Para disfrutar en casa o en el bar, en copa, porrón o en lata, acompañando tu pizza, picada o lo que más te guste… ¡nada como una cerveza bien fría!
Cuentan que la cerveza nació unos 10.000 años atrás en Oriente Medio y que fue cambiando a lo largo de la historia de la humanidad. Pero recién fue en el siglo pasado cuando se fueron creando los casi infinitos tipos que hoy hay en el mundo.
¿De qué se hace la cerveza?
Aunque sabemos que cerveza no hay una sola, podemos describirla, esencialmente, como una perfecta combinación entre malta cervecera, lúpulo y levaduras.
¿Qué es la malta cervecera? Es el grano de cebada que se humedece para que germine, luego se seca, se tuesta y se muele. A la malta se le agrega agua para hacer el mosto, y al mosto se le agregan las levaduras para que hagan su magia (transformar los azúcares de la malta en alcohol). Un dato de color: si la malta se tuesta más tiempo, la cerveza resulta más oscura, y el tipo de malteado y de levaduras, así como las condiciones de fermentación, influyen en el sabor y el aroma. Además está el lúpulo, una planta cuya flor se usa en la fabricación de la cerveza para darle amargor y estabilidad.
Pero volvamos al principio. Para hacer una buena cerveza se necesita una buena malta y para obtener una buena malta necesitamos una cebada de buena calidad. Y por supuesto todo esto viene del campo, como siempre el campo está en tu vida.
Del campo argentino a los bares del mundo
Argentina está entre los principales productores de cebada del mundo, con un mercado que va creciendo año a año. La mayor parte de esta cebada es de excelente calidad y se usa para hacer cerveza.
El cultivo está en manos de unos 6.000 productores agropecuarios y se concentra en la provincia de Buenos Aires, aunque La Pampa, Córdoba y Santa Fe también aportan lo suyo.
La cebada es un cultivo de invierno, se siembra entre junio y agosto y se cosecha entre noviembre y diciembre, dependiendo de la zona y de la variedad.
La calidad caracteriza a la cebada cervecera argentina, y es el resultado del continuo trabajo de investigación y desarrollo, que realizan entidades públicas y privadas para mejorar las variedades, el manejo del cultivo y la calidad del grano.
Pero dijimos que el lúpulo también es esencial para una buena cerveza. En nuestro país existen 160 hectáreas cultivadas de lúpulo, que se concentran en la Comarca Andina -El Bolsón, El Hoyo, y alrededores (Rio Negro y Chubut).
En el interior de las flores de lúpulo se encuentran las glándulas de lupulina, que contienen distintos componentes. Entre ellos los ácidos aportan el amargor durante la elaboración de la cerveza. Entre un 5 y un 20 por ciento del peso del lúpulo corresponde a estos ácidos.
Para todos los gustos
Hay cervezas rubias, rojas, negras, ligeras, con mucho cuerpo, dulces o súper amargas. Tantas variedades como paladares. Podés elegir la que mejor vaya con vos.
Eso sí, todos coinciden que la cerveza tiene que estar bien fría.
Ahora ya sabés que, cuando te tomás esa cervecita fresca, ahí también está #ElCampoEnTuVida ¡Salud!
Fuente: www.elcampoentuvida.com.ar