Crecen las opciones de consumo para quienes quieren tomar solo una copa o probar más de un varietal en la misma salida.
La tendencia al consumo de vino tirado o draft wine, en lugares como restaurantes o bares ha ido creciendo con el correr de los años y la industria ha buscado maneras de adaptarse a esta nueva forma de comprar vino.
Este tipo de consumo de vino tirado le otorga al consumidor la experiencia de sentir el vino como si estuviera en la bodega, disfrutándolo directamente de una pileta o de un tanque de elaboración.
Permite ser versátiles en degustaciones, vender en diferentes tamaños y, además, que el vino sea tirado, le brinda la oportunidad al comensal de servirse él mismo si así lo quisiese y hasta combinar los varietales distintos que salen de las canillas: Malbec, Syrah y Cabernet Franc.
Una gran ventaja es que los vinos de grifo son sustentables ya que este servicio directo de la bodega a la copa minimiza los desperdicios, prolonga la conservación del vino por más tiempo y no requiere insumos como botellas, cápsulas, corchos o etiquetas para el envasado del producto.
Sistemas de envasado
KeyKeg: es la forma más común de trasladar el vino desde la bodega hacia los lugares de distribución, donde podemos, como consumidores, pagar la copa de vino tirado.
Este sistema de envase consiste en un tanque de acero inoxidable de volumen variable, en donde se almacena el vino y se distribuye a los locales. El vino viaja desde el tanque de acero inoxidable (que conserva al producto en un ambiente inertizado, es decir, en ausencia de oxígeno), pasando luego por una serpentina refrigerante y después llega a nuestras copas en una especie de chapuzón que lo sirve para que lo disfrutemos directamente desde el grifo.
Este sistema tiene en cuenta que el vino es una bebida delicada y que requiere un máximo cuidado, se estima que genera un ahorro para la bodega de un 50 % en comparación con el embotellado, teniendo en cuenta los costos de vidrio, etiquetado y corcho.
Una vez que se abre el barril el vino dura un mínimo de 3 meses y sin abrir 2 años. Tiene una capacidad en volumen de 10, 20 o 30 litros
La ventaja es que con este sistema se puede almacenar tanto vinos como espumosos. También es utilizado en la industria cervecera.
Este sistema genera ganancias a las bodegas, ya que implica un ahorro en envases, etiquetado y corcho. Se estima que es un 50 % en comparación con el envasado convencional en botellas de vidrio.
Bag in box: una opción más doméstica y la cual todos podemos adquirir en supermercados o vinotecas es la de vino en caja o bag in box.
Este envase de volumen más limitado que el KeyKeg es una excelente opción para almacenar vino hasta 20 días desde la primera copa y para disfrutar de la experiencia del vino tirado desde nuestra casa, en restaurantes o en bares, manteniendo la calidad y las características organolépticas del vino.
Consiste en una caja de cartón que en su interior contiene una bolsa de características especiales que almacena el vino al vacío y evita la oxidación del líquido y la pérdida de sus cualidades organolépticas ya que la bolsa a medida que se vacía se contrae impidiendo la entrada de aire, además, la bolsa posee un grifo dosificador para poder servir copa a copa el vino sin que quede expuesto a la oxidación.
La válvula dispensadora se cierra herméticamente cuando el líquido deja de verterse.
Este sistema permite fraccionar entre 3 y 5 litros de vino por unidad, y tiene una durabilidad una vez abierto de más de 30 días, lo que lo vuelve la mejor opción si queremos degustar distintas variedades.
Para transportar un millón de litros en el sistema bag in box, se necesitan 6,4 camiones, mientras que para el mismo volumen de vino envasado en botellas se necesitan 36,8 camiones.
En conclusión, este sistema economiza gastos de transporte además de ser amigable con el medio ambiente, debido a la disminución de logística y al ahorro en envasado.
En el 2021, Argentina fue el país que, aún con muy poco volumen, registró la mayor suba porcentual en sus exportaciones de bag in box (BIB): 79,1 % en volumen y 27,2 % en valor.
¿Cómo apreciar organolépticamente este estilo de vinos?
En pos de conservar la expresión natural del vino, muchas veces este estilo de vinos deja de lado filtraciones o clarificaciones; por lo que, los draft wines o vinos tirados, pueden llegar a presentar a la vista cierta falta de limpidez y brillantez.
Esto no quiere decir que el vino tenga algún tipo de defecto, sino todo lo contrario: se muestran al natural, sin aditivos ni correcciones que se suelen utilizar antes de embotellar los vinos.
En cuanto a la nariz de los vinos, este estilo muchas veces no busca demasiada complejidad aromática y, hasta muchas veces, los draft wines están pensados para no ser los protagonistas.
Muchos productores -que se lanzaron a la comercialización de este estilo de vinos- aseguran que cuando pensaron en sumarse a la oleada de los vinos de grifo lo primero que buscaron es que los consumidores disfruten del momento, sin tanta complicación técnica que muchas veces desde la industria del vino marean a quienes solo buscan beber vino de un modo simple y sin tantas vueltas.
En boca, en general, los draft wines son vinos frescos y frutales.
Son super fáciles de tomar, más ligeros y menos alcohólicos (suelen tener entre 12º y 13º).
Para conservar y potenciar esta chispa los draft wines, en general, tienen muy poca crianza en madera, así la fruta explota a cada sorbo en el paladar.
Por último, si tenemos que hablar de temperaturas de servicio, los vinos tirados idealmente se deben servir entre unos 5 ºC/11 ºC. En este estilo de vinos muchas veces no es necesaria una diferenciación de temperatura de servicio entre vinos blancos, tintos o espumantes.
Todos deben ser servidos a bajas temperaturas para potenciar sus cualidades de frescura en la boca.
Fuente: Observatorio Vitivinícola Argentino (publicado en El Tribuno Campo)