Más allá de la reducción de costos por control de malezas y menor aplicación de fertilizantes nitrogenados, se analizan aspectos relacionados con el aporte real de N desde la simbiosis los cultivos de servicio.
Las leguminosas tienen una extraordinaria virtud: son capaces de crecer, desarrollarse y dejar descendencia sin la necesidad de obtener el nitrógeno (N) del suelo, siempre y cuando estén asociadas en simbiosis con ciertos grupos específicos de microorganismos saprófitos, denominados “rizobios”. Muchas especies de esta familia de vegetales cada vez se tornan más imprescindibles en los esquemas de producción agropecuaria no solamente por sus estructuras son ricas en N, sino porque algunas manifiestan su potencial simbiótico durante un período muy conveniente (principalmente primavera).
En las últimas campañas, especies de vicia, tanto V. villosa como V. sativa, encontraron un espacio en los esquemas de rotación agrícola principalmente como cultivos de cobertura o de servicios ecosistémicos o como abonos verdes. Las bondades de la incorporación de estos cultivos son varias, pero en esta nota estará centrada en la incorporación de N “biológico” o “del aire” al sistema. Desde el punto de vista de la agricultura comercial (aunque ahora está cambiando), las principales ventajas estuvieron enfocadas en la reducción de costos por el control de malezas y por la menor aplicación de fertilizantes nitrogenados. Sin embargo, desde la investigación también se vienen analizando otros aspectos relacionados con la sustentabilidad del sistema ajustando los números sobre el aporte real de N desde la simbiosis y de las ventajas de disponer en el suelo una “maquinaria biológica” funcionando.
Según Arturo Burkart (1966), el género Vicia L. está distribuido en gran parte del territorio argentino (vicias indígenas). Precisamente por esta razón es que encontramos nodulación espontánea y específica en lotes sin antecedentes del cultivo. Aunque es muy valiosa esta diversidad, en términos de productividad, el potencial alcanzable se reduce, ya que estos rizobios se encuentran de forma aleatoria en el lote y con diferentes capacidades simbióticas.
Para homogeneizar los aportes de N vía simbiosis en un lote de producción y para ajustar los cálculos, es fundamental “inocular” las vicias (más aún en lotes sin historia de este cultivo) con rizobios específicos seleccionados justamente por la eficiencia simbiótica. La inoculación de las semillas de vicia es, ni más ni menos, para que los rizobios encuentren rápidamente los sitios de infección y las condiciones propicias para generar una estructura nodular donde sucederá la fijación de N. El vehículo para que esto suceda es el inoculante, formulado líquido o pulverulento en el que los rizobios se encuentran vivos, activos y en las cantidades adecuadas.
Actualmente, la cepa elite de rizobio utilizada de los inoculantes para vicia del mercado argentino es la D70 de Rhizobium leguminosarum variedad simbiótica viciae. Además, D70 es la recomendada por el INTA para la formulación de inoculantes de arveja y lenteja y es hasta el momento la que es capaz de generar un sistema nodular temprano y fijar N de forma eficiente en todos los cultivares comerciales y en todos los ambientes donde fue evaluada.
En las evaluaciones de Enrico y col. (2020) fueron publicados los resultados de diez ensayos, sobre tres ambientes pampeanos (Oliveros, Uranga y Gral. Villegas, n= 73) durante cinco campañas (2012-2017) las respuestas a la inoculación de V. sativa y V. villosa. Estos autores determinaron un porcentaje promedio de FBN del 60 %, con un promedio de 99 kg/N/ha-1. derivado de la FBN, con un rango intercuartil de 59 y 120 kg/N/ha-1. y una mejora en los aportes de N por la inoculación del 43 %. Por otro lado, el N residual proveniente de las estructuras vegetales de la vicia tuvo un efecto muy positivo para el maíz que le siguió en la secuencia y sin diferencias con la fertilización de 180 kg/N/ha-1. en los trabajos realizados por Gudelj y col. (2010) en la localidad de Marcos Juárez (Córdoba), similares respuestas fueron encontradas por Enrico y col. (2020), pero con una fertilización de 60 kg/N/ha-1.
Desde el Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola (Imyza) del INTA, se viene trabajando en tres líneas de investigación, en el marco de su cartera programática 2019-2024, sobre el desarrollo de nuevas cepas nativas de R. leguminosarum con alta eficiencia simbiótica que puedan mejorar o acompañar las ventajas actuales de la D70 con el fin de desarrollar nuevas formulaciones de inoculantes.
En otro orden de trabajo, desde la Mesa de Nutrición Biológica, expertos en diferentes especialidades sobre la nutrición vegetal generaron un espacio de debate y discusión en el marco de una interacción público-privada sobre las ventajas del uso correcto y responsable de los productos de origen biológico y su impacto en el contexto productivo actual.
Por: Dr. Ingeniero agrónomo Carlos Fabián Piccinetti, Investigador del INTA, Mesa de Nutrición Biológica
Fuente: Rizobacter