El San Ignacio, desarrollado en Córdoba, consolida su presencia nacional con resultados productivos en climas extremos y exposiciones de alto nivel.
La Asociación Argentina de Criadores de Ganado Sanga continúa fortaleciendo su presencia en el sector ganadero. En los eventos más importantes del país, como la Exposición Rural de Palermo y la Expo Rural Salta, la asociación destacó la raza San Ignacio, un desarrollo argentino que demostró su adaptación y calidad.
“Tomamos la decisión de mostrar que en el norte se puede producir la misma calidad de carne que en la pampa húmeda. Y este es un desafío importante para todos los que estamos en el NEA y el NOA, independientemente de la raza que criemos, porque queremos derribar esa barrera comercial que hace que, si el animal tiene giba, valga menos”, señaló Andrés Costamagna perteneciente a la Asociación de Criadores de Ganado Sanga – San Ignacio
La Asociación participó en la última Exposición Rural de Palermo con 120 novillos provenientes de Salta, norte de Santa Fe y Córdoba. Fueron los únicos representantes del interior fuera de Buenos Aires, y lograron resultados destacados: tres primeros premios y un segundo lugar en novillos, además de un segundo puesto en la final de comparativa de calidad de carne frente a una media res Limousin.
“Pudimos demostrar que se puede producir desde Joaquín V. González, Salta, con la misma calidad que un Hereford o un Angus. El resultado nos confirmó que el norte puede competir de igual a igual”, agregó.
En la 81ª Expo Rural Salteña, la presencia de la raza también dejó su huella. Costamagna destacó que en el predio se exhibieron vaquillonas de 15 meses preñadas, criadas bajo el monte salteño. “Eso muestra que se puede hacer ganadería en estas condiciones. Es importante que otros criadores se animen: para nosotros, la experiencia en Salta fue muy positiva”, sostuvo.
Una raza de diseño con sello cordobés
El San Ignacio es una de las dos razas bovinas creadas en Argentina -junto al Limangus- y surgió en la Universidad Católica de Córdoba hace más de 30 años. Fue pensada para responder a las condiciones del NEA y el NOA, cuando la expansión agrícola desplazaba la ganadería hacia zonas más rústicas.
“El objetivo era tener una vaca diferente, pero que produjera la misma carne que la pampeana con precocidad sexual, fertilidad y adaptación. Para eso se diseñó una raza compuesta con lo mejor del Angus y del Hereford argentino, el aporte africano del Tuli y Simmental que suma producción de leche materna y calidad de res”, explicó Costamagna.
Actualmente, el San Ignacio cuenta con criadores desde Chubut hasta Jujuy, con experiencias también en Misiones, Corrientes, Córdoba, Santa Fe y La Pampa. Si bien su crecimiento es lento, la raza muestra ventajas productivas en ambientes difíciles: mayor longevidad, mejor respuesta en sequías o inundaciones, y mejores indicadores reproductivos.
“Nuestras vacas y toros son longevos, lo que no siempre resulta atractivo para el negocio de reproductores porque hay que esperar más tiempo para la reposición. Pero creemos que en zonas adversas el San Ignacio puede marcar una diferencia. No tenemos capacidad de marketing como otras razas, pero quienes la usan ven resultados y eso es lo que nos impulsa”, indicó Costamagna
en ese sentido confirmó que en los últimos meses aparecieron tres nuevos criadores vinculados a la raza en el norte. “Para nosotros es una gran novedad: hoy tenemos gente en Termas de Río Hondo, en Formosa y un criador en Jujuy que se animó a probar. Los socios de la Asociación somos 14 argentinos, 3 paraguayos y 1 uruguayo, pero la influencia del San Ignacio ya se nota en provincias como Santiago del Estero, Chaco, Salta y Buenos Aires. Somos pocos, pero estamos buscando que más productores se animen a probar y, sobre todo, a medir los resultados en el campo”, señaló.
Salta y el desafío de crecer con eficiencia
El potencial ganadero de la provincia fue ratificado recientemente por el gobernador, quien llamó a “llenar de vacas Salta”. Para Costamagna, el nuevo Ordenamiento Territorial que habilita unas 5 millones de hectáreas adicionales representa una oportunidad concreta para aumentar el stock.
“En el norte hubo un cambio grande, liderado por Brangus y Braford. El San Ignacio, al igual que el Bosmara o el Hereford, es una opción para cruzar y generar híbridos. Lo importante es que no se trata sólo de sumar cabezas: no sirve tener muchas vacas que produzcan pocos terneros. Hay que tener muchas vacas, muchos terneros y terneros pesados. Eso implica trabajar en la eficiencia de los rodeos”, explicó y sostuvo que el panorama político nacional también genera expectativas en el sector: “Hoy parece que vamos a poder exportar todo lo que queramos, sin los límites que la ganadería tuvo durante 50 años. Es cierto que esas heridas de prohibiciones y trabas son profundas, y hacen que las decisiones sean lentas, pero llega un momento en el que hay que decidir. Si las inversiones llegan, Salta tiene condiciones para aumentar su stock y mejorar su productividad”.