La nutrición de la vaca durante la gestación condiciona el desarrollo del feto, sanidad, desarrollo reproductivo y calidad de carne.
El médico veterinario Sebastián Maresca, en su conferencia Programación fetal, destacó: “El concepto de programación fetal o imprinting metabólico se originó en estudios realizados en hijos de mujeres que sufrieron restricciones nutricionales severas durante la gestación debido a un bloqueo Nazi en el final de la Segunda Guerra Mundial. Los hijos de madres subnutridas fueron más propensos a padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad. Fue el doctor Barker (1993) quien introdujo la hipótesis de que la nutrición materna durante la gestación puede influenciar la fisiología del feto, el crecimiento y la salud posparto”.
Luego, detalló que numerosos estudios se han focalizado sobre los aspectos nutricionales que afectan el desempeño reproductivo de las vacas, sin evaluar posibles efectos negativos sobre el desempeño productivo del ternero. “Recientes estudios en animales domésticos han determinado que la subnutrición durante la gestación genera un retardo del crecimiento y desarrollo fetal. Esto tiene un efecto negativo en el crecimiento postnatal, ya que se afecta el desarrollo del aparato gastrointestinal afectando la eficiencia de utilización del forraje. El retardo en el crecimiento fetal también puede afectar el desarrollo del aparato reproductivo y el futuro desempeño de las terneras si son utilizadas como madres”, dijo.
Para el ingeniero agrónomo Oscar L. Ferrari, cuando el período de restricción alimenticia de la vaca gestante, especialmente proteica, es por un período corto (45 a 60 días) el vacuno utiliza la proteína que degrada de los tejidos para ser empleado en todo el metabolismo. “Si posterior a esta restricción el vacuno recibe una adecuada alimentación recupera el 100 % del peso perdido. Mientras que, si la restricción es por un período mayor a los 60, aunque a posteriori a ella, la vaca coma muy bien, sólo recupera entre el 70 al 80 % del peso perdido, o tal vez menos, dependiendo de la categoría y de la intensidad de la restricción. Esto se debe a que el vacuno degradó su masa muscular para generar la proteína que no ingresó por la boca”, aclaró.
La cantidad de carne que un animal produce depende del número de fibras musculares que desarrolla, como también del tamaño de estas fibras. En tanto, el sabor de la carne y su jugosidad está determinado por el nivel de marmoreo, es decir, por la cantidad y el tamaño de las células grasas dentro de los cortes cárnicos, ambos aspectos, están determinados durante la gestación. Si el vientre sufre de un mal manejo nutricional durante esta etapa, la cría tendrá un menor número de fibras musculares y adipocitos en comparación a una de una vaca bien nutrida y alimentada.
Durante los 2 a 8 meses de gestación se forman la mayoría de las fibras musculares. Una reducción del número de fibras musculares durante este periodo por causa de una subnutrición maternal puede traer una larga y perdurable consecuencia irreversible en la descendencia. La grasa visceral se define en el séptimo u octavo mes y la subcutánea poco antes del nacimiento.
A partir del cuarto mes de gestación comienza el proceso de adipogénesis, es decir, se define el número de adipocitos (células grasas) que determinarán el futuro nivel de marmoreo o veteado de la canal. Finalmente, a partir del sexto mes de gestación comienza un proceso de hipertrofia de la fibra muscular y de los adipocitos. Una restricción durante este periodo afectará el tamaño de estas células. En consecuencia, un mal manejo durante los dos últimos tercios de la preñez implicará que la progenie presente un menor peso al nacimiento, resultado probablemente de una menor cantidad de fibras musculares y del menor tamaño de éstas.
Según el ingeniero Ferrari, la teoría clásica infería que el marmoreo se formaba a una edad del animal superior al año y con ganancias medias a altas de peso, sin embargo, investigaciones más modernas indican que se puede lograr un buen veteado a edad temprana.
Por su parte, el doctor Darío Colombatto sostiene que una forma eficiente de generar marmoreo sería incrementando el nivel nutricional de las vacas en el último tercio de gestación y en la progenie hasta por lo menos el octavo mes de vida, ya que tratamientos posteriores no tendrían el mismo nivel de respuesta.
Existe una importante proporción de vacas del rodeo nacional que sufren restricciones nutricionales durante el invierno, etapa que en general coincide con la segunda mitad de la gestación. Hoy existen suficientes evidencias que indican que la nutrición de la vaca durante la gestación es de gran importancia debido a que condiciona el desarrollo del feto y puede tener efectos a largo plazo en la sanidad, desarrollo reproductivo y calidad de carne.
Por: M. V., M. Sc. Julieta Fernández Madero, directora Laboratorio Carnes del NOA, FCAyV – V. I+D – UCaSal