Se desarrolló una herramienta para el control del tizón tardío de la papa que, además, hace más sostenible al cultivo.
El tizón tardío es la enfermedad más importante del cultivo de papa en el mundo, responsable de importantes pérdidas al año por reducción en el rendimiento y aumento de costos en las medidas de control. Puede afectar al cultivo en cualquier estado de desarrollo, con daños en hojas, tallos y tubérculos.
En apoyo a la toma de decisiones para el control de este patógeno, el INTA, la empresa McCain Argentina S.A. y la Universidad de Wageningen –Holanda– desarrollaron PhytoAlert, un sistema de alarma que logra determinar los momentos críticos para el desarrollo de la enfermedad en base a datos meteorológicos e incluye los fungicidas aplicados en el cultivo para las decisiones de control.
“La herramienta más utilizada y efectiva para controlar el tizón tardío es la aplicación de fungicidas”, explicó Florencia Lucca, responsable del Laboratorio de Micología y Bacteriología de Papa del INTA Balcarce –Buenos Aires–, quien aseguró que “tanto la industria como los consumidores demandan estrategias alternativas que permitan una protección más sostenible de los cultivos y una mejor administración de los fungicidas”.
Para la especialista, la utilidad de PhytoAlert es que “permite realizar aplicaciones preventivas justo antes de los períodos de infección previstos, teniendo en cuenta que el patógeno puede dispersarse rápidamente y abarcar grandes superficies cuando las condiciones climáticas son favorables”.
“PhytoAlert no sólo es una herramienta para la identificación de los momentos críticos para el desarrollo del tizón tardío, sino también en la selección del fungicida más adecuado para el control y prevención de la enfermedad”, puntualizó Lucca.
La especialista precisó que estas alertas se complementan con monitoreos de las poblaciones del patógeno con tarjetas de muestreo FTA, a fin de identificar posibles adaptaciones en las poblaciones y detectar nuevos genotipos más virulentos o resistentes a fungicidas. “Esta información puede ser empleada directamente para adaptar o modificar estrategias de control”, resaltó.
Sobre la experiencia de validación en el sudeste de la provincia de Buenos Aires durante cuatro campañas consecutivas, Lucca señaló que “fue un éxito en la práctica por su eficacia de control, en comparación con un programa tradicional de aplicación calendario (aplicado de rutina)”, señaló la especialista.
En estas campañas, “mostró reducciones en el uso de fungicidas de hasta un 50 %, que generó un ahorro económico de hasta 47,3 % por hectárea (variando según el año y la presión de la enfermedad) y redujo el impacto ambiental hasta en un 48 %”, apuntó la especialista, y agregó: “Actualmente se está validando en otras zonas de producción de papa en la Argentina, como Tucumán y Córdoba con excelentes resultados”.
Experiencia en Tucumán
En el Pedemonte sur de Tucumán, los beneficiarios de PhytoAlert son agricultores pequeños, con parcelas que no superan las 15 hectáreas y cuyo cultivo principal es la papa, que se complementa con maíz para choclo u hortalizas como zapallito de tronco y tomate.
La zona de producción está caracterizada por lotes ubicados en una superficie acumulada de 500 hectáreas, sistematizada por riego, con una plantación concentrada a mediados de junio en el Pedemonte tucumano.
Para llevar adelante los ensayos, los productores siguieron las recomendaciones de pulverización de PhytoAlert enviadas por WhatsApp en forma diaria o cada 2 días, según la presión o riesgo de la enfermedad. Las primeras experiencias se iniciaron en Tafí del Valle, área productora de papa semilla, en 2018, y al año siguiente se sumó el área productora de papa primicia en el sur tucumano.
Asimismo, los técnicos de la Agencia de Extensión Rural Aguilares del INTA brindaron apoyo en la toma de decisiones y mantuvieron contacto directo con los productores, que informaron y cargaron la cantidad de aplicaciones realizadas en el sistema para actualizar el estado de protección de cultivos.
“Si bien hubo campañas con menor presión de la enfermedad, los productores que siguieron las recomendaciones de PhytoAlert tuvieron una mejora notable en el manejo del tizón tardío, en comparación con un programa calendario”, explicó José García de la Oficina de Información Técnica La Cocha del INTA Famaillá, Tucumán.
De acuerdo con el especialista, “en muchos casos condujo a una reducción en el número de aplicaciones de fungicidas, cuando las condiciones no fueron propicias para el tizón, pero, principalmente, pudieron realizar aplicaciones preventivas y hacer una selección más eficientemente de los fungicidas”.
“La reducción de los costos de producción e impactos ambientales fueron significativos y, a la vez, pudieron mantener niveles adecuados de protección sanitaria y rendimientos de los cultivos”, agregó García.
Por otra parte, el técnico señaló que PhytoAlert mostró excelentes resultados para el manejo de las heladas, ya que las siembras tempranas de mayo y junio en Tucumán pueden verse impactadas por el fenómeno meteorológico. “Los ensayos demostraron que los productores más afectados de la zona fueron aquellos cuyos lotes no estaban bien regados o en los cuales se había removido el suelo”, precisó.
“Por los resultados obtenidos hasta el momento, consideramos la incorporación de PhytoAlert en los sistemas integrados de gestión de cultivos como una herramienta muy importante para la prevención del tizón tardío de la papa y un manejo adecuado del cultivo en las condiciones agroecológicas del Pedemonte de la provincia de Tucumán”, aseguró García.
La enfermedad
El tizón tardío de la papa, causado por Phytophthora infestans (Mont.) de Bary, es una de las enfermedades más devastadoras de la papa a nivel mundial. En 1845 causó en Irlanda la destrucción total de los campos de papa, que eran la principal fuente alimenticia de ese país, produciendo la muerte de miles de personas y la migración de muchos sobrevivientes a otros lugares de Europa y Norte América.
Desde esa fecha a la actualidad se han realizado numerosos estudios sobre la etiología, epidemiología y control de la enfermedad, los cuales se han incrementado aún más desde el hallazgo del tipo A2 en Europa en 1984, y el desarrollo de técnicas bioquímicas y moleculares que permitieron mejorar los estudios de la genética de poblaciones del patógeno.
Estos estudios nos permitieron conocer los peligros para la producción de papa que ocurrían después de los procesos de variación genética del patógeno, principalmente debido a la aparición de variantes con mayor resistencia a los fungicidas sistémicos, mayor virulencia y aptitud parasítica, así como a la presencia de oosporas como fruto de la reproducción sexual del patógeno en nuevas zonas agrícolas.
Síntomas
Hojas: Las manchas son de color marrón claro a oscuro, de apariencia húmeda, de forma irregular, algunas veces rodeadas por un halo amarillento, no están limitadas por las nervaduras de las hojas. Estos síntomas se presentan inicialmente en los bordes y puntas de las hojas. Bajo condiciones de alta humedad, se forman en la cara inferior (envés) de las hojas unas vellosidades blanquecinas que constituyen las estructuras del patógeno (esporangióforos y esporangios).
Las lesiones se expanden rápidamente, se tornan marrón oscuro, se necrosan y causan la muerte del tejido. En el campo, las plantas severamente afectadas emiten un olor característico, debido a la rápida descomposición del tejido foliar.
Tubérculos: Los tubérculos afectados presentan áreas irregulares, ligeramente hundidas. La piel toma una coloración marrón rojiza. Al corte transversal se pueden observar unas prolongaciones delgadas que van desde la superficie externa hacia la médula a manera de clavijas. En estados avanzados se nota una pudrición de apariencia granular de color castaño oscuro a parduzco, en estas condiciones puede ocurrir una pudrición secundaria causada por otros hongos (Fusarium spp.) y bacterias (Erwinia spp. Clostridium spp. Etc.), provocando la desintegración del tubérculo y haciendo difícil el diagnóstico.