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Semillas, innovación, digitalización y sustentabilidad

María Eugenia, la planta de procesamiento de semillas de maíz de Bayer, potenció su crecimiento con la incorporación de tecnología digital.

Cuando en abril de 2018 visitamos la planta de procesamiento de semillas de María Eugenia en Rojas, provincia de Buenos Aires, impresionaba la impronta fuertemente industrial de las instalaciones. Maquinaria, cintas transportadoras, secadoras, silo, bocas de recepción, selección y embolsado automatizado, hacían de la planta un gigante al servicio del procesamiento de semillas de maíz; de hecho, era la planta más grande del mundo en la materia, posicionamiento que hasta el día de hoy ostenta.

Cuatro años después, volver a María Eugenia nos llenó nuevamente de asombro. A esa impresionante infraestructura industrial que tenía la planta, se le sumó la última tecnología en digitalización. Es que Bayer, dentro de su objetivo de contribuir a la producción de más y mejores alimentos para el país y el mundo; y haciendo foco en la innovación, digitalización y sustentabilidad, concretó en María Eugenia fuertes inversiones en transformación digital.

Estas inversiones, incluidas en el plan estratégico de inversiones por 150 millones de dólares que lleva adelante la compañía, permiten, en parte, que la planta pueda producir 3,6 millones de bolsas de maíz al año (técnicos de María Eugenia estiman que este año el volumen llegará a las 4 millones de bolsas).

“Estamos comprometidos con el desarrollo de procesos cada vez más innovadores para poder alcanzar los objetivos de la compañía, no sólo potenciando la capacidad productiva hacia una mejora continua, sino que también contribuyendo a que Argentina sea protagonista con una agricultura más sustentable, que permita satisfacer la creciente demanda de alimentos”, destacó Juan Farinati, presidente y líder de la División de CropScience para Bayer Cono Sur, en el marco de la visita a Rojas, y destacó que de los 150 millones de dólares que la compañía está invirtiendo, 100 millones están destinado al agro y dentro de esto 70 millones al área de semillas.

Uno de los pilares de la incorporación de la digitalización en María Eugenia son los Centro de Inteligencia (CIO). La planta cuenta con tres CIOs que permiten monitorean todos los procesos de producción de planta y campo en tiempo real elevando la eficiencia en la gestión de los recursos y en la precisión en la toma de decisiones. Ejemplo de esto es que una semilla producida en la localidad salteña de Tolloche, en campos de la empresa Liag, pueda ser monitoreada desde su siembra hasta su disposición final en una bolsa que se comercializará para una nueva siembra de maíz. Los controles sobre la semilla son diversos y exhaustivos: calidad, poder germinativo, pureza varietal, análisis de los eventos biotecnológicos que contiene, etc.

“Los CIOs son una muestra clara de los beneficios de la agricultura digital, pues a través de tecnología de vanguardia y del Big Data, se realiza el seguimiento de todas las etapas, procesando y combinando en forma eficiente los indicadores para lograr el máximo potencial, cuidando a la vez los recursos naturales”, explicó Matías Marcantonio, líder Producción de Semillas Cono Sur de Bayer CropScience.

Otro de los pilares que sostienen la innovación en la planta es el Laboratorio Central –que cuenta con tecnología y equipamiento de avanzada- que desde Rojas opera para toda la región y en el que se realizan por año entre 60.000 y 80.000 mil testeos genéticos y fisiológicos a muestras de semillas de maíz llegadas desde distintas regiones. “A través del manejo de herramientas digitales, se miden los tiempos por testeo para garantizar la disponibilidad necesaria de los productos comerciales con los más altos estándares de calidad”, detallaron desde la empresa.

Las operaciones en María Eugenia están enmarcadas dentro de las metas de Bayer para el 2030, las que están alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y con el Acuerdo Climático de París; entre ellos realizar esfuerzos para reducir los gases de efecto invernadero (GEI) y abordar los impactos del cambio climático. Así, en la planta se llevan adelante proyectos que tienen un impacto significativo en el ambiente, como diversas iniciativas de energías renovables en la planta y los campos para optimizar la eficiencia energética, y sistemas de riego sustentables monitoreados desde la planta para reducir el uso del agua. Además, se puso en marcha el programa PROCarbono en los campos de producción de semillas para reducir la huella de carbono de sus actividades, contribuyendo a los objetivos de la compañía al 2030 de ser carbono neutro en sus operaciones y de reducir un 30 % las emisiones de GEI en la producción de cultivos.

“Bayer es la primera empresa semillera en contar con el 100 % de las labores de su producción de semillas certificadas bajo el marco de la norma IRAM 14.130 de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), que actualmente también alcanza a clientes y los productores que trabajan en la cadena de valor”, informaron desde la compañía, a lo que Matías Marcantonio agregó: “La certificación de BPA es el camino concreto para garantizar la sustentabilidad en la actividad agrícola y es la muestra sobre cómo en Bayer realizamos nuestras operaciones de forma segura, estandarizada y responsable, cuidando nuestro único planeta y a todos sus habitantes”.

Además, María Eugenia ya cuenta con certificaciones de clase mundial como Wildlife Habitat Council (WHC), único estándar voluntario de sustentabilidad que reconoce actividades de educación sobre conservación y mejoramiento de la biodiversidad; la LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental), que otorga la U.S. Green Building Council & Green Business Certification Inc., por la sustentabilidad en cuanto al diseño, los métodos constructivos y operativos del nuevo edificio temporario recientemente inaugurado.

“Sabemos que la construcción genera un gran impacto ambiental y, por eso, a la hora de planificar este nuevo espacio, se trabajó en minimizarlo, aplicando tecnologías innovadoras como sistemas de energía solar, recupero de agua de lluvia, climatización inteligente, gases refrigerantes no contaminantes, materiales de baja emisión de CO2 y gestión de residuos”, destacó Marcantonio.

Más de la mitad de la semilla de maíz que se siembra en Argentina sale de María Eugenia, en las más de 3,5 millones de bolsas (de 88.000 semillas cada una) con 66 híbridos para las distintas regiones maiceras del país. Este dato da relevancia a la importancia estratégica que tiene la planta de Roja en la cadena del maíz argentino como proveedor de proteína vegetal para el país y el mundo.

“En este lamentable contexto mundial por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, Argentina tiene un rol muy importante y una responsabilidad fenomenal en lo que refiere a seguridad alimentaria. En este marco, Bayer como líder de producción de semillas, genética y biotecnología, apoya el crecimiento y la responsabilidad que tiene el país. En María Eugenia se ve mucho de esto, que tiene que ver con la visión de Bayer: “Salud para todos, hambre para nadie”, a través acciones plasmadas con inversiones, talento, proyectos vinculados a sustentabilidad y a la comunidad”, remarcó Juan Farinati.

¿Faltará semilla?

El presidente y líder de la División de CropScience para Bayer Cono Sur, Juan Farinati, se refirió a la disponibilidad de semillas de maíz para la campaña 2022/23: “Vemos un productor que está apostando fuerte a la tecnología de punta y está demandando muchísimas semillas de maíz. Diría que él este año la semilla de maíz va a ser una limitante para el crecimiento de cultivo. Hay más demanda de semilla de alta tecnología que la que puede abastecer por dos motivos: primero, porque el mercado en los últimos años viene creciendo y eso hace que los inventarios del mercado de semilla estén cada vez más finitos y, segundo, en este año se produjo un poco menos de lo esperado a raíz de las altas temperaturas que afectaron al cultivo en el momento de polinización”.

Por: Belisario Saravia Olmos

Fuente: El Tribuno Campo