La compañía basa su estrategia en la acción conjunta de sus tecnologías biológicas para el tratamiento de semillas. Desde allí busca expandirse en uno de los mercados más importante del mundo.
Rizobacter está fortaleciendo su liderazgo en el mercado de tecnologías biológicas para el cuidado de los cultivos, al lograr que su biofungicida curasemilla Rizoderma, desarrollado en alianza con el INTA, pueda ser utilizado en Brasil, donde la compañía está radicada desde hace 23 años y desde donde está experimentando un acelerado crecimiento basado en un portafolio de productos de última generación que incluyen inoculantes, un bionematicida, adyuvantes y promotores de crecimiento, orientados a sistemas productivos sostenibles.
Con la incorporación de Rizoderma, la empresa parte del Grupo Bioceres Crop Solutions, corona un período de crecimiento exponencial de la filial brasilera, donde la facturación en los últimos cinco años pasó de USD 6.5 millones a USD 23.8 millones, lo que representa un incremento cercano al 260%. La línea de inoculantes -que representó 33% de la facturación en 2021- creció de un millón de dosis a más de nueve millones de dosis. Estos números se reflejaron en los tratamientos industriales de semillas, donde Rizobacter se consolidó como líder del segmento con cerca de 75% de participación.
Cabe destacar que en Brasil se invierten al año US$ 269 millones en productos biológicos, cifra que convierte al país en uno de los mayores mercados del mundo para este tipo de insumos. A esto hay que sumarle que se estima una tasa de crecimiento anual del 28 % (CAGR).
La aprobación de Rizoderma por parte del Departamento de Sanidad Vegetal e Insumos Agrícolas de la Secretaría de Defensa Agropecuaria de Brasil, le permitirá a Rizobacter ofrecer allí su tratamiento para semillas cien por ciento biológico. La compañía es líder en la inclusión de terápicos de base biológica en Argentina, que, gracias a un proceso de fermentación líquida de alta calidad, pueden ser aplicados con más de 90 días de anticipación y garantizar una supervivencia en el envase superior a los 18 meses desde la elaboración.
Un mercado en crecimiento
Más del 70% del mercado de biológicos brasilero está orientado al manejo del cultivo de soja (US$ 188 millones y cerca de 53 millones de hectáreas). Específicamente, el mercado de tratamiento de semilla alcanza a US$ 3,9 millones con una ocupación de más de 300 mil hectáreas y en pleno crecimiento. “El objetivo para alcanzar con Rizoderma en los próximos años es lograr una facturación de seis millones de dólares, orientándonos fuertemente al tratamiento de semilla a campo como también industrial”, detalló Gabriel Mina, responsable de la línea de Terápicos de Rizobacter.
Para la compañía, el futuro está en la protección inicial, “por eso desde Rizobacter se generan tecnologías de formulación únicas en el mercado adaptándose a las exigencias de los semilleros y productores”. Estas tecnologías, explica Mina, aportan “mayor compatibilidad de las formulaciones, mayor viabilidad sobre la semilla, permiten tratamientos anticipados más largos, facilitan la aplicación para el operario y, fundamentalmente, aportan sustentabilidad al sistema al no generar impactos negativos sobre el ambiente”.
La acción de la fórmula biológica
Los tratamientos biológicos reúnen la nutrición que brindan las tecnologías de inoculantes fijadoras de Nitrógeno, con la protección del biofungicida formulado en base al hongo Trichoderma Harzianum. La fórmula de Rizoderma ha comprobado su eficacia para controlar múltiples enfermedades de semilla y de suelo como Sclerotinia sclerotiorum (mofo branco), macrophomina, fusarium, rhizoctonia, Drechsleras, Bipolaris, Cercospora y Phomopsis, que afectan la germinación y desarrollo inicial en los cultivos de trigo, soja y arroz. Su formulación 100 % líquida agiliza el tratamiento y, además, permite que las células fúngicas sean más estables y con mayor poder fungicida, lo cual significa mayor protección en el campo.
Al ser un fungicida biológico, este terápico combina múltiples mecanismos de acción que impiden y frenan naturalmente las posibilidades de desarrollo de los patógenos. Los bioprotectores crecen, invaden y activan los mecanismos de defensa fisiológicos y bioquímicos en la planta y, así, le confieren mayor tiempo de protección durante todas las fases de crecimiento del cultivo.
“Al ser líderes en tratamiento de semillas de soja en Brasil, con más de cinco millones de hectáreas cubiertas con nuestros inoculantes, Rizoderma viene a integrar una herramienta fundamental, un programa de nutrición y protección que es el más completo y tecnológico del mercado”, sostiene Mina.
Fuente: Rizobacter