Productores de Aapresid buscan mejorar la sustentabilidad del maíz para semilla bajo riego en el NOA.
La Chacra Aapresid Latitud 28 es un proyecto que reúne a productores del este de Catamarca y oeste de Santiago del Estero que tienen en común dos cosas: la agricultura bajo riego por aspersión y la inclusión en sus rotaciones del cultivo de maíz con destino a semilla.
Estos productores crearon la Chacra con el fin último de alcanzar una producción sustentable en la zona de la latitud 28º del país, abarcando las localidades de Puerta Grande (Los Altos), El Abra, Bañado de Ovanta y Frías
Para lograrlo apostaron a la metodología de Sistema Chacras Aapresid, que combina en el lote el saber de científicos con la experiencia de los productores y las tecnologías de las empresas para desarrollar soluciones sustentables a desafíos locales.
Así, recurrieron a investigadores de INTA y de la Universidad Nacional de Santiago del Estero para poner en marcha dos líneas de trabajo: acortar la brecha productiva mediante nutrición y riego estratégicos, y sostener la salud del suelo y su capacidad productiva.
Según explica uno de sus miembros, Gabriel Bartolucci, “los ambientes del NOA son muy dinámicos por las altas temperaturas y la fuerte demanda hídrica, lo que hace primordial trabajar para no perder salud del suelo”. A esto se suma que la producción de maíz semilla implica un alto tránsito de maquinarias. “El cultivo debe protegerse de insectos y enfermedades -cuya presión en la zona es fuerte-, por lo que requieren varias aplicaciones”, agrega Bartolucci.
En cuanto a malezas, no sólo son escasas las opciones de herbicidas que se pueden aplicar, sino que la escasa cobertura de los materiales con destino a semilla es mala competidora contra las malezas. “Después de la cosecha el lote queda muy invadido de malezas difíciles de controlar y que requieren varias aplicaciones”, explica el productor.
Como si todo esto fuera poco, “el maíz semilla deja un residuo escaso y pobre en carbono, lo que atenta contra la salud de los suelos”, agrega el Responsable Técnico de Desarrollo (RTD) de la Chacra Gabriel Olmos.
En este escenario la Chacra incursionó en los cultivos de servicios (CS) como herramienta para aportar cobertura, controlar malezas, mejorar las características físicas del suelo y reducir la erosión.
CS como antecesores
Por un lado, se probaron CS de vicia y centeno -puros y en mezcla-, como antecesores del maíz semilla. Las siembras se hicieron en abril, tras la cosecha de la soja, y se dejaron crecer hasta julio, para dejar el lote listo para la siembra del maíz semilla.
Las primeras experiencias muestran que la producción de biomasa fue mayor en centenos puros, seguidos por las mezclas, siendo la vicia pura la de menor rendimiento en biomasa.
Sin embargo, la vicia mostró otras ventajas. Por un lado, generó un aporte de nitrógeno biológico -que pudo verse en las imágenes satelitales (NDVI) en el maíz siguiente y en los análisis de suelo- y generó una cobertura más homogénea, que combinada con su baja relación C/N dejó una mejor cama de siembra para la implantación del maíz posterior.
CS en intersiembra
La intersiembra de crotalaria y brachiaria se realizó en V6 del maíz semilla con una máquina grano fino que tiene un mayor despeje para evitar hacer daño al cultivo implantado.
La crotalaria no logró una buena cobertura del suelo y no compitió con las malezas. A su vez, alcanzó una altura que puede significar una competencia con el maíz semilla. Como punto a favor, tuvo buen desarrollo de raíces y poder de exploración, dando un indicio de que puede ser una buena opción como CS previo, y no en intersiembra.
La brachiaria tuvo una buena cobertura del suelo y competencia con malezas, y no se observó competencia con el maíz semilla.
Solo un primer paso
Desde la Chacra advierten que se trata de las primeras experiencias con CS e intersiembras en la zona y que es clave seguir experimentando.
Por ejemplo, ajustando la logística a la hora de la siembra para aprovechar la acotada ventana de tiempo entre los cultivos de renta (escasos 80 días). Otra opción es adelantar la implantación del CS a través de siembras aéreas sobre el antecesor en pie.
También es clave ajustar la disponibilidad hídrica mediante el riego para garantizar la máxima expresión de los CS.
En cuanto a intersiembras, si bien Brachiaria tuvo un mejor performance, es importante ajustar los herbicidas residuales utilizados para no afectar su implantación.
Fuente: El Tribuno Campo