La rama productiva de SpeedAgro -SpeedAgro Producción Campos- hace 7 años que produce en Santiago del Estero. Este ciclo, pese a la sequía, van a cerrar con rendimientos buenos a muy buenos.
El NOA ha sido una de las regiones que más creció en la producción agrícola en los últimos años, integrando cultivos extensivos, tanto invernales como estivales, algo impensado no mucho tiempo atrás. Pero la agricultura de secano en el norte del país presenta muchos desafíos, pero sin dudas el más importante es el clima.
En este contexto, Santiago del Estero fue una de las provincias que más ha desarrollado su agricultura, con nuevos jugadores que impulsaron la tecnología y rindes similares a los de la zona núcleo.
Allí puso un pie SpeedAgro Producción Campos -la rama productiva de SpeedAgro-, a finales de 2016, con el fin de diversificar las actividades económicas. Fue con una “estructura simple” que encabezó Daniel Toccalino como gerente de área.
Desde que comenzaron con el proyecto, sembraron 277.070 hectáreas de soja, 212.921 hectáreas de maíz, 33.924 hectáreas de algodón, 28.372 hectáreas de trigo y 11.548 hectáreas de girasol.
“A pesar de su proximidad a la latitud de los 30°, típica de los grandes desiertos de la tierra, Santiago del Estero presenta ciertas características climáticas tales como regímenes de precipitaciones, temperaturas y suelos que la hacen única y apta para la actividad agrícola”, indicaron desde la firma.
Producen en un clima semiárido, cálido y en menor medida, subtropical. En todos los casos, con nulo o pequeño exceso de agua y con niveles de radiación similares a las demás zonas de producción del país. “Es limitado su aprovechamiento por las lluvias que se concentran en la primavera y el verano. Tienen un régimen y distribución que nos permiten lograr normalmente un cultivo anual y estival a pesar de su gran variabilidad entre años, entre estaciones y aún dentro de las estaciones”, explicaron.
La zona donde produce SpeedAgro Producción Campos se encuentra situada entre las isohietas de 550 y 700 mm anuales y las temperaturas son típicas de clima cálido con gran amplitud térmica entre estaciones y aún dentro de las mismas. Las altas temperaturas, aún con buenas condiciones de humedad en el suelo, suelen generar períodos variables de estrés térmico que afectan el rendimiento de los cultivos.
“Las bajas temperaturas en invierno asociadas con estrés hídrico suelen generar daño en los cultivos invernales”, agregaron.
Con respecto a los suelos típicos, son de los órdenes molisoles (aplustoles y argiustoles), alfisoloes (haplustalf) y vertisoles (endoacuert, calciustert y haplustert). “La capacidad de uso de las tierras está caracterizada por suelos clase 3, ya que presentan severas limitaciones que restringen la elección de las plantas de cultivo y/o requieren prácticas especiales de conservación”, apuntaron.
Estas limitaciones climáticas -aseguraron- harían imposible la producción agrícola sustentable sin la aplicación de tecnología. “Aplicamos siembra directa, elección de cultivares, poblaciones variables, fecha de siembra, utilización de coadyuvantes para mejorar la calidad de las aplicaciones y toda tecnología o técnica innovadora que contribuya a aumentar la eficiencia y disminuir el uso de agua”, enumeraron la estrategia productiva.
Características de la producción
Las producciones de la firma de SpeedAgro se realiza por cuenta propia y formando pooles de siembras en sociedad con dos empresas, en campos arrendados y/o propiedad de la compañía.
Las labores de pulverización, siembra y cosecha son tercerizadas. La producción de granos se transporta en parte con camiones propios, de otra de las unidades de negocio de la empresa, contratando servicios para el resto del volumen.
Las variedades de soja que utilizan son grupos de madurez VI y VII, principalmente, priorizando aquellas que destacan por rendimiento, adaptabilidad a condiciones de clima extremo y buen porte que facilite la cosecha.
En tanto, los híbridos de maíz son principalmente templados, de ciclos intermedios a largos, con buen comportamiento a vuelco ya que el cultivo permanece muchos meses en el lote (secado lento), buen comportamiento ante enfermedades, altamente adaptables a ambientes heterogéneos y plásticos.
El algodón es el tercer cultivo estival en importancia y completa la triada permanente (soja, maíz y algodón). Las variedades utilizadas están altamente adaptadas a la zona, ya que se desarrollan específicamente para el norte del país.
Girasol y trigo son cultivos de oportunidad y sólo se realizan en aquellos años donde las precipitaciones de otoño son superiores a la media histórica y garantizan un perfil hídrico mínimo para implantar el cultivo y atravesar su etapa vegetativa apostando a lluvias primaverales que completen las necesidades de agua durante la etapa reproductiva.
“En cuatro de siete campañas tuvimos las condiciones de humedad en el suelo necesarias para implantar estos cultivos”, explicaron.
Campaña 2022-23
Estuvo marcada en Santiago del Estero, al igual que en el resto del país, por la escasez de precipitaciones y las altas temperaturas. Desde julio a la fecha, siete meses presentaron déficit hídrico (rojo) incluyendo enero y febrero, meses donde se define la estructura vegetativa de los cultivos y comienza el período reproductivo.
Pero a partir de finales de marzo, se comenzaron a normalizar las lluvias favoreciendo el último tramo del período reproductivo. “Esto se vio reflejado en cultivos de porte chico y con pocas estructuras reproductivas, lo que afecta significativamente las expectativas de rendimiento para la zona en cuestión”, remarcaron. “Podemos predecir un resultado global bueno a muy bueno en cuanto a rendimientos”, agregaron.
Para las 1.325 hectáreas de girasol sembradas, se obtuvo un rendimiento promedio de 1.196 kilos y un volumen de producción de 1.183 toneladas. “Por las malas condiciones hídricas del perfil al momento de la siembra y la escasez de precipitaciones durante el ciclo del cultivo se perdió el 18 % de la superficie implantada”, informaron.
Para las 39.533 hectáreas de soja sembradas se espera un rendimiento promedio de 2.826 kilos y un volumen de producción de 112.000 toneladas.
Las estrategias aplicadas fueron el retraso en la fecha de siembra, disminución de la densidad de siembra y diversificación de los grupos de madurez, partiendo de VI cortos hasta VII largos. “La utilización de las distintas tecnologías genéticas disponibles para control de lepidópteros ratificó lo que se venía observando en las campañas previas, la obsolescencia de la tecnología Intacta y las debilidades de las nuevas”, destacaron.
Para las 40.054 hectáreas de maíz sembradas en esta campaña se espera un rendimiento promedio de 6.504 kilogramos por hectárea y un volumen de producción de 260.517 toneladas.
Para las 993 hectáreas de algodón sembradas se espera un rendimiento promedio de 2.300 kilogramos por hectárea y un volumen de producción de 2.294 toneladas. Se utilizó una sola variedad altamente probada para la zona, de ciclo completo y buen potencial de producción de fibra. La distribución de las precipitaciones fue especialmente desfavorable para este cultivo por lo que las expectativas de rendimiento son moderadas.