Relevamientos de Aapresid y otros investigadores muestran la evolución de la plaga que hoy pone en vilo al maíz en Argentina.
El insecto que trepó a la fama los últimos meses en nuestro país es uno de los engranajes fundamentales para lo que se conoce como el patosistema (subsistema dentro del agroecosistema caracterizado por el parasitismo) del “achaparramiento o Spiroplasma del maíz”.
Esta enfermedad se transmite a través de la chicharrita Dalbulus maidis, que actúa como vector de este complejo de patologías (patosistema) que incluye varios patógenos: la bacteria Spiroplasma kunkelli (CSS), la más predominante en nuestro país, el Virus del maíz rayado fino (MRFV), la bacteria fitoplasma (MBSP) y el virus del mosaico estriado del maíz (MSMV), detectado por primera vez en 2021 en Helvecia, Santa Fe.
¿Cómo venía la historia?
Spiroplasma es una enfermedad conocida desde mediados del siglo pasado, endémica de América y que se encuentra distribuida del sur de los Estados Unidos hasta Argentina. En nuestro país fue vista por primera vez en la década del 90 en la región NOA, y trabajos posteriores lo describieron también en la región NEA e incluso llegando a la zona central del país.
Siempre fue considerada una enfermedad secundaria, pero en la campaña 2006/2007 y luego en 2018/2019 y en 2019/2020 se presentó con una intensidad inusual, principalmente la región central del Chaco, donde pasó de “secundaria” a adquirir una relevancia crítica, debido a las pérdidas de rendimiento que ocasiona.
Sobre el vector
Los mapas de la Red de Manejo de Plagas de Aapresid (REM), que relevan más de 29 millones de hectáreas en todo el país, muestran que para la campaña 21/22 la presencia de la chicharrita Dalbulus maidis, estaba delimitada a las regiones del NEA y NOA (Chaco, Santiago del Estero, Tucumán, Salta), sumando algunos departamentos del norte santafesino.
Los mismos relevamientos revelan que, en esa misma campaña el 32 % de los lotes encuestados en el NEA tuvo que ser tratado químicamente y un 11 % en el NOA con máximos superiores al 50 % en algunos departamentos puntuales de Chaco y Salta.
En 2022/23, la tradicional encuesta a socios de Aapresid liderada por la REM, comenzaba a encender las alarmas: Dalbulus maidis apareció como el insecto de mayor importancia en maíz tardío detectado por los productores Aapresid del NEA (36 %), ubicándose por encima de plagas consideradas relevantes como Spodoptera, Helicoverpa o Dichelops y a las cuales estaban apuntados los cañones de las tecnologías y comportamiento de híbridos ofrecidos por las empresas semilleras.
Por otro lado, un trabajo realizado en 2018 por el equipo de Santana et al. proporcionó información crucial sobre la distribución de Dalbulus maidis, revelando su adaptación predominante en prácticamente todo Brasil y en el NOA y NEA de Argentina. En simultáneo llevaron a cabo un análisis de la nueva distribución del vector, basado en modelos climáticos que proyectaban un aumento de temperatura debido al calentamiento global.
Como resultado, el estudio ya anticipaba un desplazamiento en la zona de adaptación de este insecto para el año 2050. “En América del Sur, el cambio climático disminuirá las áreas adecuadas para la plaga, especialmente en Brasil. Sin embargo, Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela tendrán pequeñas áreas altamente adecuadas para la chicharrita del maíz”, describe la publicación. Para nuestro país en particular, si bien previeron una disminución en la adaptación en la región NOA, también observaron un desplazamiento hacia el norte de Córdoba y Santa Fe. Sugiriendo que la incidencia de la enfermedad podría aumentar en estas zonas en el futuro.
Este análisis no sólo destaca el impacto directo del cambio climático en la distribución y gravedad de las plagas que afectan la agricultura, sino que se adelantó unas décadas, llegando antes de lo que se presumía.
Sobre la enfermedad
En cuanto a la enfermedad, las encuestas revelan que en 22/23 Spiroplasma fue la más importante de maíz tardío para el NEA, con el 23 %, junto a podredumbres de tallo y raíz y tizón, otro dato que habla por sí solo de cómo se venía anunciando el desenlace que hoy se vive en el norte argentino.
Desde la REM advierten que “estas tendencias en cuanto a presencia del vector y la enfermedad no fueron detectadas en otras zonas productivas del país -teniendo en cuenta que los relevamientos de la REM son a nivel nacional-, pero que este año seguramente se vean diferencias notables en la encuesta”.
En la actual campaña, es sabido que existen reportes que indican un avance de su distribución hacia toda el área productiva argentina. En esta campaña la enfermedad transmitida por la chicharrita está siendo la principal amenaza fitosanitaria para la producción de maíz en el país, mientras que su vector, D. maidis, ha asumido el estatus de plaga clave del cultivo.
Manos a la obra
En este escenario, la REM pone manos a la obra y para esto se apoya en tres redes temáticas de maíz, cuyo objetivo es la evaluación de rendimiento de los diferentes híbridos. En este escenario, el programa se propone relevar la presencia y magnitud en cantidad del insecto vector en los diferentes híbridos en cuatros sitios puntuales: Colorado, Formosa; Villa Minetti, Reconquista, y San Justo, de Santa Fe.
Otra de las acciones dentro de estas redes es evaluar Spiroplasma, en los materiales que forman parte de la Red de Maíz NEA (RMNEA), la Red de Maíz Tardío de Aapresid (RMT) y la Red de Maíz del Sur (RMS). El objetivo es hacer un análisis de prevalencia de la enfermedad en los diferentes sitios, la incidencia y severidad que muestra la misma para cada híbrido, evaluar si existen diferencias en el comportamiento a este patógeno y cómo correlacionar la sintomatología con el rendimiento final.
Por otro lado, ya se inició con el mapeo tradicional de REM que servirá no sólo como una imagen de esta campaña para caracterizar la presencia del insecto vector y la realización de tratamientos para su control, así como la prevalencia de Spiroplasma en esas 29 millones de hectáreas relevadas, sino que también poder ver la evolución, comparando la realidad de dos campañas atrás respecto a la actual.
A nivel de productor Aapresid, la encuesta de este año caracterizará el manejo y la importancia de la problemática, pudiendo filtrar por la realidad de cada nodo de la institución. Es crucial evidenciar cómo el productor percibe la adversidad y cómo la jerarquiza en su sistema productivo, información que complementará la recabada en los mapas.
¿Qué nos depara el destino?
Respecto de cómo puede evolucionar esta plaga en el futuro cercano, lo cierto es que no es posible dar nada por sentado o cierto.
Desde la REM advierten que si de algo estamos seguros y aprendimos en este tiempo es que el éxito para sortear esta plaga está en el manejo global y regional. “No son suficientes los esfuerzos individuales y que es necesario un trabajo colaborativo de cada una de las partes, en sus diferentes roles”, explican desde la REM.
Para la REM, “más allá de prácticas individuales como evitar la presencia de planta guachas de maíz en los lotes, es clave colaborar regionalmente para coordinar decisiones conjuntas, por ejemplo, para concentrar las siembras por región (evitando el escalonamiento), recabar datos del minuto a minuto en cada lote de la actual campaña que sirva para el futuro, realizar relevamientos y controles a nivel regional. Y cuando de acciones conjuntas y de escala regional hablamos, el rol del Estado a través de sus distintos organismos cobra un rol fundamental. Por su parte, las empresas tendrán el rol de mejorar la oferta genética de maíz para las próximas campañas”.
La difusión de la información, el trabajo colaborativo, el conocimiento confiable y el saber que esta realidad nos obliga a trabajar en red, a nivel regional y atacando el problema de una manera proactiva. “Es un aprendizaje que tiene que servir para atravesar los momentos críticos como los que estamos viviendo”, advierten desde la REM.
¿Qué otros desafíos traerá aparejada la problemática? ¿Qué se esperará del productor y los sistemas agrícolas argentinos? Muchas incertidumbres y pocas respuestas. Mejor atacarlas como colectivo.
Fuente: Aapresid