Desde el Foro de Genética Bovina sostienen que mejorar la rentabilidad a través de la genética está al alcance de todos los productores.
Durante la Exposición Rural de Palermo, se llevó a cabo el 18º Foro Argentino de Genética Bovina, bajo el lema “El valor agregado de la genética”. Con una convocatoria nutrida de técnicos, criadores y referentes del sector, el evento volvió a poner en el centro del debate el rol estratégico de la genética como herramienta para mejorar la producción y adaptarse a los mercados.
El moderador del encuentro fue el médico veterinario Ignacio Berengúa, presidente de la Cámara Argentina de Biotecnología de la Reproductividad e Inseminación Artificial (Cabia), quien remarcó que el Foro nació por la inquietud conjunta de empresas y asociaciones de criadores con el objetivo de “fomentar y revelar el impacto que tiene la genética en la rentabilidad”.
“El productor necesita herramientas concretas. Este Foro busca eso: acercar conocimientos útiles y fomentar la incorporación de genética en la producción diaria”, señaló Berengúa. Además, anunció el lanzamiento del Congreso del Foro, que tendrá lugar en junio de 2026 en la Universidad Católica de Córdoba.
Producto final
Uno de los bloques temáticos se centró en el valor del producto final. El especialista Aníbal Pordomingo disertó sobre el “Potencial e impacto del nuevo sistema de tipificación”, y explicó cómo la medición de carcasa y área de bife puede impulsar una genética orientada a mejorar el rendimiento carnicero.
“Lo importante es trabajar con animales que prometan más carne por animal nacido, sin perder atributos como la terneza o el engrasamiento intramuscular”, explicó. También señaló que el productor ya está incorporando muchos de estos conceptos, y que si bien algunos establecimientos están más cerca que otros del modelo ideal, el camino es claro: buscar genética que se adapte, pero que también prometa resultados concretos.
“Esto no es sólo fertilidad y cantidad de terneros, sino también calidad. Novillos de más de 450 kilos, con buen porte y mayor rendimiento cárnico”, subrayó.
Calidad de carne
El analista ganadero Víctor Tonelli aportó una visión estratégica sobre el impacto comercial de la genética. En su presentación “El valor diferencial de la calidad”, destacó que la genética debe alinearse con los deseos del consumidor global.
“La genética es el puente entre el campo y la góndola. El consumidor tiene que reconocer ese valor en el producto final. Y para eso, todos los eslabones de la cadena deben estar conectados”, sostuvo Tonelli. Además, propuso trabajar en una retroalimentación constante entre la selección genética y la demanda de los mercados.
El concepto de calidad, explicó, no es absoluto. “En China, por ejemplo, se consume carne de vaca de descarte, pero se valora por su rendimiento según su forma de cocción. Por eso, calidad es lo que permite vender mejor lo que se produce”, afirmó. Y llamó a profundizar la articulación entre criadores, frigoríficos, comercializadores y consumidores.
Genética accesible
La presidenta del Foro, Tiziana Prada, remarcó que el mejoramiento genético “está a mano de cualquier productor”. Y explicó que uno de los objetivos principales de esta edición fue “bajar de la cúpula de genética al productor comercial”.
Prada consideró que se trató de “una jornada con mucho entusiasmo, que puso en valor la genética en un momento en que las condiciones de la ganadería son muy buenas”. Aclaró que se buscó mostrar que el uso de toros y vaquillonas con información genética disponible puede generar impactos rápidos y visibles en la rentabilidad de las empresas.
En cuanto a los costos, señaló: “El productor a veces piensa que un toro es carísimo. Pero lo pone a servicio y en la próxima parición ya ve el impacto. Es una inversión con retorno inmediato, y una de las más baratas que puede hacer”.
Raza y biotipo
Tanto Prada como Pordomingo coincidieron en que todas las razas tienen lugar en este modelo. Lo importante es adaptar la genética al sistema productivo, al ambiente y al mercado. “Cada criador elige la raza que mejor se adapta a su planteo”, aseguró Prada.
En tanto, Pordomingo destacó que el biotipo es más relevante que la raza en sí: “Hay cruzamientos como Limousin, Limangus, Shorthorn o Hereford que mejoran rápido el rendimiento, sin alterar el rodeo base”.
Mirada a futuro
El cierre del Foro dejó un mensaje optimista para el sector. Tonelli apuntó que “el mundo está demandando más carne de la que puede producirse. La oportunidad es enorme, y si Argentina quiere jugar en los mercados premium, debe avanzar en calidad, diferenciación y articulación”.
La genética aparece como una herramienta clave en ese camino. Pero el desafío es construir una cadena más integrada, donde cada eslabón sepa lo que necesita el otro. “El verdadero valor agregado de la genética está en su capacidad de conectar con el gusto, las necesidades y las decisiones del consumidor global”, concluyó.