Inicio Agricultura Un shock eléctrico para potenciar semillas

Un shock eléctrico para potenciar semillas

Una startup desarrolla un tratamiento de electroestimulación que mejora la germinación, elimina patógenos y revitaliza semillas.

Sylvarum es una startup que desarrolla una tecnología para estimular semillas con impulsos eléctricos y mejorar la etapa crítica de la germinación. La empresa forma parte de la edición 2025 de CREA Lab, el programa de incubación del Movimiento CREA, y durante este año accedió a capacitaciones y mentorías para consolidar su modelo y escalar su solución.

En ese marco, recientemente participó del Demoday 2025, una instancia clave del proceso de incubación en la que los emprendedores presentan los avances de sus proyectos ante posibles inversores, productores y referentes técnicos. El evento ayuda a visibilizar la empresa y su propuesta, recibir devoluciones de los asistentes y abrir puertas para futuras alianzas.

Valentín Ottaviano, jefe de Gabinete de la empresa, explicó: “Desarrollamos una tecnología de estimulación eléctrica para liberar el verdadero potencial de las semillas”. El tratamiento apunta a mejorar el desempeño inicial y a recuperar material que hoy pierde valor o se descarta por fallas de germinación.

El desarrollo se basa en estudios de fisiología de semillas realizados durante más de 15 años y en el aporte de especialistas en electroestimulación. Ese trabajo permitió definir los parámetros del tratamiento y avanzar hacia evaluaciones a campo con empresas semilleras, que hoy están generando información comparativa sobre el efecto que genera la solución en distintas condiciones.

Un insumo crítico

Según Ottaviano, la semilla es uno de los insumos más determinantes del sistema productivo porque en buena medida condiciona el correcto establecimiento de los cultivos. En esa etapa crítica, pueden ocurrir fallas naturales -germinación tardía, irregular o directamente nula- que afectan la implantación y generan pérdidas que no siempre se logran revertir o compensar.

El problema es que, frente a estas fallas, la industria suele recurrir a dos salidas poco eficientes: incrementar el uso de agroquímicos o descartar semillas que no cumplen los estándares comerciales. Ambas alternativas implican mayores costos y no son sostenibles en el tiempo. “A escala global, cerca de un 5 % de las semillas presenta problemas vinculados con la germinación, ya sea por caída del poder germinativo o por patógenos”, precisó.

La startup apostó a una tercera alternativa: electroestimulación, para reactivar procesos biológicos internos de la semilla. “Es un estímulo que libera factores bloqueados y permite que la semilla germine, cuando de otro modo no lo haría, o que germine mejor”, explicó.

La empresa ya validó esta tecnología en distintos casos de uso. Uno de esos casos es la recuperación de lotes cuyo valor comercial cae al quedar por debajo del estándar. El tratamiento permite revitalizarlos y devolverles valor en el mercado.

La tecnología también mejora la absorción de agua por parte de la semilla -el paso cero de la germinación- y permite resolver la dormición, un fenómeno natural que demanda meses de almacenamiento de las semillas antes de poder ser utilizadas. “Podemos romperla en pocos días, lo que reduce tiempos y costos logísticos”, resumió.

Del laboratorio al campo

Además de las evaluaciones realizadas en el laboratorio, la empresa ya realizó ensayos a campo durante varios años y avanzó en la validación de la tecnología con distintos actores del sector. “Hoy contamos con más de siete sitios piloto junto a las principales empresas semilleras del país”, señaló Ottaviano.

Antes de enfocarse en la semilla, el equipo aplicó el mismo estímulo eléctrico en hidroponía, sobre el sustrato. Pero con el tiempo advirtieron que ese enfoque no podría escalar fácilmente y decidieron retroceder un paso para actuar sobre la semilla, donde identificaron mayor potencial de impacto y facilidad de adopción.

El tratamiento elimina patógenos presentes en la semilla y proporciona una ventaja en los primeros estadios de desarrollo del cultivo. Esa diferencia inicial genera una planta más vigorosa, y eso más adelante se refleja en el rendimiento. “El beneficio aparece desde el arranque y se mantiene durante todo el ciclo”, explicó.

La aplicación del pulso eléctrico sobre la semillas complementa los tratamientos de semilla existentes. Los ensayos muestran que el efecto de la electroestimulación permanece activo entre seis y ocho meses, lo que permite planificar el tratamiento con suficiente anticipación sin perder eficacia.

Modelo de negocio

El modelo de negocio se orienta al segmento semillero y combina la venta directa de equipos que realizan los tratamientos con un fee por el procesamiento de la semilla. La empresa semillera define si incorpora el equipo a su planta o si contrata el servicio de tratamiento externo. “Nuestro usuario no es el productor, sino la empresa que procesa la semilla”, explicó.

La empresa está llevando a cabo validaciones en diversas líneas de investigación y regiones. El objetivo para el próximo año es realizar el salto comercial a través de un servicio ofrecido desde la planta de Sylvarum. En 2027, la meta es escalar junto con los clientes instalando los equipos dentro de las plantas semilleras para integrar el tratamiento a su propia operatoria.

Para lograrlo, los emprendedores ya reunieron 850.000 dólares de fondos de inversión nacionales e internacionales y cuentan con el acompañamiento de una aceleradora reconocida a nivel global. “En CREA buscamos continuar el proceso de validación de la tecnología con productores que quieran comparar esta alternativa en sus parcelas y evaluar el valor real de esta tercera opción”, indicó. Si bien los productores no son usuarios directos de la tecnología, son los validadores de esta práctica.

Experiencia CREA Lab

Ottaviano definió la participación en CREA Lab como una instancia clave para construir bases sólidas en la empresa. El equipo atravesó medio año de capacitaciones semanales en el que trabajaron sobre cuestiones vinculadas con aspectos legales, financiamiento, criterios de uso de fondos y comunicación, entre otros temas que influyen en el desarrollo de una startup. “El programa ofrece un entrenamiento completo para ordenar la estructura y el rumbo”, afirmó.

Fueron meses intensivos que permitieron avanzar en la transición desde un proyecto con potencial hacia una empresa en funcionamiento. Cada módulo aportó herramientas para reforzar decisiones estratégicas y consolidar procesos internos. Según el emprendedor, esa sistematización resultó decisiva para escalar la tecnología y preparar la etapa comercial.

El programa también facilitó vínculos con especialistas. Cada capacitación estuvo a cargo de referentes en su área, que quedaron disponibles para consultas posteriores. “Con varios de ellos seguimos en contacto para profundizar aspectos específicos y explorar dudas que fueron surgieron”, señaló.

Fuente: Contenidos CREA