -el “fierro”-, pero la inteligencia o los datos que va a tirar ese “fierro” son muy importantes. Como líneas o bases de la Agricultura Digital, de la Agricultura 4.0, marcaría tres pilares.
El primero es que se verán una serie de sensores o capacidad de autorregulación de la máquina, antes de ser una máquina autónoma. Hoy darle autonomía una máquina no es una locura, pero el secreto no es sacar el operador, es crear inteligencia de la máquina con sensores que se auto regulen, para algún día sí poder llegar a ser autosuficiente.
La segunda línea de trabajo es lo que llamamos la recolección de datos que da la telemetría de la máquina y que cuando se consolidan esos datos, con los de miles de cosechadoras trabajando en el mundo, permitirán pasar de un servicio reactivo a uno predictivo, con el que se podrá determinar a cuántas horas, en determinadas condiciones, se puede romper la máquina y así ver qué hay que reforzar.
El tercer aspecto -y esto es muy típico de Argentina, donde Dios atiende en Buenos Aires es tener el control de la máquina en la palma de la mano; es decir, la máquina trabajando en el campo, dando la productividad, el mapeo, etcétera, en el celular.
Se pasará a innovaciones en base a la inteligencia de la máquina, más que a mejoras en el “fierro” en sí.
Por: Belisario Saravia Olmos, editor de El Tribuno Campo
Fuente: El Tribuno Campo