Caprove afirma que, con un 10 % de mejora en el promedio de destetes, Argentina podría aumentar la producción de terneros y carne.
Frente a la situación en torno al precio de la carne y al cierre de las exportaciones, la Cámara Argentina de la Industria de Productos Veterinarios, Caprove, advirtió que es necesario aumentar genuinamente la producción. “Los avances en genética, nutrición y manejo no lograron que la actividad supere el histórico 61 % de destete que limita y tensiona el abastecimiento del mercado local y los externos”, dijo el vicepresidente de Caprove, Juan Carlos Aba, al plantear el escenario actual de la ganadería argentina.
En este orden, agregó que “el país se encuentra hoy en un punto de quiebre: la producción ganadera local no alcanza para cubrir la demanda externa creciente, y la demanda interna comienza a verse resentida por la falta de oferta y el aumento de los precios”.
Frente a esto, Aba propuso “hablar menos de aumentar la productividad como sinónimo de incrementar el stock ganadero. Es necesario cambiar este paradigma y pensar a la productividad ganadera como la cantidad de kilos producidos por hectárea de manera independiente al stock del establecimiento”.
El análisis de Caprove fue presentado recientemente por el doctor Juan Carlos Aba en el segundo número de la revista del Ministerio de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires, “El desafío de la Ganadería bonaerense”, donde se exponen artículos científicos y técnicos para aportar al conocimiento y el debate sobre la producción en la provincia.
Algunos números
Según Caprove, se producen en Argentina alrededor de 14.000.000 de terneros, y se estima que faltan 2.300.000 más para abastecer el mercado interno y el externo.
“Esos 14.000.000 de terneros producidos corresponden al 61 % de destete de las 23.000.000 de vacas existentes. Entonces, si queremos obtener los 2.000.000 de terneros extras sin cambiar las condiciones actuales, deberíamos aumentar el stock en alrededor de 3.000.000 de vacas. Esto es algo imposible en un país donde la ganadería perdió más de 15.000.000 de sus mejores hectáreas a manos de la agricultura”, dijo Aba.
Por lo tanto, la opción posible es aumentar la eficiencia del stock actual. ¿Cómo?: incrementando el índice de destete, ya que pasando del 61 % al 71 % se generaría un 10 % extra en productividad y se lograrían los 2.300.000 terneros que faltan, señalan desde la Cámara.
Sanidad motor de producción
Caprove rememoró que, históricamente, se consideró que la nutrición, la genética y el manejo como los pilares estratégicos de la producción ganadera. Y en los últimos años se mejoró sustancialmente en los tres rubros. Aun así, los índices productivos se mantienen en su nivel histórico de 61 % de destete, alrededor de 23 % como índice de extracción y 56 kilos de carne con hueso por animal.
“Pero todas estas mejoras representan un aumento de la eficiencia siempre que se pongan en práctica sobre animales sanos”, alertó Aba, y propuso implementar una correcta sanidad sobre los rodeos: “De esa manera, la inversión en nutrición, genética y manejo redundará en una ganadería eficiente y rentable”.
Todos los años se preñan en Argentina solo 76 de cada 100 vacas, graficó Caprove, de las 24 que quedaron vacías, 7 no se preñan por problemas sanitarios (por IBR, DVB, tricomoniasis, vibriosis, y otras patologías de la reproducción). Esas 76 vacas preñadas inician una gestación de la cual nacen sólo 70 terneros, y aquí nuevamente entra en juego el rol de la sanidad: 5 de los 6 restantes no nacen por inconvenientes ligados a Brucelosis, IBR, DVB, Leptospirosis y otras patologías.
Además, de los 70 terneros que comienzan su crianza al pie de la madre, 9 mueren por diarrea o neumonía, llegando al destete sólo 61 terneros. Es el número que rige desde hace años en la ganadería argentina: el 61 % de destete, un porcentaje bajo para ser una actividad rentable.
Quizás lo más importante de este análisis –subrayó Aba- es que 20 % de los terneros que se perdieron, no nacieron por problemas 100 % sanitarios.
“Si a esta situación –agregó- se le suman las generadas por parasitosis no tratadas o tratadas de manera incorrecta, las pérdidas producidas por las enfermedades metabólicas, como son las carencias vitamínico-minerales de las zonas de cría, más las enfermedades perinatales y las víricas y bacterianas, las pérdidas ascienden a $ 60.000 millones por un deficiente plan sanitario”.
En este período de marzo a octubre, Argentina tendrá en recría 14.000.000 de terneros que pondrán en juego muchos de los potenciales kilos a lograr durante su engorde en función del grado de las parasitosis que los afecten. Caprove afirma que un ternero libre de parásitos ganará 30 kilos más que uno parasitado de manera subclínica.
Inversión en prevención
Para desparasitar correctamente a un rodeo se necesitan 220.000.000 de dosis de antiparasitarios, tomando como base la dosis para 200 kilos de peso vivo. Por otra parte, un uso correcto de drogas antiparasitarias -para evitar la resistencia antiparasitaria- indica que 33 % deben corresponder a Ivermectina, 33 % a Bencimidazoles y 33 % a Levamisol.
Los datos reales del uso de antiparasitarios en bovinos, tomados de una encuesta realizada por Caprove en 2020, marca que se comercializa solo 50 % de las dosis necesarias; de esas, 80 % corresponden a Ivermectina, 15 % a Bencimidazoles y solo 5 % a Levamisol.
Es decir que en Argentina el uso de las herramientas sanitarias se corresponde con el 50 % de las que se deberían usar (Estados Unidos y Australia utilizan alrededor del 80 %).
Esto prueba que de nada sirve aumentar el stock ganadero si no se aumenta la productividad.
Tal como muestran las estadísticas de la Cámara Argentina de la Industria de Productos Veterinarios en 2020, los ganaderos invirtieron en Argentina un promedio anual de $ 250 por animal en productos veterinarios, excluyendo la vacunación antiaftosa.
De ese total, solo $187,5 correspondieron a fármacos y biológicos que se usaron de manera preventiva. Pero implementar un correcto plan sanitario productivo en rodeos de cría requiere una inversión de $ 347 por animal.
Los antiparasitarios se usan en 50 % de lo necesario; al igual que las vacunas, donde en algunos casos como en las reproductivas, la adopción sólo alcanza el 35 %. La de carbunclo es una vacuna fundamental para la ganadería argentina, pero se aplican alrededor de 25.000.000 de dosis anuales para una población a vacunar de más de 42.000.000 de animales, con la obligatoriedad de uso en Buenos Aires y Santa Fe.
Otro ejemplo, en una enfermedad como la queratoconjuntivitis, solo se protege el 25 % de los animales que se debería.
Planes Sanitarios Productivos
La realización de un correcto Plan Sanitario Productivo, según la Caprove, requiere una inversión extra en medicamentos de $ 159,50 por animal y por año.
Esta inversión extra, que a nivel país sería de $ 8.500 millones permitiría evitar pérdidas por valor de $ 80.000 millones; lo que implica una rentabilidad de $ 9,40 por cada peso de inversión extra que se realice.
¿Es necesario aumentar el stock?
“Definitivamente la respuesta es no. Lo necesario es mejorar los índices, haciendo más eficiente el stock actual, inclusive disminuir el número de madres improductivas, implementando programas que contemplen a la producción como un proceso multifactorial, con acciones que no sean aisladas, sino que se realicen de manera estratégica y con sustento técnico”, aseveran desde Caprove.
Y agregan que con baja inversión se logran altísimas tasas de retorno a través de gastar más en sanidad para lograr una ganadería competitiva a nivel mundial, disminuir la generación de gases de efecto invernadero, abastecer al mercado externo -con el correspondiente ingreso de divisas- con la misma atención al mercado interno, donde la carne vacuna es un artículo fundamental en su canasta de alimentos.
Fuente: El Tribuno Campo