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Quieren ser lo que no son

Las carnes falsas vienen perdiendo la batalla, pero aún tienen poder de daño, y de engaño. El marketing intenta reemplazar los beneficios de la carne real, pero cada vez alcanza menos.

Actualmente nos enfrentamos a diversos fraudes, estafas y engaños. La lista sería demasiado larga para entrar en detalles. Queremos advertirles de un fraude que no tiene nombre. Bueno, si tiene. No sólo uno sino varios nombres o denominaciones que intentan imitar a la carne vacuna, al pollo y al cerdo. Hablamos de las “carnes truchas”.

Nos referimos a aquellas situaciones en las que se utilizan de manera inadecuada el término carne y el de diferentes derivados cárnicos con el objetivo de desplegar tácticas de marketing engañosas y perjudicando por supuesto a las carnes auténticas.

Si bien algunos productos ultra procesados veganos y elaborados a base de vegetales (plant based) vienen mejorando su apariencia, textura y sabor, se encuentran a años luz de igualar la experiencia sensorial de un bife de chorizo en un restaurante porteño, una empanada de carne salteña o un sándwich de milanesa tucumano. Sin embargo, a los consumidores desprevenidos o desinformados les puede costar diferenciar los productos de verdad de las falsas imitaciones.

Mística trucha

Y qué decir de algunas empresas con mentalidad algorítmica que tratan de disfrazar ciertas experiencias con rituales argentinos casi religiosos. Disfrutar una hamburguesa casera a la parrilla no es lo mismo que comerse una fake burguer por más que se haga también a la parrilla. Cuidado, porque la apelación a tradiciones muy arraigadas en nuestros corazones puede hacer que no tomemos las decisiones más inteligentes.

Esto puede resultar muy grave ya que más allá de estratagemas publicitarias para engañar a la gente, la peor estafa es la estafa nutricional. Una hamburguesa vegana no posee el mismo contenido nutricional que una hamburguesa tradicional. No es que sale un nutriente del plato y entra otro. Se trata de evaluar su biodisponibilidad y la forma en que los mismos pueden llegar a ser verdaderamente incorporados a nuestros organismos.

Además, algunas pseudocarnes o productos sustitutos de origen vegetal y que publicitariamente la van de naturales, pueden estar compuestos por varios ingredientes, algunos de ellos incluso sintéticos o artificiales.

Agazapadas

¿Por qué estos productos querrían robar la identidad a la carne? Simplemente porque saben que blanqueando su propia composición quedarían expuestos a una opinión no del todo favorable por parte de aquellos consumidores que valoran lo natural.

La carne vacuna argentina es 100 % natural y posee solo un ingrediente: carne vacuna de verdad. Por ello, es la principal interesada en que el consumidor se empodere y que sepa realmente qué tipo de alimento lleva a su casa. Hoy existen cada vez más madres preocupadas porque sus hijos adolescentes abandonan las carnes. Los cuestionamientos ambientales, hacia el maltrato animal o argumentos relacionados con el posible impacto negativo en la salud, presentes en diferentes reclamos de activistas ambientalistas, anti especistas, veganos, ecologistas, etc., deberían contraponerse al hecho que estamos ante uno de los alimentos más naturales a los que podemos tener acceso.

La gente está mirando cada vez más las etiquetas de los alimentos. No quieren excesos de azúcar, grasas, sal, etc. El consumidor aspira a más alimentos sanos y, a pesar del bullying que se hace a las carnes en redes sociales, la carne vacuna argentina puede expresar orgullosa que es reconocida por los propios argentinos como la mejor del mundo.

Todo muy natural

La Argentina es ganadera por excelencia y la forma en que se obtiene la carne difiere sustancialmente de sistemas de producción ultra intensivos propios de otras naciones. Aquí la mayoría de nuestros animales siguen pastando libremente en la inmensidad de campos que parecen no tener fin.

El lugar de la crianza de la mayoría de las vacas en Argentina no tiene que ver con procesos de deforestación y su alimentación no compite con la de la gente. Pero la fake carne que algunos promueven como panacea sí puede perjudicar a uno de los sectores más pujantes del país. Por ello, pongamos al descubierto a aquellos que “quieren ser lo que no son”.

Por: Ing. Agr. Adrián Bifaretti, jefe Departamento de Promoción Interna Ipcva. Lic. Eugenia Brusca, asistente Departamento de Promoción Interna Ipcva.