Rizobacter presentó su portfolio de innovaciones de especialidad para ganar rinde y sustentabilidad en trigo y cebada.
En la mayoría de las zonas productivas del país se observan mejoras en los niveles de precipitaciones y se proyecta una normalización del agua disponible en el suelo. Además del factor climático, se debe tener en cuenta el escenario del mercado de fertilizantes lo cual determina disponibilidad y precios de insumos para la siembra. Ambos condicionamientos indican que, para el productor, es conveniente planificar el uso de tecnologías y abastecerse en forma anticipada.
En este contexto, Rizobacter expone una propuesta basada en innovaciones de especialidad orientadas a la nutrición y bioestimulación de cultivos. Este portfolio está soportado en calidad de formulación y resulta disruptivo, en tanto combina la provisión de nutrientes esenciales y bacterias benéficas en asociación con el efecto de bioestimulación que actúa sobre el metabolismo integral de la planta y le permite hacer una apropiación más eficiente de los recursos.
Para Valentín Bastini, jefe de la Línea Nutrición y Bioestimulación de Rizobacter para Argentina, “la nutribioestimulación implica la sinergia entre una nutrición basada en la mayoría de los nutrientes necesarios para completar el ciclo del cultivo y sustancias orgánicas y biológicas (microorganismos) que optimizan el aprovechamiento de cada kilo de fertilizante colocado, mejoran el desarrollo radicular y de la parte aérea y brindan un efecto bioestimulante sobre el metabolismo integral”.
En el caso de los microgranulados, un informe técnico –elaborado por el INTA y Rizobacter a partir de ensayos a campo en trigo y cebada cervecera– explica que “estos fertilizantes ocupan una porción del mercado gracias a su practicidad, composición balanceada, calidad química de los nutrientes que aportan, ausencia de fitotoxicidad y alta solubilidad; estos dos últimos puntos son muy relevantes bajo estrés hídrico severo”.
Asimismo, el informe detalla que los fertilizantes “han demostrado alta solubilidad, absorción facilitada y singular adaptación a escenarios con baja humedad en los suelos”. Y agrega: “complementados con la aplicación de otras fuentes en cobertura total, no deberían perjudicar el balance de fósforo (P) a largo plazo, ni su disponibilidad en los suelos”.
En referencia al ensayo de nutrición y bioestimulación que respalda el informe, los rendimientos se vieron perjudicados por el déficit hídrico acontecido durante la campaña 2022. A pesar de esto, “se determinaron respuestas intermedias que demostraron diferencias significativas: al integrar los experimentos de trigo (Pergamino, Colón y San Antonio de Areco) y cebada cervecera (Pergamino y San Antonio de Areco), los rendimientos conjuntos evidencian una respuesta consistente al uso de arrancadores”, señala el informe.
Otras evidencias a campo
Un ensayo similar se realizó en Pergamino, provincia de Buenos Aires, junto con el referente Martín Principiano, a través de la consultora Lares. En esta experiencia, el tratamiento con el apilado de tecnologías de nutrición y bioestimulación mostró diferencias estadísticamente significativas en cuanto a desarrollo aéreo y radicular, y rendimiento. El mayor número de plantas también se registró en planteos tecnológicos de nutrición y bioestimulación, sin diferencias estadísticas.
Por su parte, la consultora Estudio Agropecuario Sudoeste validó la performance de la nutribioestimulación en trigo en la localidad de Darregueira (departamento de Puan, provincia de Buenos Aires) durante la campaña 2022. En cuanto al factor climático, si bien las precipitaciones no fueron abundantes, ocurrieron en momentos críticos para el desarrollo del cultivo y permitieron el correcto llenado del grano. El rendimiento promedio del ensayo fue de 4.821 kg/ha, valor afectado por las heladas tardías que acontecieron.
En particular, el menor rendimiento logrado fue con el tratamiento que representa la tecnología de base utilizada por el productor (60 kg/ha de PDA), mientras que el mayor fue obtenido con el tratamiento que combinó fuentes de nutrición y bioestimulación.
En todos los ensayos analizados, se alternó el uso de fertilizantes microgranulados Microstar BIO a dosis variable –de producción nacional– y el aporte bioestimulante de Vitagrow en sus formulaciones para tratamiento de semilla y aplicación foliar. Además, se incluyeron otras tecnologías como Status ZN, fertilizante líquido a base de zinc compatible con terápicos, y Azofol SR, fertilizante líquido formado por dos tipos de nitrógeno de aplicación foliar.
Fuente: El Tribuno Campo