Renovar la mirada con la que se evalúa el desempeño de las empresas agropecuarias resulta clave para reconocer nuevas oportunidades de sumar valor más allá de las tranqueras.
Desde el punto empresarial más convencional, los resultados -y el éxito- de cualquier empresa suelen medirse con criterios ampliamente conocidos: ingresos, egresos, resultado antes de intereses e impuestos (EBIT), resultado neto, dividendos, beneficio neto, etc.
Carlos ‘Teddy’ Cotella es CEO de Suriyaco SRL, una firma agropecuaria con sede en Salta que entiende es hora de cambiar la forma en que las empresas del sector -y en realidad cualquier empresa- miden y evalúan sus resultados.
Los escenarios actuales presentan desafíos que obligan a repensar enfoques. Hoy sabemos que, con sus actividades, las empresas tienen la capacidad de transformar el entorno en que se desempeñan, y esto implica una enorme oportunidad para generar valor.
También cambia lo que se entiende como empresas “valiosas o atractivas”, porque ya no alcanza con tener buenos resultados netos o generar muchos dividendos.
Aquí puede ser de ayuda introducir el concepto de “grupos de Interés” o ‘’stakeholders’, que son “aquellas personas, organizaciones y/o comunidades que tienen algún interés legítimo en las actividades de la Organización y tienen capacidad de influir en la misma”. Proveedores de insumos, exportadores, clientes, transportistas, son algunos de los grupos de interés que pueden girar en torno a cualquier empresa agropecuaria.
Según la mirada de Cotella, un proveedor ya no solo quiere vendernos insumos o servicios, sino que se interesa por recomendarnos, por ejemplo, un producto de menor impacto ambiental, y de esta forma mejorar su posicionamiento frente a sus propios grupos de interés. A un exportador ya no solo le interesa comercializar commodities sino que exige ciertas características de trazabilidad específica para satisfacer la necesidad de sus clientes.
En otra línea, hay otros “stakeholders” que ya no podemos dejar de lado: la sociedad en general. Estos “auditores invisibles”, en especial de las nuevas generaciones, buscan mucho más que motivaciones económicas y evalúan a las empresas en estos mismos términos.
En este contexto, Cotella afirma que las empresas deberían dejar de medir resultados en términos convencionales para empezar a hacerlo en términos de “valor” generado para esos grupos de interés. “Tener una mirada integral y conocer con “nombre propio” cada uno de los eslabones de la cadena de valor, es clave para intervenir en procesos de mejora”, explica Cotella.
Con este objetivo, Suriyaco inició un proceso de transformación, basado en la implementación y certificación mediante auditorias de procesos específicos que permitan una gestión integral de cada etapa de sus actividades, asegurándose de que éstos cumplan con una serie de condiciones: ser relevantes, íntegros, coherentes, medibles, transparentes, certeros y comunicables. “De esta manera, aseguramos una gestión integral auditable, donde es posible incurrir en la mejora continua”, exolica Cotella.
Pero no se quedan ahí y también incluyen en este esquema procesos cuestiones relacionadas con esta nueva noción de valor. Para explicarlo con un ejemplo sencillo: “para nosotros es tan importante contar con un protocolo de siembra que garantice calidad y eficiencia de la tarea desde lo productivo, como tener un protocolo para atender accidentes laborales o resolver un eventual incendio”, explica Teddy.
“Estas herramientas no solo nos permiten llevar adelante la gestión eficiente de procesos, sino que son clave para posicionarnos de manera estratégica en el largo plazo, ya que nuestra empresa es atractiva y confiable para nuestros stakeholders: inversores, compradores, entidades bancarias, aseguradoras, etc.”, dice. Y citando a Antonio Machado, Cotella cierra: “Solo un tonto, solo un necio, confunde valor con precio”.