Desde el Rosgan analizan que, tras los efectos de la seca, hay indicios que permiten vislumbrar un crecimiento sostenido del stock nacional.
La Secretaría de Agricultura y Ganadería finalmente dio a conocer los datos del stock ganadero al 31 de diciembre del 2022. Las cifras muestran un total de 54,24 millones de cabezas, unas 827 mil cabezas más (+1,5 %) que en diciembre del 2021.
En el desglose por categorías, se observan 317 mil vacas más (+1,4 %) y 761 mil terneros más (+5,3 %) mientras que, en novillos, novillitos, vaquillonas y toros se registran caídas relativamente moderadas.
Analizando los datos desde 2007, las existencias actuales resultan en 1 millón de cabezas más que lo que arroja el promedio de la serie (2007-2022) aunque aún resultan inferiores a los 55 millones alcanzados en diciembre de 2018. Contrastando la composición actual del rodeo con la de los 58,8 millones de cabezas registrada a fines de 2007 -previo a la última gran liquidación de 2008-2009- vemos que, el stock de vacas se ha recuperado prácticamente en su totalidad -apenas unas 400 mil vacas menos que lo registrado entonces-, que el número de terneros ha crecido en más de 800 mil cabezas, pero que, sin embargo, siguen faltando casi 5 millones de cabezas en categorías intermedias -tanto de machos como hembras- que no han logrado recuperarse desde entonces.
La seca de este año indefectiblemente dejará su huella en el stock. Servicios ineficientes, bajos índices de preñez, mayor mortandad de animales en algunos casos y, especialmente, un elevado nivel de envíos a faena.
En el caso de las vacas, la faena de marzo con casi 283 mil cabezas fue la más alta para ese mes de los últimos 20 años, superando en términos absolutos la registrada en marzo de 2009 (234 mil), en pleno período de liquidación.
Si observamos el comportamiento estacional que presenta la faena de vacas, vemos que los meses pico se concentran entre mayo y agosto de cada año, coincidentes con el período invernal donde los campos deben ser liberados en su carga.
Estacionalmente, la faena del primer trimestre del año explica cerca del 23 % de la faena anual. Este año, la cantidad de vacas faenadas entre enero y marzo asciende a 675.500 cabezas por lo cual, si nos ajustáramos a su patrón de comportamiento histórico, podríamos inferir que la faena anual este año estaría rondando los 3 millones de vacas, algo que ineludiblemente resultaría en una nueva caída de las existencias para esta categoría.
Sin embargo, este no parece ser un año propicio para ajustarse a patrones históricos. Es posible que el adelantamiento en la zafra de terneros que se vio en ciertas zonas esté impulsando, en consecuencia, un adelantamiento en los refugos de vacas. Asimismo, también es válido esperar cierto corrimiento en la salida de vacas, especialmente en zonas donde por seca han debido extender el período de servicio y, o incluso, reprogramar servicios de otoño permitan compensar las bajas tasas de preñez logradas durante la primavera.
No obstante, más allá del número final de vacas que terminemos contando a fines de este año, algo alentador está sucediendo en la productividad del rodeo nacional. La relación ternero/vaca -esto es la cantidad de terneros en relación a la cantidad de vacas registradas el año anterior- es la más alta de la serie, recalculada desde 2008. Si bien el clima aquí también juega a favor impulsando una mejora en las tasas de procreo, gran parte de este logro mérito del productor que pone en valor la importancia de ajustar los niveles de eficiencia desde los primeros eslabones de la cadena.
Previo a la liquidación de 2008-09, la relación ternero/vaca era del 56 % llegando a tocar un piso en 2009 del 51,8 % a nivel nacional. Este bajo nivel de eficiencia reproductiva es lo que determinó -entre otras causas- que aun hoy tras 15 años no hayamos podido volver a recuperar aquel nivel de existencias previo.
Actualmente, la relación ternero/vaca es del 66,7 %, lo que marca una mejora del 3,6 % respecto de la relación registrada un año atrás.
Es decir que cuando hablamos de la pérdida de preñeces que puede cobrar esta seca y lo proyectamos en función de lo ocurrido durante los años 2008-09 -con caídas en torno a los 4 puntos porcentuales debemos considerar que en esta oportunidad partimos de una base muy superior a la registrada en aquel período.
En tal caso, una pérdida de tal magnitud en la cantidad de terneros logrados nos llevaría nuevamente a las ‘tasas de destete’ con las que hemos convivido, en promedio, durante los últimos 10 años.
Por lo tanto, aun asumiendo una nueva caída en el stock producto de la seca, en tanto -pasado este bache-logremos sostener los índices de eficiencia reproductiva alcanzados en el último ciclo, la velocidad de recuperación dichas existencias debería ser significativamente mayor a la registrada tras la última gran liquidación, sentando así las bases para un crecimiento sostenido del stock nacional.
Fuente: Rosgan