Convocados por UPL, los principales fitopatólogos del país se reunieron para intercambiar información y debatir estrategias que permitan frenar la generación de resistencias de los hongos a los fungicidas.
UPL reunió a los principales fitopatólogos del país para debatir acerca de un tema clave para la agricultura: la resistencia de los hongos a los fungicidas. Si bien en la Argentina el problema aún no ha escalado a niveles extremos como lo ha hecho en otros países, abordarlo resulta fundamental para combatir lo que los propios especialistas identificaron como el principal desafío: el desconocimiento de los productores.
Con la coordinación académica de Marcelo Carmona (Fauba), UPL llevó a cabo el primer Simposio Internacional de Resistencia a Fungicidas en Campana, provincia de Buenos Aires. Durante el 11 y el 12 de octubre, especialistas de Argentina y el mundo compartieron los últimos conocimientos en la materia ante más de un centenar de asesores que siguieron el evento en forma online y otros 40 que lo vivieron de manera presencial.
“En la Argentina hay una creciente preocupación en torno al problema de la resistencia de hongos a fungicidas, por eso el objetivo de este Simposio es generar un ámbito de actualización, análisis y discusión. Buscamos interpretar y predecir esta amenaza para ayudar a determinar su magnitud y priorizar las estrategias de manejo para minimizar los riesgos”, dijo Carmona.
Hay más de 6 millones de hongos en el planeta y solo se conocen 100 mil. 20 mil especies son responsables del 80% de las enfermedades de las plantas, de las cuales 8 mil causan más de 100 mil enfermedades. Aún con las medidas de control aplicadas, las pérdidas en los cultivos extensivos pueden ascender hasta 10% en promedio.
¿Qué es la resistencia? Se trata de la habilidad desarrollada, adquirida y heredable de un hongo para sobrevivir en presencia de niveles de un fungicida que previamente habían sido letales para dicho microorganismo. “Pero no toda falla de control es resistencia”, aclaró Carmona.
A nivel global, la resistencia de los hongos a los fungicidas es uno de los desafíos más importantes de la agricultura. La investigación científica mundial está dedicándose cada vez más a esta problemática. Solo en los últimos 5 años se publicaron más de 450 artículos sobre el tema en 20 revistas relacionadas con la fitopatología.
“Existe la necesidad de desarrollar nuevos fungicidas y nuevas alternativas de protección vegetal. Pero también existe la importancia de prolongar la vida útil de los productos”, aclaró Carmona y expresó que casi la totalidad de los registros de resistencia ocurren en moléculas de acción unisitio o monositio.
¿Qué pasa en la Argentina?
Andrés Marsigliani, director adjunto de la REM de Aapresid, presentó una reciente encuesta realizada sobre 1.668.500 hectáreas donde surge que en la última campaña la principal afección del trigo fue la roya amarilla, seguida por roya de la hoja y mancha amarilla. En tanto que en cebada lo fue mancha en red y en soja mancha marrón, seguida por tizón de la hoja y mancha ojo de rana. “Un 10% de los consultados contestó que detectó fallas en el efecto del producto aplicado, en tanto que algo más del 40% afirmó ´no estar seguro´”, dijo el técnico.
En su presentación, Francisco Sautua, de la Fauba, detalló el panorama de resistencia de enfermedades en el cultivo de soja en Latinoamérica e indicó que en Brasil los principales problemas se dan con Phakopsora pachyrhizi, Cercospora y Corynespora. En tanto que en Bolivia y Argentina el problema de resistencia en soja se concentra en Cercospora.
Según Sautua, las recomendaciones para frenar el problema se basan en implementar un programa de manejo integrado de enfermedades que incluya siembra de genotipos resistentes o tolerantes, rotaciones, uso de semillas libres de patógenos, aplicación de prácticas culturales, uso de activadores de defensa como los fosfitos, nutrición y fertilización como complemento para el manejo de enfermedades, etc.
También es prioritario aplicar un fungicida solamente cuando es necesario, de acuerdo con los umbrales de daño económico desarrollados y validados en el país y hacerlo en el momento óptimo.
A su vez, destacó que es necesario utilizar mezclas de ingredientes activos con diferente mecanismo bioquímico de acción y alternarlos, respetar las dosis de marbete y las restricciones indicadas. Las recomendaciones fueron repetidas por todos los especialistas durante todas las exposiciones del Simposio.
En trigo, Carmona puso la mirada sobre la mancha amarilla. “Es la más frecuente de las manchas, la más importante, la enfermedad del trigo más reciente y es resistente a estrobilurinas. La resistencia se rige por la mutación G143A en el gen cytb y está generalizada en la región pampeana de Argentina”, dijo y aclaró que debe ser manejada integradamente
A su turno, Ignacio Erreguerena, de INTA Manfredi, presentó sus estudios sobre la resistencia de Ramularia collo-cygni a fungicidas en cebada. “La población analizada estaría en una situación donde aún son sensibles a las carboxamidas y triazoles analizados, aunque con un claro proceso de pérdida de sensibilidad”, dijo y alertó que estamos a tiempo de implementar estrategias anti-resistencia para retardar su aparición.
¿Qué pasa en el mundo?
Dolores Fernández Ortuño es fitopatóloga de la Universidad de Málaga y compartió con sus colegas de Argentina su trabajo en torno a las estrobirulinas y las causas de la rápida aparición de resistencias, un problema generalizado en Europa.
“La recomendación para frenar este problema está en no obsesionarnos en un solo compuesto, sino rotarlo con distintas familias que no actúen sobre la respiración. Si dejáramos de utilizar las estrobirulinas durante algún tiempo, seguramente recuperaríamos la sensibilidad y le daríamos una segunda oportunidad a esta herramienta”, dijo la especialista y agregó: “Soy fiel defensora del control químico. No hay forma de producir esta cantidad de alimentos sin ellos. Debemos utilizar bien estos compuestos. Es una pena que por utilizarlos mal se tiren años de investigación”.
El fitopatólogo brasileño Erlei Melo Reis presentó los impactos de la roya asiática en su país, reportada por primera vez hace 20 años. Del análisis de 14 campañas surge que la enfermedad produce una reducción del 64% en el rendimiento.
“Los fungicidas con control por debajo del 50% están en peligro”, dijo e hizo hincapié en la utilización de fungicidas multisitio. Reis presentó estudios de manejo de roya de la soja en Brasil donde se obtiene un control del 46% con mezclas comerciales sin mancozeb y 76% con el mutisitio mancozeb. “No hay necesidad de retirar fungicidas monositios del mercado, tampoco de generar nuevos mecanismos de acción, solo hay que usar mezclas de monositios con multisitio en toda el área y en todas aplicaciones”, expresó a la hora de recomendar una estrategia que paralice la presión selectiva.
Desde Australia participó Fran López Ruiz, profesor de la Universidad de Curtin, y dijo que la resistencia a los fungicidas está aumentando en todo el planeta afectando básicamente a cereales y leguminosas. En ese país ya provocó pérdidas de 255 millones de dólares solamente en cebada.
“Hay muchos hongos causantes de enfermedades en los cultivos que se han vuelto resistentes a los fungicidas, como los que provocan la mancha en red en cebada, el oídio y la septoriosis en trigo, la mancha marrón y la cercospora en soja”, enumeró el especialista.
El aporte de la industria
Rodrigo Ramírez, gerente general de UPL Argentina, sostuvo que impulsar la difusión del conocimiento en torno a este tema es uno de los objetivos perseguidos bajo la premisa de la compañía de reinventar la sostenibilidad.
Para el gerente de fungicidas e insecticidas de UPL Argentina, Andrés Fabris Rotelli, el objetivo es generar conciencia y destacó la necesidad de usar inteligentemente el aporte de los fungicidas multisitios como Goldleaf, el primer fungicida foliar, triple mezcla, multisitio y sistémico para soja, trigo y cebada, que está compuesto con Azoxystrobin, Protioconazole y Mancozeb, con excelente calidad de disolución.
Esta tecnología desarrollada por UPL actúa en ocho sitios de la célula del hongo y ha demostrado ser muy efectiva en el control y manejo de enfermedades resistentes.
Del Simposio también participaron Pablo Cortese, del Senasa, quien hizo hincapié en la difusión pública de la información y la necesidad de dar respuesta ante los requerimientos de los mercados externos; Federico Elorza, de FRAC, un comité creado por la industria para apoyar el trabajo coordinado en el manejo de la resistencia a fungicidas en el que se comparte información disponible con el fin de retrasar el avance de la problemática; y Daniel Ploper, quien presentó la creación de CEFA, la Comisión de Estudios de Fungicidas en Argentina que tiene por objetivo fomentar la investigación científica y compartir información.