Desde Nuseed destacaron el aporte a los suelos que genera este cultivo que ya tiene plantaciones en distintas regiones del país.
En el Congreso de Aapresid, Sebastián Bravo, gerente de Negocio Carinata de Nuseed, destacó que este cultivo gana superficie en Argentina y en otros países de América del Sur. “Los productores la van conociendo e incorporando a su sistema de rotación y, entonces, el cultivo se fue triplicando año a año y el año pasado sembramos 32 mil hectáreas”, informó el ejecutivo y añadió que “además de lo que tenemos en Argentina y Uruguay, el año que viene vamos a plantar en Brasil, Paraguay y Bolivia”.
En declaraciones a El Tribuno Campo, el especialista explicó que “hay interés en los productores argentinos y sudamericanos porque ven las virtudes de este cultivo para cuidar el campo, alimentar el suelo y tener una agricultura regenerativa” y añadió que “también hay interés por este negocio, porque la demanda está insatisfecha y todavía hay mucho por crecer para alcanzar lo que se necesita de este producto”.
“La carinata tiene un negocio distinto al de los otros cultivos porque no es comestible y se destina a la elaboración de biocombustible para la industria aerocomercial”, recordó y explicó que “el interés de los productores está dado también por el efecto muy positivo que genera en los suelos”.
Luego agregó: “Es una crucífera que tiene raíces pivotantes fuertes y realiza una labranza vertical biológica: imaginá unas 400 zanahorias pequeñas puestas en una hectárea, son todos pequeños agujeros donde la raíz, cuando se descompone, deja materia orgánica que enriquece el suelo”, describió y destacó que “también crea porosidad y mejora la infiltración de agua y la respiración del suelo para que los próximos cultivos puedan explorar lugares donde quizás, por hacer siembras directas, hay limitaciones”.
“Además del beneficio directo al suelo, la carinata aporta una cobertura que ayuda al control de las malezas resistentes, porque al sombrearlas les impide el desarrollo sin necesidad de aplicar productos químicos”, valoró y añadió “otra cosa muy importante es la biomasa aérea, la parte superior de la planta, que aporta hasta 10 toneladas por hectárea para alimentar y enriquecer el suelo, y por eso la incorporamos en nuestro planteo de agricultura regenerativa con suelos vivos durante todo el año y evitando barbechos químicos”.
Finalmente, Bravo informó que “en el país este cultivo ya tiene plantaciones de la Ruta 8 hacia el norte, hasta Formosa, con lotes en el norte de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Tucumán y Salta”.
Por: Gonzalo Teruel, especial para El Tribuno Campo