La Fundación Pensar reclama a las autoridades que expliquen cómo se controlará que no haya escapes del trigo HB4.
Aunque el trigo resistente a sequía, modificado genéticamente y desarrollado por la empresa argentina Bioceres, no provoque problemas para la salud o a la bioseguridad, advierten que la siembra en 55.000 hectáreas con esta variedad tiene riesgos comerciales para las exportaciones argentinas del cereal. Así lo afirma un documento de la Fundación Pensar, ligada al PRO, que reclama a las autoridades que “expliquen de qué manera se controlará que no haya escapes (de estos materiales) y quién será el responsable ante un eventual problema comercial en la totalidad del trigo argentino”.
Según el informe, el trigo HB4, como se conoce a esta variedad, pasó por “exhaustivos exámenes del Senasa y de la Comisión Nacional de Biotecnología Agrícola (Conabia)” durante el anterior gobierno. No obstante, para la Fundación Pensar, hay un problema comercial. “No podemos poner en riesgo el trigo argentino”, señaló.
En el documento se señala que no existen trigos genéticamente modificados de carácter comercial en el mundo. “Todos nuestros países competidores lo saben y cuidan de no aprobar eventos transgénicos porque saben que hay rechazo por parte de los consumidores”, añadió.
Para la Fundación Pensar, el país “está jugando al filo con la multiplicación de trigo HB4 a la espera de su liberación comercial por autoridades brasileñas”. Según recordó, la firma Bioceres informó que hay unas 55.000 hectáreas de trigo HB4 sembradas en 350 sitios del territorio nacional. “El riesgo que se corre de mezclado de esa semilla con trigos destinados a consumo o exportación es muy alto. No sabemos qué planes de control, y más importante aún, qué planes de contingencia hay a nivel nacional para el caso de darse la muy probable accidental mezcla de trigo HB4 y trigo no GMO, lo cual es altamente probable”, añadió el informe.
La compañía obtuvo la aprobación del Gobierno para sembrar esta variedad que es resistente a sequía, pero le impidió su venta hasta tanto no haya una autorización del principal comprador del trigo argentino, Brasil. Bioceres ya presentó la solicitud ante las autoridades regulatorias en biotecnología en el país vecino. Además, explicó que el programa de materiales HB4, que también incluye a la soja, se desarrolla con un criterio de “identidad preservada”, que ofrece trazabilidad del cultivo. Por otra parte, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, expresó su apoyo a la siembra del trigo genéticamente modificado.
Por su parte, la Fundación Pensar recordó que “para la detección de eventos OGM no aprobados en un embarque, para los países compradores, la tolerancia de recibo es 0%; por lo tanto, los riesgos comerciales son altísimos”.
La entidad vinculada al PRO, señaló también que durante el gobierno de Mauricio Macri se aprobaron 26 eventos biotecnológicos. “Desde 1991, que comenzó la regulación de los OGM, han sido aprobados 61 eventos en total. Lo cual coloca al gobierno de Mauricio Macri como el que más eventos aprobó en un lapso tan corto. Todo esto se hizo bajo las más estrictas normas de bioseguridad, inocuidad y aceptación de nuestros productos en los mercados tanto domésticos como del exterior”, señaló. A su vez, explicó que “la Conabia es centro de referencia de la FAO para otros países que regulan biotecnología”.
Respecto del trigo HB4 recordó que fue aprobado tanto por la Conabia como por el Senasa, aunque la comisión de Mercados del Ministerio de Agricultura no aprobó el evento, “debido a que los consumidores, y las autoridades regulatorias de todos los países del mundo no aceptan trigos OGM para su consumo”.
La semana pasada, la entidad empresaria que agrupa a la industria molinera de Brasil, Abitrigo, dijo que no estaba dispuesta a comprar trigo genéticamente modificado si era autorizado para su comercialización.
Fuente: La Nación