En el primer semestre se vendieron 8.508 máquinas por $ 1,3 billones a precios de junio de 2025. El volumen subió 27 % interanual.
El mercado de maquinaria agrícola en Argentina mostró una recuperación en unidades durante la primera mitad del año, aunque con facturación real contenida por la baja de precios y un contexto financiero cambiante, de acuerdo con el informe “Ventas de maquinaria agrícola en el primer semestre del año”, elaborado por la Bolsa de Comercio de Rosario.
Según el documento, la cantidad total llegó a 8.508 equipos y la facturación a $ 1,3 billones medidos a precios constantes de junio de 2025, para depurar el efecto inflacionario. Aun con el rebote del 27 % interanual en volumen, el nivel continúa 4 % por debajo del promedio del último lustro y constituye el segundo registro más bajo desde 2020. La estructura del sector combina multinacionales más presentes en tractores, cosechadoras y picadoras con un entramado nacional fuerte en sembradoras e implementos, con epicentro productivo en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires.
Nacional vs. Importado
La mayor parte de las unidades comercializadas corresponde a producción nacional, con cerca de 16 % de producto importado. Sin embargo, la lectura requiere cautela: en autopropulsadas se computan como “nacionales” equipos ensamblados localmente con bajo nivel de integración, y en sembradoras rige el secreto estadístico que impide discriminar el origen; en algunos trimestres de cosechadoras y tractores (2022–2024) aparece la misma limitación. Aun así, la proporción de importadas aumentó 11 puntos porcentuales frente a un año atrás y alcanzó el nivel más alto en cinco años.
La Cámara de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma) trabaja en el desarrollo de la marca sectorial Agrinova para certificar a las empresas que cumplen con los criterios establecidos para la maquinaria agrícola nacional, fortaleciendo así la identidad del sector. Esta herramienta permitirá, además, un mejor seguimiento de la participación de la producción nacional en las ventas y de su impacto económico en las regiones donde se desarrolla la actividad. En la visión de la entidad, para ser considerados de fabricación nacional, los productos deben respetar un Contenido Máximo Importado (CMI): 40% en implementos, instalaciones y maquinaria de arrastre; 45% en autopropulsadas; y 50% en equipos de agricultura de precisión. De esta forma la entidad promueve que la mayor parte del valor provenga de piezas, mano de obra y procesos locales, acompañado por requisitos de servicio postventa, garantía documentada y presencia digital activa para garantizar respaldo al cliente.
Metodología y ciclo
El cálculo de facturación real ajusta los montos corrientes con el IPC hasta junio de 2025. Así, mientras el volumen se recupera, la facturación real no despega al mismo ritmo por la baja de precios reales en la mayoría de los rubros. La mejora también se explica por una base de comparación muy deprimida en 2024 y por el empuje de una campaña 2023/24 de recuperación productiva, con una 2024/25 muy próxima a cerrar en 136,7 millones de toneladas (Mt), la segunda más alta de la serie.
Aun así, el ritmo de compras no es lineal: en agosto, los registros cayeron casi 8 % mensual y quedaron 45 % por debajo del mismo mes del año anterior, signo de decisiones demoradas ante la volatilidad.
Además, el stock de préstamos al agro se ubicó en niveles elevados a mitad de año -con mayor peso de créditos en dólares-, y la variabilidad de tasas puede condicionar los planes de inversión.
Qué se vendió
El mix por rubro dejó a los implementos con el 45 % de las unidades, tractores con 38 %, sembradoras con 10 % y cosechadoras con 7 %. En términos de valor, los tractores lideraron la facturación por su ticket unitario.
Implementos: se comercializaron 3.826 implementos, 5 % por debajo del promedio de cinco años. Dentro del rubro, hubo 378 pulverizadoras (autopropulsadas y de arrastre), 1.229 equipos de acarreo y almacenaje de granos y 2.219 otros implementos. La facturación del segmento alcanzó $ 370.600 millones en el semestre. Este rubro fue el único que no registró baja de precios reales frente al año anterior.
Tractores: las ventas sumaron 3.274 unidades (+13 % interanual; –5 % vs. promedio quinquenal). La facturación totalizó $ 425.300 millones, con baja real de 2 % interanual y –8 % frente al promedio. La caída del precio real (–14 % interanual y –4 % contra el quinquenio) explica que la facturación no haya acompañado el alza en unidades.
Sembradoras: se vendieron 850 máquinas (–14 % vs. promedio de cinco años). Los precios reales retrocedieron 12 % interanual y 2 % contra el promedio. Aun así, la facturación del segmento subió 11 % real interanual, aunque quedó –15 % frente al quinquenio ($ 187.200 millones), un comportamiento típico de un mercado con descuentos reales y algunos equipos de mayor valor que sostienen ingresos.
Cosechadoras: se colocaron 558 unidades, +24 % por encima del promedio reciente en cantidad; en valor, el segmento quedó 2 % por detrás del promedio. Es un rubro de alto ticket y alta sensibilidad a crédito, márgenes esperados y clima.
El podio por segmento
En el semestre se patentaron 3.368 máquinas. En cosechadoras (427) lideró John Deere (45 %), seguida por Case (22 %), New Holland (19 %), Massey Ferguson (4 %) y Claas (4 %).
En tractores (2.620), encabezó John Deere (44 %), con New Holland (18 %), Case (14 %), Pauny (13 %) y Massey Ferguson (6 %).
En pulverizadoras (321), se destacaron Metalfor (27 %), Pla (19 %), Caimán (17 %), Jacto (8 %) y Case (7 %).
La foto de patentamientos consolida la presencia de marcas globales en productos pesados y el peso local en pulverización.
Señales
- Precios reales: cayeron en casi todos los rubros salvo implementos; favorece el volumen, limita la facturación.
- Origen: mayor participación importada (con límites estadísticos para medirla).
- Financiamiento: tasas y créditos serán decisivos para la campaña 2024/25.
- Demanda: patentamientos de agosto sugieren prudencia en nuevas órdenes.
- Estructura sectorial: escalas y contenido local condicionan la tracción de cada segmento.