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Una inversión estratégica en un campo emblemático

Juramento concretó la compra de El Albardón y refuerza su modelo integrado de producción de carne en Salta.

Juramento, una de las firmas agrícola-ganaderas más importantes del noroeste argentino, concretó la compra del 100 % del capital de Pallaro Hermanos Sacif, en una operación que incluye el conocido campo El Albardón, de 24.000 hectáreas y 16.000 cabezas de ganado. Con una inversión de US$ 56,4 millones, la compañía comunicó oficialmente la transacción a la Comisión Nacional de Valores (CNV).

El establecimiento, ubicado a unos diez kilómetros al noreste de Luis Burela, en el departamento Anta, se destinará a la cría y recría bovina, además de la producción agrícola con rotaciones de maíz, soja y poroto. El objetivo es incrementar la capacidad de producción de terneros y alimentos para el ganado, los primeros eslabones de la cadena integrada de carne que caracteriza a Juramento.

“En estas tierras estuvieron los pioneros del desarrollo de la actividad en la región. Las nuevas generaciones de la familia propietaria encontraron en Juramento la posibilidad de que se continúe y profundice el legado de sus predecesores. Hay muchas historias similares en la zona, lo que representa una oportunidad para el crecimiento de Juramento”, señaló Rafael Aguilar, CEO de la compañía.

Rafael Aguilar, CEO Juramento.

Estrategia de integración

La compra se inscribe en una etapa de fuerte expansión. Actualmente, Juramento opera sobre más de 90.000 hectáreas y cuenta con 70.000 cabezas de ganado, una planta industrial y 800 colaboradores. Con El Albardón, esas cifras se elevan a 114.000 hectáreas y 86.000 cabezas.

Aguilar explicó que la estrategia de la empresa busca robustecer los primeros eslabones de la cadena: la producción de terneros, la cría y recría a campo, y la agricultura que genera el alimento necesario para la terminación a corral. “El Albardón representa una gran oportunidad porque nos permite ampliar la base de cría y recría, además de potenciar la agricultura. Es un campo mixto muy bueno, donde planeamos rotaciones agrícolas con maíz, soja y poroto. Eso nos permitirá generar el alimento necesario para sostener toda la cadena”, destacó.

La ubicación del campo también fue un factor clave. “Está muy cerca de nuestros feedlots en Joaquín V. González. Concentrar la operación en un área determinada nos permite aprovechar al máximo la estructura operativa, facilitar la logística y ser más eficientes. En definitiva, buscamos aumentar los niveles de eficiencia y reducir el costo por producto final generado”, puntualizó el CEO.

Producción a gran escala

Juramento cuenta con dos feedlots en Joaquín V. González, uno de los cuales concentra la mayor parte de la operación. Ese establecimiento tiene capacidad para 60.000 cabezas, lo que en un esquema típico de terminación representa más de 100.000 cabezas anuales. “Estamos tendiendo a unificar toda la operación en ese feedlot, cerrando el más chico, justamente para ser más eficientes en costos”, explicó Aguilar.

Para abastecer esa unidad de engorde intensivo, la compañía dispone de unas 30.000 hectáreas agrícolas, destinadas en buena medida a la producción de granos para alimentación animal. Con la incorporación de El Albardón, ese esquema se verá fortalecido, consolidando un círculo virtuoso en el que agricultura y ganadería se integran en un mismo modelo de producción.

La estrategia también contempla la introducción de un sistema silvopastoril con rotación intensiva de animales, con el objetivo de incrementar la producción anual y asegurar la sustentabilidad a largo plazo.

Un modelo integrado

Desde su fundación, Juramento fue pionera en el NOA con el primer modelo de terminación a corral. Con el tiempo, consolidó un sistema integrado que abarca desde la genética bovina en su propia cabaña de reproductores hasta el envasado final que llega a las góndolas bajo sus marcas Cabaña Juramento y Bermejo.

Ese esquema de integración vertical le permite garantizar eficiencia, trazabilidad y calidad constante en cada etapa del proceso. A la vez, se acompaña de una estrategia de inversión sostenida: además de la compra de El Albardón, la empresa destinó recientemente US$ 15 millones a la ampliación de su frigorífico, lo que le permite expandir la capacidad de envasado al vacío y responder a una demanda creciente tanto en el mercado interno como en el externo.

Perspectivas de mercado

Consultado sobre la visión de la compañía y el futuro de la carne vacuna, Aguilar remarcó que la estrategia está enfocada en proteína animal de calidad. “Es una proteína más demandante de alimento y, en ese sentido, más premium. Creemos que hay un gran potencial: en la agricultura argentina ya se alcanzaron niveles óptimos, pero en ganadería todavía hay mucho por mejorar. Con manejo más intensivo de pasturas, rotación más eficiente, genética y sanidad, se podría incluso duplicar la producción por hectárea”, analizó.

Además, señaló que el valor de los activos en Argentina aún es bajo en comparación con países vecinos o más lejanos, lo que representa una oportunidad de valorización futura. “El potencial está tanto en la productividad como en una recomposición de valor de los activos, que nos acerque al nivel de los países limítrofes”, dijo.

Respecto al consumo, sostuvo que la carne bovina tenderá a ocupar un lugar más selectivo frente al pollo y el cerdo. “No sé si de nicho, pero sí como un producto superior respecto de otras proteínas. Antes la carne era lo habitual y el pollo algo especial, para un cumpleaños o las Fiestas. Hoy es al revés, la carne vacuna tiende a ser más exclusiva. Sin embargo, si logramos aumentar la producción y ser más eficientes, el modelo exportador no solo generará divisas, sino también más disponibilidad local. Muchos cortes preferidos por los argentinos, como el asado, la entraña, las mollejas o las achuras, no se exportan y seguirán estando accesibles en el mercado interno”, aclaró.

“Por eso, aunque a nivel mundial la carne bovina se posicione como una proteína más cara, para el consumidor argentino, si se logra mayor eficiencia, debería haber productos más accesibles”, concluyó Aguilar.

Los Pallaro y El Albardón

Los primeros pasos de Pallaro Hermanos en Salta y la compra del campo El Albardón.

En 2006, cuando fue elegido senador de Italia en representación de la Argentina, Luigi Pallaro (1926-2020) conversó con El Tribuno Campo y compartió algunos detalles sobre su relación con Salta.

“Yo llegué a la Argentina en un barco que se llamaba Salta”, recordaba en aquella entrevista. Poco después, por motivos laborales, viajó a Formosa en hidroavión, tomó un tren hasta Embarcación y desde allí se trasladó a General Mosconi, donde finalmente se instaló en Campamento Vespucio.

“Así conocí Salta… y me gustó, me encantó. Me dije: cuando tenga recursos voy a ver si hago algo aquí. Cuando los tuve compré un campo en Salta. Luego continué con inversiones en minería en la provincia, así que Salta es mi lugar preferido”, comentaba Pallaro sobre su adquisición de El Albardón y su actividad minera en la provincia.

Con humor, rememoraba que mucha gente decía: “Se va a fundir el Tano”, en referencia al emprendimiento agropecuario que había encardado. Sin embargo, El Albardón se convirtió en una referencia en la actividad pecuaria, con avances destacados en genética bovina y de especies forrajeras.

“Salta es una gran provincia, tiene un gran desarrollo, se está encaminando hacia un futuro muy bueno”, cerraba la charla el entonces flamante Senador llamando a “dar entusiasmo” a los productores locales.

Por: Belisario Saravia Olmos, El Tribuno Campo, editor

Fuente: El Tribuno Campo