El analista del mercado ganadero Ignacio Iriarte indicó que pese a la percepción general de que el consumo interno está débil, en marzo fue de 48 kilos per cápita, igual que hace un año.
Pese al aumento de los precios de los alimentos y la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores argentinos, el consumo de carne vacuna se mantiene estabilizado y, según el analista del mercado ganadero Ignacio Iriarte, demuestra la inelasticidad de la demanda.
En una columna publicada en el diario La Voz del Interior, el especialista señaló que “la demanda no cede”.
La opinión de Ignacio Iriarte
La demanda no cede. El consumo interno, pese a la percepción general de que está muy débil, en marzo se ubicó en los 48 kilos per cápita, exactamente el mismo nivel que un año atrás. Es decir, no ha bajado, pese a que los precios al mostrador subieron un 80% en el último año contra 42% de precios al consumidor y 35% de los salarios.
Es un caso notable de inelasticidad de la demanda. La exportación, por su parte, que el año pasado embarcó 900 mil toneladas, arrancó el año con un aumento en los volúmenes vendidos del orden del 22%, con muy buenas perspectivas para el segundo semestre, que es cuando estacionalmente crecen las ventas al exterior.
Hay menos oferta de novillitos y vaquillonas. Es cierto, pero en realidad estamos asistiendo a algo muy parecido a un shock de demanda, como hace décadas no se veía: el consumo no quiere bajar de los 45 a 48 kilos y la exportación refleja el buen momento que están pasando en el mundo las ganaderías con saldo exportable.