La región núcleo enfrenta una nueva campaña con desafíos climáticos y económicos que ponen en riesgo la producción maicera.
Según un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la intención de siembra de maíz para la campaña 2024/25 en la región núcleo ha caído un 30% respecto al año anterior. Esta significativa disminución se debe a tres factores principales: el temor a la falta de lluvias en septiembre, el fenómeno de La Niña y la amenaza de la chicharrita, junto con el menor precio de cosecha.
El primer factor es el temor a la falta de lluvias en septiembre, un momento crítico para la siembra de maíz. La región núcleo ha estado experimentando condiciones de sequía severa, con julio 2024 perfilándose como uno de los meses más secos de los últimos 60 años. Este déficit hídrico ha generado una gran incertidumbre entre los productores, que temen que las lluvias no sean suficientes para garantizar un buen desarrollo del cultivo.
El segundo factor es el fenómeno de La Niña, que históricamente ha traído condiciones secas y desfavorables para la región. Este fenómeno climático agrava aún más la preocupación por la falta de lluvias, aumentando la incertidumbre y la cautela entre los agricultores. La posibilidad de enfrentar otro año con condiciones climáticas adversas refuerza la decisión de reducir la superficie destinada al maíz.
El tercer factor es la amenaza de la chicharrita, un insecto que ha causado daños significativos en cultivos anteriores. La presencia de este insecto limita las posibilidades de realizar siembras tardías, una estrategia que algunos productores solían adoptar en respuesta a condiciones climáticas desfavorables. El temor a nuevos ataques de la chicharrita ha llevado a los productores a descartar esta opción, reduciendo aún más la intención de siembra de maíz.
Además de estos factores, el menor precio de cosecha también contribuye a la disminución de la intención de siembra. Los márgenes netos del maíz muestran números ajustados, con una caída en el precio a cosecha del cereal que pasó de 18,3 u$s/tn a 17,2 u$s/tn. Esta reducción en la rentabilidad hace que los productores adopten una postura más cautelosa y posterguen decisiones clave.