Rizobacter lanzó el primer laboratorio para evaluar las tecnologías adyuvantes y la calidad de las aplicaciones. Su tecnología para obtener datos permitirá mejorar la práctica desde el punto de vista productivo y ambiental.
Rizobacter inauguró el primer laboratorio en Hispanoamérica que evaluará el impacto de las tecnologías que se utilizan en las aplicaciones agrícolas. El objetivo de la compañía es recabar datos objetivos sobre la performance de fitosanitarios y adyuvantes, tanto de síntesis química cómo biológica, que se aplican para sostener la sanidad de los cultivos. Con esta base, se buscará facilitarle al productor toda la información que necesite para el armado de estrategias más eficientes, que preserven el potencial productivo en el marco de un sistema sustentable, y que se encuadren dentro de las normativas que se están estableciendo para regular la práctica.
El laboratorio, que funcionará en predio cercano a la sede central de la compañía, requirió una inversión aproximada de 550.000 dólares y 3 años de trabajo. Equipos de especialistas de Argentina, Reino Unido, Estados Unidos y Brasil fueron involucrados durante el proceso de desarrollo.
“Las aplicaciones agrícolas constituyen un eslabón de la cadena productiva que está requiriendo un mayor análisis, para responder con la precisión de la agricultura moderna, tanto a las necesidades de los cultivos como a las regulaciones que buscan minimizar el impacto de la práctica sobre el ambiente”, precisó Juan Pablo Timpone, responsable global de la línea de adyuvantes de Rizobacter.
Se estima que un 70 % de la performance de un fitosanitario está condicionada por la calidad de la aplicación. Los adyuvantes son un insumo estratégico para mejorar los niveles de eficacia y certeza de las herramientas de control químico y biológico, la compatibilidad de las recetas y el control de la técnica de pulverización.
Por otro lado, se estima que en Argentina existen más de 5 millones de hectáreas en condiciones de aplicación periurbana o de áreas sensibles. La sociedad y las normas exigen técnicas de aplicación muy precisas en estas condiciones, cada vez más frecuentes.
“Para dar respuesta creamos el Laboratorio para la Evaluación de Adyuvantes y Formulaciones (LEAF), un servicio con alto valor agregado dirigido a productores, ingenieros agrónomos, estudiantes y también investigadores interesados en evaluar el impacto de las tecnologías sobre la calidad de las aplicaciones, mediante la utilización de equipamiento de avanzada. El uso eficiente y certero de las herramientas de control químico y biológico mediante adyuvantes que optimicen su performance es un paso más en el camino de una agricultura racional, una agricultura que forma parte de un sistema y mejora con él, una agricultura regenerativa.”, agregó Timpone.
Analizar, medir y evaluar
En el LEAF se establecerán mecanismos para medir cuali y cuantitativamente el desempeño de los productos y así determinar, de manera objetiva y certera, cuál es la técnica y la tecnología de aplicación fitosanitaria más eficiente para cada planteo, desde el punto de vista ambiental y productivo.
Además, el instrumental disponible permitirá determinar cómo las características del ambiente – como calidad de agua, temperatura y humedad- pueden afectar la eficiencia de las aplicaciones agrícolas. Con estos datos, luego se buscará demostrar la acción de las tecnologías adyuvantes para sobrepasar las adversidades que se presenten durante la práctica.
“De esta manera crearemos evidencia sobre los atributos de las tecnologías disponibles y sobre los cambios en la calidad de aplicación que se pueden lograr, de una forma amena y accesible para el usuario final y los tomadores de decisión”, precisó Timpone.
Mapeo de calidad del agua
Como la calidad del agua es una condición fundamental para garantizar eficiencia en las aplicaciones, el LEAF contará con un “analizador de agua” con una capacidad operativa que multiplica por diez el actual servicio que brinda Rizobacter. Por esta capacidad ampliada, se abre la posibilidad de hacer un mapeo de la calidad de agua de todas las regiones productivas de Argentina, construyendo así una base de información dinámica y georreferenciada, con beneficios múltiples desde el punto de vista productivo y social.
“Todos estos procesos nos permitirán generar datos que contribuirán a mejorar la trazabilidad de la práctica y nos facilitarán el cumplimiento de las normativas que se están estudiando para regular las aplicaciones. El laboratorio posibilitará modelar los diferentes ambientes productivos y establecer con precisión qué tipo de aplicación y tecnología es conveniente utilizar, optimizando resultados, tiempo, recursos y sobre todo evitando las sobredosificaciones que contaminan el ambiente y atentan contra la sustentabilidad del sistema productivo”, remarcó el ingeniero Timpone.
Fuente: Rizobacter