La Mesa de Carnes calcula 114 mil nuevos puestos de trabajo, más de 1 millón de toneladas extra de carne y más de US$ 4 mil millones más por exportación.
La Mesa de Carnes presentó en el Congreso de la Nación una propuesta sin precedentes: “Lineamientos Estratégicos para la Cadena Bovina”, que busca generar una visión común para el desarrollo y crecimiento de la cadena en argentina, con el objetivo de alinear acciones que permitan potenciar y modernizar la cadena, con impactos positivos para Argentina y los argentinos. “Una actividad federal que produce trabajo y riquezas y aún tiene mucho potencial”, aseguran los impulsores de la iniciativa.
Desde la Mesa de Carnes, una organización conformada por una gran parte de las instituciones relacionadas a la producción de carnes de vaca, cerdo y pollos, se realizó un detallado informe con propuestas y estrategias para potenciar la actividad.
El documento se estructura en torno a cinco áreas focales: macroeconomía, cadena bovina, producción, mercados (nacionales e internacionales) y aspectos relacionados con el medio ambiente, la inocuidad de los alimentos y el bienestar animal. Para cada una de estas áreas, se presentan los Ejes Estratégicos y se proponen políticas públicas, acciones e iniciativas conjuntas que deben llevarse a cabo.
El documento destaca que las políticas públicas, acciones privadas e iniciativas conjuntas no son responsabilidad exclusiva de los actores e instituciones de la cadena bovina, sino que también involucran a instituciones públicas como INTA, Senasa, Cancillería y diversos ministerios.
El trabajo propone lineamientos con metas para 2032 que incluyen la generación de más 114 mil puestos de trabajo, un aumento de la producción de más de 1 millón de toneladas, ingreso por exportación por encima de los 4.000 millones de dólares y un aumento en la actividad económica de más de 5.000 millones de dólares.
“A eso hay que sumarle más de 200 mil fletes para trasladar esa producción y más de 2 millones de toneladas adicionales de maíz para consumo animal. Es un derrame en todo el sector y sus alrededores”, afirma la Mesa de Carnes.
Diagnóstico
Para la elaboración del documento se realizó un diagnóstico de la cadena a nivel nacional y se trabajó en conjunto con los diferentes actores de la misma, para generar una visión integral de todas las etapas de la cadena, tanto desde la esfera privada como pública, sobre el sector bovino y su potencial. Este trabajo conjunto se realizó por medio de entrevistas individuales, intercambios y siguiendo pasos metodológicos de una lógica participativa.
La cadena bovina argentina contó en 2022 con 54,2 millones de cabezas, distribuidas en 288.305 unidades productivas. El stock se encuentra localizado, principalmente, en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Corrientes y Entre Ríos.
En cuanto al eslabón industrial se registraron 378 establecimientos de faena y 4.079 usuarios de faena en 2022. Provincias como Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe concentran la mayor cantidad de establecimientos.
Para el año 2022, los principales datos productivos de la cadena fueron:
• Rodeo: 54,2 millones de cabezas.
• Productividad del stock: 57,7 kilos de carne por cabeza.
• Relación ternero-vaca (destete): 65,8%.
• Producción: 3,1 millones de toneladas res con hueso, con una faena de 13,4 millones de cabezas. Con un peso de faena de 232 kilos por res.
• Consumo interno: 2,2 millones de toneladas destinadas al mercado interno. Se alcanzó un consumo por habitante de 48,4 kilos.
• Mercado externo: el complejo bovino exportó por USD 4.242 millones entre todos los productos, en base a Indec, con China como principal destino. En base a Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, se exportaron 892.599 toneladas equivalente res con hueso por US$ 3.437 millones.
Del análisis de la cadena y el proceso participativo en el que participaron 80 referentes, se obtuvieron los insumos para elaborar la misión y visión de la cadena, así como hacer un análisis FODA y plantear los principales Ejes Estratégicos y las políticas públicas, acciones e iniciativas conjuntas.
Impactos
“Se generará más empleo, actividad económica y divisas”, afirman. Para 2032 se generarían un total de 114.623 nuevos puestos de trabajo, alcanzando así la cadena los 546.068 puestos de trabajo, entre sus diferentes eslabones: primario, industrial, comercial, de transporte y logística. Esa cantidad de nuevos puestos es el equivalente a emplear tres veces y media la totalidad de la población de Arrecifes en Buenos Aires o cuatro veces y media la población de Río Segundo en Córdoba, o una vez y media la población de General Pico, La Pampa.
Con una mayor producción, tanto para mercado interno como externo, crece la actividad económica. El aporte total en actividad económica de carne de bovina podría crecer US$ 5.505 millones hacia 2032. Esto significa que la facturación podría crecer hasta los US$ 26.444 millones, un aumento del 26 % respecto al año de base.
El complejo bovino generaría a 2032 un total de exportaciones por US$ 8.582 millones, entre todos sus productos. El incremento con respecto al año base es del 102 %, es decir, el equivalente a duplicar lo que exporta Argentina en la actualidad.
Metas
Desde la Mesa de Carnes expresan que se pretende alcanzar una producción de 4,2 millones de toneladas a 2032, un 35 % más que 2022, el año base. Se persigue lograr un mayor peso de faena y niveles de destete, principalmente, acompañado de un crecimiento de stock y una mejora en la productividad del stock, es decir los kilos de carne que se producen por cada cabeza.
En cuanto al destete, el trabajo fija una meta de 75 %, frente al 65,8 % del año base. También se busca que el peso de faena llegue a los 275 kilos res, lo que implica 43 kilos adicionales.
Esta producción de 4,2 millones de toneladas se destinará un 43 % a la exportación y 57 % al mercado interno. “Es importante hacer énfasis en esto, para derribar el mito de que el abastecimiento interno y las exportaciones compiten entre sí, hay capacidad productiva para abastecer ambos mercados”, aclaran desde la Mesa.
Las metas para alcanzar para el año tienen como motor la mejora en la eficiencia productiva y al mercado externo, con conquista de mercados y un desarrollo equilibrado de todos los eslabones. En base a ello se plantean las siguientes metas:
• Stock: 63,7 millones de cabezas, crecimiento de 23,3 % en diez años.
• Relación ternero/vaca: 75 %, con un crecimiento de 9 p.p.
• Productividad del stock: 63 kg, con un crecimiento en diez años de 5,5 kilos.
• Peso de faena: 275 kilos, 43 kg más que en 2022.
• Cabezas faenadas: 15,3 millones, 14 % crecimiento diez años.
• Producción: 4,2 millón de toneladas, 35 % de crecimiento en diez años.
• Exportación: 1,8 millones de toneladas, 103 % de crecimiento en diez años.
• Consumo aparente: 2,4 millones de toneladas. Con un consumo per cápita estable en 48 kilos.
Estas metas generarían impactos positivos en la economía y sociedad argentina, entre ellos se destacan:
• Actividad económica: US$ 5.505 de mayor aporte a la actividad económica (2032-2022), alcanzando a 2032 los US$ 26.444 millones.
• Generación de divisas: US$ 4.340 millones adicional en aporte de divisas del complejo bovino, alcanzando a 2032 los US$ 8.582 millones por exportación del complejo.
• Empleo: 114.623 nuevos puestos de trabajo, generando un total de 546.068 puestos para 2032, considerando el eslabón primario, industrial, comercial y de transporte.
Para la Mesa de Carnes, la cadena bovina argentina posee un potencial extraordinario debido a su destacada tradición ganadera, su sólida base productiva, el compromiso de los miles de personas y empresas que conforman su cadena y el reconocimiento de la calidad de sus productos a nivel nacional e internacional. “El país se encuentra en una posición privilegiada para liderar la producción y exportación de carne bovina de alta calidad a nivel mundial, con buenos indicadores ambientales y de bienestar animal. Generando en el proceso empleo, actividad económica y divisas con un fuerte arraigo federal. Estos Lineamientos buscan aportar a la construcción de un norte común para que los actores de la cadena puedan trabajar juntos por un futuro más prometedor para todos los argentinos”, dicen.
Y agregan: “Como actores de la cadena, convencidos del potencial y aporte que puede hacer la carne argentina al país, es que debemos comprometernos en impulsar estos Lineamientos en los ámbitos ejecutivos, legislativos, opinión pública y foros internacionales”.
Lineamientos
El proceso participativo permitió establecer 4 áreas focales: cadena, producción, mercados y bienestar animal, ambiente e inocuidad, cada uno con diferentes ejes estratégicos. Se desarrollaron 60 políticas y acciones, configuradas en un plan de implementación, que para 2032 permitirán alcanzar las metas planteadas por la cadena bovina y generarán impactos en la economía y sociedad argentina.
Se plantea como necesario partir de un marco macroeconómico ordenado, para que los ejes estratégicos y las políticas que de ellos derivan tengan impactos reales y duraderos. Lograr cero retenciones, cero restricciones, un dólar y reglas claras.
El área cadena se focaliza en lograr integración, transparencia e intercambio de información, trabajar en la comunicación interna, entre los diferentes eslabones, y externa, para con la sociedad y resolver cuestiones impositivas, de informalidad y financiamiento.
En producción, el foco está puesto en los ejes que mejoran el esquema productivo, equilibran el desarrollo del sector y fomentan su crecimiento, como la genética, los indicadores de eficiencia productiva, el estándar sanitario nacional y cuestiones vinculadas a la trazabilidad, entre otros.
El área mercados involucra tanto el potenciar los mercados ganaderos nacionales, mejorar el esquema de comercialización minorista y trabajar en la apertura y sobre las intervenciones existentes en el mercado externo, como las prohibiciones a exportar cortes, los derechos de exportación o las Declaraciones Juradas de exportación de carne.
La última área está focalizada en las implicancias y tendencias a nivel nacional e internacional, logrando un esquema productivo en favor de Una Sola Salud, con cuidado del ambiente, el bienestar animal y la inocuidad de los alimentos.
Surgimiento
Para la elaboración de los Lineamientos Estratégicos se realizó un proceso participativo con productores ganaderos (cría, recría, invernada y engorde a corral), productores de genética, consignatarios, frigoríficos dedicados al comercio en el mercado interno y externo, matarifes, grupos de productores exportadores, especialistas, empresas de insumos y sector público. La visión federal de este trabajo proviene de la diversidad de provincias en las cuales trabajan y producen los participantes. Contribuyeron más de 80 personas con información, datos, opiniones y visiones.
Este informe busca generar una visión común para el desarrollo y crecimiento de la cadena en Argentina, para alinear acciones que permitan potenciar y modernizar la cadena, con impactos positivos para cada uno de los argentinos.
“La cadena bovina argentina posee un potencial extraordinario debido a su destacada tradición ganadera, su sólida base productiva, el compromiso de los miles de personas y empresas que conforman su cadena y el reconocimiento de la calidad de sus productos a nivel nacional e internacional. El país se encuentra en una posición privilegiada para liderar la producción y exportación de carne bovina de alta calidad a nivel mundial, con buenos indicadores ambientales y de bienestar animal. Generando en el proceso empleo, actividad económica y divisas con un fuerte arraigo federal. Estos Lineamientos buscan aportar a la construcción de un norte común para que los actores de la cadena puedan trabajar juntos por un futuro más prometedor para todos los argentinos”, concluye la Mesa de Carnes.
¿Quién es la cadena?
La cadena bovina argentina se compone de múltiples actores en sus eslabones productivos, desde las cabañas de genética, los productores de cría, recría e invernada, los feedlot (engorde a corral). El eslabón industrial está conformado por un gran número de mataderos, frigoríficos y usuarios de faena. Además, la conforman los proveedores de servicios, como veterinarios y actores intermediarios en la comercialización como consignatarios y mercados ganaderos. El último eslabón es el comercial, integrado por el mercado interno (matarifes, carnicerías, supermercados) y mercado externo (frigoríficos, grupos de productores exportadores).
Los actores de la cadena son una numerosa red de actores, un ecosistema de empresas que interactúan entre sí, pudiendo estar en alguna medida integradas. Su entramado es complejo, no solo por la cantidad de actores dentro de la red sino por la diversidad de tamaños, estratos y la distribución territorial.
Misión y visión
La misión de “Lineamientos Estratégicos para la Cadena Bovina” es producir animales y carnes para el consumidor argentino y global, aportando una fuente proteica segura, saludable e inocua. Generando valor agregado, empleo genuino y divisas, siendo un motor económico con visión federal. Comprometidos con prácticas sostenibles, respeto ambiental y bienestar animal.
En tanto que la visión es que para el año 2032 sea una cadena de ganado y carnes sólida, integrada y en constante desarrollo. Que produzca eficientemente alimentos de calidad que formen parte de la dieta de los argentinos y tengan una presencia internacional creciente y reconocida. Adoptando tecnologías innovadoras y prácticas sostenibles, cuidando el bienestar animal.
Análisis F.O.D.A.
La matriz de Fortalezas, Oportunidad, Debilidad y Amenazas (F.O.D.A.) y su respectivo análisis, orienta sobre los aspectos internos de la cadena bovina que potencian y limitan el desarrollo (fortalezas y debilidades), como así también las variables externas que condicionan el crecimiento de la cadena, actuando tanto de manera positiva como limitantes (oportunidades y amenazas).
Estas cuatro fuerzas interactúan entre sí y son base para establecer luego los Ejes Estratégicos sobre los cuáles accionar por medio de políticas públicas e iniciativas privadas, para optimizar el funcionamiento y crecimiento mediante los aspectos positivos y sortear o reconvertir, los que impactan negativamente.
Fortalezas
De los recursos:
✓ Abundancia de insumos alimenticios (maíz y soja).
✓ Disponibilidad de genética de calidad.
De la producción:
✓ Adopción rápida a las tecnologías.
✓ Status sanitario (sanidad animal).
✓ Mantenimiento de niveles productivos en zonas marginales para la ganadería.
✓ Atomización. Gran conjunto de actores que hacen más competitivo el mercado.
✓ Conocimiento. Know-how (productores).
✓ Conocimiento técnico (INTA).
✓ Sector exportador con buena inversión y condiciones sanitarias.
Del mercado:
✓ Existencia de mercados y precios de referencia.
✓ Mercado interno: fuerte.
✓ Mercado externo: promoción de la carne argentina. Marca país.
Oportunidades
De los recursos:
✓ Bondades naturales para la producción primaria: agua, clima y suelo.
Internas/nacionales:
✓ Buena calidad y asesoramiento profesional para mejorar la productividad.
✓ Crecimiento de la producción de pollo y cerdo, complementa abastecimiento al consumo interno.
Externas/internacionales:
✓ Mercado aún por explorar/capturar.
✓ Aumento demanda por grandes poblaciones con aumento de ingresos (Asia, África).
Debilidades
De la cadena:
✓ Atomización y heterogeneidad: rivalidad entre eslabones, falta de comunicación, interrelación.
✓ No hay un objetivo común entre los eslabones.
✓ Informalidad.
✓ Trazabilidad: costo y continuidad en la cadena.
✓ Costos administrativos.
Del eslabón primario:
✓ Falta de interés asociativo y de integración.
✓ Alto requerimiento de capital e inversión inicial.
✓ Alto requerimiento de tierra que compite con la agricultura.
✓ Actividad no atractiva para inversores financieros por la permanente intervención de los mercados.
De la industria:
✓ Capacidad de frío/congelado.
✓ Estándar sanitario. Control que no recae sobre un único organismo (Senasa).
✓ Parte de la industria: condiciones sanitarias, inocuidad.
✓ Tipificación. No orienta hacia calidad.
De la exportación:
✓ Cantidad de mercados internacionales abiertos.
✓ Productos exportados en base a volumen, no orientados a identificar la calidad/trazabilidad.
Amenazas
De la esfera pública/nacional:
✓ Inestabilidad macroeconómica.
✓ Pérdida del poder adquisitivo de la población.
✓ Financiamiento.
✓ Impuestos.
✓ Cambios en la mirada hacia la producción, que implican consideraciones ambientales.
✓ Mirada social negativa sobre producción bovina.
✓ Concentración de mercados internacionales (China).
De la esfera internacional y mercado:
✓ Enfermedades que pueden surgir desde el mercado externo.
✓ Precios de los principales compradores.
✓ Proteínas alternativas.
✓ Distancia de nuevos mercados (Asia).
Tendencias y supuestos claves
Las nuevas tendencias mundiales impactan en mayor o menor medida en los diferentes aspectos que hacen a la cadena bovina en Argentina. Tener presente cómo será en un futuro el mundo en relación a los consumos de carne vacuna, los sistemas de producción, las nuevas exigencias y las demandas, son necesarios para definir el camino de la cadena bovina a nivel nacional.
Las tendencias en consumo tienen impacto en las características de lo que el mundo demandará a futuro. Principalmente los esquemas de producción se verán afectados con nuevas exigencias que apuntan a trazabilidad y certificación, para conocer qué se produce y cómo se produce y con ello, impactará directamente en el comercio. En menor medida, se verán afectadas las características de la demanda del consumidor argentino, que tiene un fuerte arraigo cultural en el consumo de carne vacuna e impacto de la macroeconomía y su poder adquisitivo para con ello. En base a FAO-OECD (2022), “los factores que determinan el consumo de carne son complejos e incluyen los ingresos, los precios, la demografía, la urbanización, las tradiciones y las creencias religiosas, así como las preocupaciones por el medio ambiente, la ética y bienestar animal, y la salud”.
En base a FAO-OECD, el consumidor a nivel mundial tiene una mayor preocupación por su alimentación, con impactos en la diversificación de las fuentes de proteína. Sin embargo, esto se da principalmente en países de alto poder adquisitivo, donde actualmente podría considerarse que el consumo per cápita de proteínas es alto. En estos países se presenta un punto de inflexión, donde se limita el consumo de carnes rojas, cambiando los hábitos de consumo, con preferencia hacia las carnes blancas o de corral (aviar y cerdo). Consideran que este tipo de carnes son de más fácil preparación y se perciben como mejor opción alimentaria.
A la vez, los países de altos ingresos, como el mercado europeo, tienen una saturación de su mercado de carne, con menor respuesta de aumentos del consumo por aumentos en el nivel de ingreso; y mayor preocupación ética, ambiental, de la salud y bienestar animal. Argentina, en la búsqueda de mercados que paguen calidad del producto, deberá atender a estas nuevas demandas mundiales, principalmente porque la carne roja no desaparecerá de las dietas y el consumo de países desarrollados, pero demandará nuevas exigencias.
En el marco de las preocupaciones por la salud y el bienestar animal, surgen con fuerza proteínas alternativas como las plant based y cultivo celular en laboratorios. A medida que crecen el veganismo, vegetarianismo y el flexitarianismo, estas opciones presentan cierta amenaza para la carne bovina. Aunque la carne bovina mantendrá como atributo lo natural de su producción, en contraposición con productos más procesados como las alternativas plant based y más artificiales o de laboratorio como el cultivo celular. El desafío también se relaciona con jugadores de peso a nivel internacional que promueven el desarrollo y adopción de estas proteínas alternativas.
Por otra parte, los países de bajos ingresos, tienen una mayor respuesta del aumento del consumo y la diversificación de la dieta, ante aumentos del ingreso. En estos países, principalmente en Asia, el Pacífico y también Medio Oriente y Norte de África (MENA), se estima que el consumo de carne vacuna irá en aumento, aunque partiendo de una base baja.
En resumen, el consumo de carne se verá debilitada a futuro en países de mayores ingresos, con mayor preocupación sobre el ambiente en los jóvenes europeos, con reducción en el consumo de carnes rojas y aumento en carnes blancas y proteínas alternativas; pero se verá incrementado en países de ingresos medios-bajos, por mejoras en el poder adquisitivo y una diversificación de la dieta.
En los esquemas productivos también se observan nuevas tendencias, que se retroalimentan por los cambios en el consumo. Ante las preocupaciones ambientales se observan nuevas exigencias que comienzan a surgir, como la trazabilidad del producto y la certificación de los procesos de producción. Ejemplo de ello, son las nuevas exigencias de la UE para la importación de carne vacuna, que provenga de zonas no deforestadas en los últimos tres años.
La trazabilidad y las certificaciones son dos aspectos clave para el sector de la carne vacuna en el mundo, ya que influyen en la calidad, la seguridad y la competitividad del producto. Ambos aspectos son cada vez más demandados por los consumidores y los mercados internacionales, que buscan garantizar la inocuidad, la trazabilidad y la diferenciación de la carne vacuna.
Las tendencias actuales en materia de trazabilidad y certificaciones apuntan a mejorar los sistemas existentes y a incorporar nuevas tecnologías que faciliten el seguimiento y la verificación de la información. Algunas de estas tecnologías son los chips RFID, la biometría animal, el Blockchain y la inteligencia artificial. Estas herramientas permiten generar datos más precisos, confiables y accesibles sobre el origen, el manejo, el transporte, el procesamiento y el destino de la carne vacuna. Así, se puede mejorar la eficiencia, la transparencia y la confianza en toda la cadena cárnica.
Hay una tendencia mundial en la que los países en vía de desarrollo, productores de carne en general y vacuna en particular, irán incorporando en sus esquemas productivos mejoras en tecnología, en reproducción y el manejo de los animales. Esto busca mejorar el Bienestar Animal con una reducción del impacto en el ambiente.
En producción, las miradas están puestas en favor del cuidado del ambiente. En países de la Unión Europea, habrá menor producción ante la preocupación de los costos ambientales y una competencia de países como Brasil y Estados Unidos, que tienen capacidad de exportación. Las preocupaciones principales van entorno a la reducción de la huella de carbono, foco en la neutralidad o balance de carbono, la creación y comercialización de bonos de carbono, sistemas integrados de producción que reducen la huella de carbono, como el de Brasil1, y la aplicación de impuestos ambientales. Esto último, sin embargo, debe tomarse con ciertos reparos, dado que los impuestos sobre el carbono pueden afectar negativamente la seguridad alimentaria, y terminarán necesitando el acompañamiento de otras políticas públicas (OCDE-FAO, 2022).
El comercio será impactado por los efectos de cambios en el consumo y en la producción. La oferta seguirá concentrada en pocos países y la demanda aumentará principalmente en países de Asia, el Pacífico y MENA.
En el mercado interno, Argentina viene experimentando cambios en el consumo de carnes, relacionado no solo con la pérdida del poder adquisitivo del argentino promedio, sino cambios en los hábitos de consumo y mayor oferta disponible de pollo y cerdo. En este marco, se avizora que el consumo nacional de carnes (aviar, vacuna y porcina) ha alcanzado sus valores máximos que rondan en promedio los 111 kilos por habitante, pero que hacia adentro la composición ha cambiado, con mayor participación de la carne aviar y porcina, en detrimento de la carne vacuna. A futuro, el consumo de carne vacuna se mantendrá estable, pensando y enmarcando a esta carne como parte de una dieta equilibrada en conjunto con las demás carnes. Donde también hay espacio para el crecimiento del consumo de pescados y mariscos y carne ovina.
Lineamientos-Estrategicos-Cadena-Bovina.-Version-Final