Según la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), se resignarán unos 100 millones de dólares por mes con el esquema para exportar que ayer anunció el Gobierno.
Luego de que el Gobierno oficializara la suspensión para vender al exterior siete cortes populares y un cupo para colocar solo un 50% de los embarques, se perderán cerca de US$ 100 millones por mes, unos US$ 1200 millones este año.
El dato lo brindó la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA), que realizó un análisis sobre el impacto de las medidas implementadas para con el sector productivo. Ayer el Gobierno suspendió hasta fin de año la venta al exterior de siete cortes (asado, falda, matambre, tapa de asado, cuadrada, paleta y vacío) y cuotificó al 50% hasta el próximo 31 de agosto las exportaciones en general, sin contar las cuotas que tiene asignadas el país.
“Con estas medidas queda cerrado el 42% del volumen de exportaciones y abierto el 58%, dejando fuera de este cupo las cuotas Hilton, 481 y las 20.000 toneladas a Estados Unidos que representan cerca del 8% del volumen total. En dólares, significa que, de una exportación de US$ 250 millones por mes, se perderán cerca de US$ 100 millones por mes, unos US$ 1200 millones por año”, destacó FADA.
En diálogo con LA NACION, David Miazzo, economista jefe de la entidad, explicó que, si bien en comparación contra el cierre total anterior de exportaciones de 30 días, es una situación menos negativa, está muy lejos de ser una medida positiva para el sector.
“Sigue siendo muy mala. Porque a la brecha cambiaria y los derechos de exportación ahora se suma el cepo del 42% a las exportaciones. No hay registro en la historia de los países que hayan cerrado sus exportaciones de sus productos principales. En el mundo, los países exportadores no delimitan sus ventas porque son los que compran quienes ponen trabas proteccionistas”, señaló.
“El efecto que se produce es el contrario porque se corta la demanda a la cadena. Uno produce más cuando hay una demanda y un precio que lo acompañe y esto es menos incentivo para producir. En el mediano plazo, y solo porque la ganadería tiene su propio ciclo, la producción va a caer”, enfatizó.
Para Miazzo el problema de la carne no es de abastecimiento, sino que es de acceso. “La demanda local cayó porque la gente tiene poco poder adquisitivo. El salario real de 2018 a hoy descendió un 20%. Si hace tres años podíamos comprar cinco litros de nafta hoy solo podemos comprar cuatro”, detalló.
En ese sentido, destacó que hay una relación directa y lineal entre la caída del consumo de carne bovina con la del salario real. “El Gobierno cierra las exportaciones cuando existe un consumo local muy debilitado, es decir que esa vía de escape que tenía la cadena con la exportación se la interrumpió y se le terminará pegando por los dos lados”, remarcó.
“Serán unas 350.000 toneladas de carne que ingresarán a un mercado interno deprimido que ya tiene unas 2,3 millones de toneladas”, añadió.
El economista enfatizó que los principales perjudicados son los trabajadores de la carne de los frigoríficos exportadores que verán menguado su empleo de manera considerable. También sufrirán los frigoríficos medianos que exportaban solo a China y no tienen manera de redireccionar su negocio para que sea más rentable. “No hay que olvidar al primer eslabón de la cadena productiva que es el criador ganadero y el tambero que también con este cierre ven comprometidos los precios de su hacienda en pie”, finalizó.
La visión de la industria
Daniel Urcía, presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra), expresó que la suba que experimentó la carne obedece a un faltante de oferta que responde a cambios productivos. La medida restrictiva “derivará en una menor producción y, en definitiva, en nuevos aumentos de precios”.
“En los últimos meses, el precio de la carne bovina viene siendo noticia, lo que pone en evidencia el deterioro del poder adquisitivo de la población. El cese de exportaciones no es una herramienta que sirva para corregir precios internos, tampoco creemos que cualquier otro mecanismo de restricciones a la exportación sirva para cumplir con ese objetivo”, aseguró.
Para Urcía, la mayor producción se logra generando un ambiente de inversión e instrumentos que incentiven la misma. “Solo con inversión se genera empleo y se aumenta la oferta. Restringir mercados conlleva a restringir producción y eso nos llevará a una menor oferta de carne y precios más caros en el mediano plazo, como ya lo vivimos”, concluyó.
Por su parte, la Mesa de Enlace de Santa Fe señaló que la medida afecta gravemente a provincias como la suya y se declaró en estado de alerta y movilización. ”Es una falacia que pretende tomar por ingenuos a todos, argumentar que con dichas medidas se va a solucionar el problema de los precios en el mostrador”, dijo.
En este sentido, solicitó que el Gobierno deje de señalar a “los productores agropecuarios como responsables de los problemas que con sus incapacidades no logran solucionar”.
“En el problema de la inflación incontrolable de los precios en general, poca o nula incidencia tienen los chinos y su apetencia por nuestras carnes de vacas de descarte. El mejor plan ganadero es dar previsibilidad y rentabilidad a toda la cadena y el Gobierno está haciendo lo opuesto. Hablar de planes ganaderos con las exportaciones suspendidas es un absurdo”, enfatizaron.
Por: Mariana Reinke
Fuente: La Nación