Las proyecciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos provocaron bajas en la Bolsa de Chicago. Hay temores por un fin de ciclo para la bonanza de las materias primas agrícolas.
Los precios de los granos cerraron con bajas importantes ayer en la Bolsa de Chicago y agitaron los temores de un fin de ciclo para la bonanza de las materias primas agrícolas. La proyección hecha el viernes pasado por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) de cosechas estadounidenses récord de soja y de maíz en la campaña 2023/2024 y el acelerado ritmo de las siembras de ambos cultivos son dos de los fundamentos que mantienen bajo presión al mercado.
Al término de la jornada, las pizarras reflejaron bajas de US$ 9,92 y de 8,64 sobre los contratos julio y agosto de la soja, que quedaron con ajustes de 491,26 y de 468,39 dólares por tonelada. Así, la posición más próxima de la oleaginosa se ubicó por debajo de la barrera de los 500 dólares por tonelada por primera vez desde el 6 de octubre último, cuando cerró con un valor de 498,98 dólares, pero marcó el nivel más bajo desde los 488,24 dólares del 31 de diciembre de 2021. En lo que va de 2023 el precio de la soja retrocedió un 12,7% frente a los 559,97 vigentes en la última rueda de negocios de 2022.
De vuelta a los fundamentos, según la previsión del USDA, desde mediados de septiembre Estados Unidos levantará una cosecha récord de soja de 122,74 millones de toneladas, superior a los 116,38 millones del ciclo comercial actual y a los 121,53 millones de la campaña 2021/2022, mayor marca histórica todavía vigente.
Para hacer realidad lo que hoy es una proyección viene contribuyendo el rápido avance de la siembra, que ya cubrió el 49% de los 35,41 millones de hectáreas previstos para la soja estadounidense, contra el 27% de igual momento de 2022 y el 36% promedio de las cuatro campañas precedentes.
La debilidad del valor de los aceites vegetales, liderados en la caída por el aceite de palma –el principal por volumen– aportan al momento de inestabilidad del complejo sojero, como también lo hace la falta de interés chino por la soja de EE. UU. dada la abundante disponibilidad del grano que hoy se ofrece en los puertos de Brasil, en el cierre de una campaña récord –ya se recolectó el 95,4% del área apta–, con un número final para la cosecha previsto por el USDA en 155 millones de toneladas.
Por el lado del maíz, el panorama es similar al descripto para la soja, en cuanto a que el viernes el USDA pronosticó en su informe mensual una producción 2023/2024 récord en Estados Unidos, con 387,75 millones de toneladas, frente a los 348,75 millones 2022/2023 y a los 384,78 millones del ciclo 2026/2017, que todavía es la mayor marca recolectada.
También en el caso del cereal la siembra avanza con celeridad sobre las principales zonas agrícolas estadounidenses, que en los últimos días recibieron benéficas lluvias. En efecto, según el reporte semanal del USDA, las labores cubrieron el 65% de un área prevista en 37,23 millones de hectáreas, frente al 45% de igual momento de 2022 y al 59% promedio de las últimas cuatro campañas.
Las pizarras de Chicago mostraron al cierre quitas de US$ 7,78 y de 3,74 sobre los contratos julio y septiembre del maíz, que se quedaron con ajustes de 221,05 y a 195,66 dólares por tonelada.
Ayer agravó el cuadro de situación del maíz la confirmó hecha por el USDA de la cancelación de una compra china del grano estadounidense por 272.000 toneladas. Es decir, no solo no hay nuevas operaciones, sino que la demanda china cancela parte de lo adquirido, seguramente para optar por mercadería de otros orígenes.
Y, en ese sentido, también se hizo notar la presión bajista por las buenas previsiones vigentes para la safrinha de Brasil, que entre julio y agosto podría volcar sobre el mercado parte de los cerca de 100 millones de toneladas que se esperan recolectar, muy cerca del inicio de la cosecha estadunidense, que arranca a principios de septiembre. Por entonces, la demanda podrá ejercer un criterio selectivo al momento de determinar el origen de sus compras, por lo que la competitividad será el activo más preciado.
Por último, el trigo también cerró en baja ayer en el mercado estadounidense. Una tónica que se acentuó luego de que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció que “el acuerdo del corredor de granos del Mar Negro se extendió por dos meses más con los esfuerzos de Turquía”.
El mercado estaba pendiente de qué ocurriría con el acuerdo a partir de mañana, que era la fecha tope impuesta por Rusia para la vigencia del corredor seguro para las exportaciones agrícolas de Ucrania.
Con el interrogante anterior develado, al menos hasta mediados de julio, las pizarras de Chicago mostraron al cierre pérdidas de US$ 8,09 y de 8,27 sobre los contratos julio y septiembre del trigo, que quedaron con ajustes de 229,83 y de 234,33 dólares por tonelada.
Las bajas fueron menores para el trigo en la Bolsa de Kansas, producto del mal estado de los trigos de invierno –se comienzan a cosechar entre fines de mayo y principios de junio–, que son los que responden por cerca del 70% de la oferta total del grano fino estadounidense.
Al respecto, el lunes el USDA redujo del 11 al 10% la proporción de cultivos de Kansas –es el principal Estado productor de trigo– en condiciones buenas/excelentes, lejos del 24% de igual momento de 2022. En el nivel país, el 29% de las plantas están en estado bueno/excelente, sin cambios respecto de la semana anterior, y por encima del 27% vigente un año atrás.
Las posiciones julio y septiembre del trigo en Kansas bajaron US$ 3,58 y 4,14, en tanto que sus valores de cierre fueron 325,37 y 320,86 dólares por tonelada.
Vale tener en cuenta que la mayor referencia externa para el trigo argentino es Kansas.
Por: Dante Rofi
Fuente: La Nación