AFAT advierte una recuperación incipiente de la maquinaria agrícola, pero condicionada a mejores condiciones de financiamiento.
AFAT presentó su balance 2025 que muestra señales de recuperación respecto de 2024, pero la falta de financiamiento, el envejecimiento del parque y la volatilidad macroeconómica siguen limitando una modernización sostenida.
En el marco del Día de la Maquinaria Agrícola, fecha instituida en 1951 cuando la actividad fue declarada de interés nacional, la Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores y otros Equipamientos Agrícolas e Industriales (AFAT) dio a conocer su balance anual y realizó un diagnóstico detallado sobre la situación del sector durante 2025. A 74 años de aquella declaración, la entidad volvió a destacar el rol estratégico que cumple la maquinaria agrícola en la productividad del agro argentino y advirtió que, pese a una mejora respecto del año anterior, el país continúa desaprovechando parte de su potencial tecnológico.
AFAT nuclea a ocho empresas que operan 12 plantas industriales en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, con una red de distribución cercana a los 450 puntos de venta en todo el país. En conjunto, estas compañías generan más de 15.300 empleos directos e indirectos y cuentan con una capacidad instalada anual de 4.000 cosechadoras, 11.600 tractores, 850 pulverizadoras y 86.000 motores. Se trata de un entramado industrial con fuerte arraigo territorial, infraestructura instalada y capacidad para acompañar el crecimiento del sector agropecuario.
Industria y tecnología disponible
Las empresas que integran AFAT son Agrale, Fendt, Massey Ferguson, Challenger, Valtra, Case IH, New Holland, Claas, FPT Industrial, Jacto, John Deere y Stara. Son marcas líderes, con producción local, desarrollo tecnológico y presencia comercial en todo el país, que conforman uno de los principales polos industriales de maquinaria agrícola de la región. Además de fabricar equipos completos, varias de estas plantas producen motores y componentes que también se destinan a exportación, en especial en el segmento de motores, donde la Argentina tiene un posicionamiento relevante.
Desde la Asociación subrayan que la tecnología necesaria para mejorar la eficiencia productiva ya está disponible. Según proyecciones de la Bolsa de Cereales, la cosecha gruesa 2025/26 alcanzaría las 142,6 millones de toneladas, un 8,9 % más que la campaña previa. Incluso, con una mayor y mejor adopción tecnológica, el país podría llegar de manera sostenible a las 155 millones de toneladas. Para AFAT, esa brecha productiva solo puede cerrarse con inversión en maquinaria moderna.
En ese sentido, la entidad destacó que la incorporación de las tecnologías que hoy ofrecen sus empresas asociadas permite mejoras significativas en eficiencia y reducción de costos. En la cosecha de granos, la combinación de sensores y sistemas autónomos de regulación puede reducir las pérdidas entre un 15 % y un 20 %. En aplicaciones selectivas de herbicidas con inteligencia artificial, los ahorros de insumos pueden ubicarse entre el 70 % y el 80 %, mientras que en aplicaciones de cobertura total, el uso de electroválvulas por pico permite reducir solapamientos y ahorrar entre un 5 % y un 10 % en fitosanitarios.
Estos avances no solo impactan en la rentabilidad del productor y del contratista, sino también en la sustentabilidad ambiental y en la competitividad del sistema productivo argentino, en un contexto internacional cada vez más exigente.
Un parque envejecido
Pese a este alto potencial tecnológico, el envejecimiento del parque de maquinaria continúa siendo una de las principales limitantes estructurales del sector. Según datos de AFAT, entre el 70 % y el 80 % de los tractores en uso tiene más de 15 años de antigüedad, mientras que una proporción similar de las cosechadoras supera los 10 años. Esta situación impacta directamente en la eficiencia operativa, eleva los costos de mantenimiento y limita la posibilidad de aprovechar las nuevas tecnologías disponibles.
“Son máquinas buenas, sin dudas, porque el país sigue produciendo, pero podríamos ser mucho más eficientes y productivos con un parque más moderno”, explicó Leandro Brito Peret, director Ejecutivo de AFAT. En ese sentido, señaló que un promedio de antigüedad de cinco años sería lo deseable para mejorar la productividad de la superficie y la rentabilidad del sistema. Según detalló, con un parque más actualizado la eficiencia productiva podría mejorar en torno al 20 %, combinando un aumento de productividad cercano al 10 % y una reducción de costos, por ejemplo en la aplicación de insumos, del orden del 7 %.
El directivo remarcó que el retraso tecnológico tiene un costo elevado para el país. “Se deja de producir mucho y se ataca la rentabilidad de manera bastante agresiva por no incorporar nueva tecnología”, sostuvo, al tiempo que advirtió que esa situación se vuelve cada vez más relevante frente a campañas agrícolas de gran volumen.
Mercado y financiamiento
El desempeño del mercado durante 2025 mostró señales de recuperación parcial, aunque insuficientes para impulsar una renovación profunda del parque. En los primeros 11 meses del año se patentaron 4.882 tractores, un 2 % más que en igual período de 2024; 688 cosechadoras, con un incremento del 21 %; y 618 pulverizadoras, un 3 % más. Para AFAT, estos números representan una mejora respecto del año anterior, pero siguen por debajo de los niveles necesarios para sostener el crecimiento del sector.
Brito Peret explicó que el año comenzó con un primer trimestre muy débil, condicionado por el arrastre de un 2024 que fue, según definió, el peor de los últimos cinco años. “En Expoagro se presentaron buenas líneas de financiamiento, con tasas competitivas, y eso le dio un impulso al mercado”, recordó. Entre abril y mayo se registró un pico de ventas que permitió recuperar volúmenes y mejorar la perspectiva de lo que podía ser el año.
Ese escenario se mantuvo hasta Agroactiva, donde comenzó a aparecer cierta desilusión, principalmente por el nivel de tasas disponibles. A partir de allí, la combinación de factores como el año electoral, la volatilidad macroeconómica, el aumento de las tasas de interés y la escasez de crédito derivó en una retracción marcada de las ventas durante el resto del año. “Si no hay crédito, no hay venta”, sintetizó el directivo, al remarcar que la financiación es un requisito indispensable cuando se trata de bienes de capital.
Maquinaria usada
Consultado sobre la autorización para importar maquinaria agrícola usada, Brito Peret consideró que aún es temprano para medir su impacto. Explicó que el mercado tiene ciclos bien definidos y que será necesario esperar uno o dos períodos de venta para dimensionar los efectos de esta medida, especialmente en el segmento de usados. No obstante, reiteró el reclamo de la industria por condiciones de competencia equilibradas frente a la maquinaria importada. “No tenemos problema en competir, pero pedimos igualdad de condiciones”, afirmó.
De cara a 2026, AFAT se mostró cautamente optimista. La Asociación reafirmó su compromiso con el desarrollo industrial argentino, la innovación tecnológica y la competitividad del agro. El balance de 2025 deja señales de recuperación, pero también expone con claridad los desafíos estructurales pendientes. Resolverlos será clave para que la maquinaria agrícola vuelva a consolidarse como uno de los motores del crecimiento productivo del país.



