La AIV integrada por referentes de 20 países, sostiene que la estrategia sanitaria global amenaza la producción, la economía y la tradición vitivinícola.
La Académie Internationale du Vin (AIV) hizo pública una carta abierta dirigida a los jefes de Estado y de Gobierno de todos los países miembros de Naciones Unidas. En ella, la organización advierte sobre el riesgo que, a su juicio, supone la postura de la Organización Mundial de la Salud (OMS) respecto al consumo de vino. La AIV considera que las medidas propuestas por la OMS para reducir el consumo de alcohol pueden poner en peligro la cultura del vino en Europa y en otros lugares.
La AIV, con sede en Lausana (Suiza), agrupa a cerca de 100 personalidades del mundo del vino procedentes de 20 países. Entre sus miembros figuran productores, periodistas, científicos y expertos reconocidos internacionalmente. La carta se publica pocos días antes de que la Asamblea General de Naciones Unidas debata una resolución sobre la prevención de enfermedades no transmisibles y la promoción de la salud mental, prevista para el 25 de septiembre. El texto incluye propuestas como limitar o prohibir la publicidad del alcohol, restringir su disponibilidad física y reforzar las leyes contra la conducción bajo los efectos del alcohol.
Según la AIV, estas medidas pueden tener consecuencias graves para el sector vitivinícola y para el patrimonio cultural asociado al vino. La organización argumenta que prohibir o restringir el consumo visible de vino en espacios públicos, como terrazas o restaurantes al aire libre, supondría un paso hacia la prohibición total. Además, señala que otras iniciativas, como el aumento de impuestos especiales o la inclusión de advertencias sanitarias severas en las etiquetas, forman parte de una tendencia a “desnormalizar” el vino.
La polémica se intensificó tras la publicación en 2023 por parte de la OMS de un estudio que afirmaba que no existe un nivel seguro de consumo de alcohol. Sin embargo, bodegas y algunos académicos citan investigaciones que sugieren que un consumo moderado puede tener efectos beneficiosos para personas mayores de 40 años. Diversos científicos y expertos independientes han cuestionado tanto la metodología como las conclusiones del informe utilizado por la OMS, aunque muchos medios lo han tratado como referencia principal.
El presidente de la AIV, Guillaume d’Angerville, ha explicado que esta intervención pública es excepcional para la organización, pero considera necesario alertar sobre lo que califica como una amenaza existencial para una cultura milenaria. D’Angerville subraya que es importante reconocer el riesgo y actuar con urgencia y colectivamente.
Por su parte, Véronique Sanders, canciller de la AIV, ha señalado que el objetivo es recordar al mundo que el vino ha contribuido a la historia humana durante más de ocho mil años y representa un lenguaje universal que une a las personas más allá de las fronteras. Sanders añade que el vino simboliza una pasión por compartir y constituye un patrimonio universal.
La AIV pide a los líderes mundiales que no cierren el debate científico antes de tiempo y que no aprueben medidas restrictivas sin datos sólidos e independientes. La organización defiende que solo estudios aleatorios a largo plazo pueden servir como base legítima para legislar sobre el consumo de vino. Además, recomienda revisar trabajos científicos recientes sobre los efectos del vino en la salud antes de tomar decisiones.
En su carta abierta, firmada por numerosos profesionales del sector procedentes de Europa, América y Asia, la AIV solicita un enfoque equilibrado: combatir los excesos, pero reconocer el valor de la moderación; proteger la salud pública sin menoscabar tradiciones culturales; y preservar el vínculo entre las personas y su entorno vitivinícola.
La lista de firmantes incluye a más de 80 figuras destacadas de la industria vinícola mundial -productores, escritores, científicos y distribuidores de más de 20 países- lo que pone de relieve la amplitud de la preocupación dentro del sector.
Fuente: Vinetur.