Las razones por las cuales un productor de 2000 hectáreas tiene una de las cosechadoras más potentes del mercado.
Javier Digiusto es un productor mixto de Corral de Bustos, provincia de Córdoba. Trabaja unas 2.000 hectáreas, entre propias y alquiladas. Del total, 170 hectáreas están destinadas a ganadería de cría, tiene un feedlot con 1.400 animales y el resto es superficie agrícola. Su plan de siembra se basa en soja y maíz, y este año incorporó sorgo granífero para recuperar suelos que estuvieron inundados. Para la cosecha de sus granos tiene una Lexion 7600 con orugas y cabezal draper Hera de 47 pies. Ni más ni menos.
“Empecé a priorizar en mi establecimiento contar con una máquina Claas porque su sistema de trilla me permite tener una menor pérdida. Si en 2000 hectáreas de cosecha me ahorro medio quintal por hectárea -que siempre es mucho más-, son 1000 quintales que voy ganando. Con eso pago la cuota de la máquina. Hay una gran diferencia en los lotes trabajados con una Claas bien regulada. Por eso yo la prefiero, porque me conviene más”, argumenta Digiusto.
Hace 22 años que este productor es cliente de la marca. La primera Claas de Digiusto fue una Mega 218 que compró en el 2000. Desde entonces, tuvo una Lexion 580, dos 570, una 750, y en 2021 llegó la Lexion 7.600, la cosechadora más tecnológica del mundo.
Pero para Digiusto, la Lexion 7600 es otra cosa. “Hay un gran salto tecnológico. Yo creí que iba a ser mucho más difícil aprender a usarla, pero al revés. Es muy simple a pesar de lo completo que es el sistema Cemos. Cualquier operario que preste atención y tenga ganas de aprender puede manejar esta máquina. Tiene muchos adelantos que redundan en calidad de grano, calidad de cosecha, capacidad de trabajo”, dice.
Digiusto es fanático de las orugas Terra Trac. “La experiencia de trabajar con orugas es totalmente diferente. Es muchísimo más sereno y generan menor compactación del suelo, algo que todos buscamos porque permite lograr mayor rendimiento”, dice y recuerda que, en 2015, cuando se inundó toda su zona, el agua le tapó 300 hectáreas. “Tenía que contratar máquinas que pudieran cosechar en el agua. Entonces llegó la Lexion 750 arrocera. Con ella logré cosechar lo mío e incluso lo de otros campos vecinos. Levanté la cosecha donde se encajaban los tractores. La experiencia fue única. Me venían a buscar de todos lados”, relata.
La 7600 del productor cordobés está equipada con un cabezal draper Hera de 14,30 metros. “Es el primero que tengo y me llevé una grata sorpresa. Es diferente a los que existen en el mercado porque tiene 8 cuerpos de lonas. Al cosechar el trigo yo le tenía miedo a la suciedad que se puede producir abajo de las lonas, pero se trabajó perfecto, no tuve ningún inconveniente. Esta plataforma es mucho más simple. Tiene un mejor tratamiento del grano, una mejor entrega al sistema de alimentación de la máquina y hay menos pérdidas”, explica.
Pero para alguien que mide la productividad al máximo, la variable consumo de combustible es clave.
“Yo estoy en un promedio que varía entre los 8,5 y 11 litros por hectárea versus otras máquinas de la competencia que tienen consumos mucho más elevados y que, cuando tomaron contacto con las Claas, se cambiaron de marca. El menor uso de un insumo como el combustible hoy representa un ahorro importante”, dice y aclara que en el caso de la Lexion 7600 esta variable tiene aún más peso, ya que se trata de una máquina que con el mismo motor de la generación anterior de Lexion tienen un 25% más de capacidad de trabajo.
Además del nivel de calidad de las cosechadoras, a Digiusto siempre lo atrapó el servicio de la marca.
“La atención al cliente, los repuestos, las soluciones inmediatas… Eso ha hecho que en estos 22 años siempre elija a Claas. Me siento un poco embajador de la marca por esta zona. Me gusta mostrar mis equipos y forma de trabajar a otros productores o contratistas que empiezan a tomar contacto con estas tecnologías”, dice.
Fuente: Claas