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Mapas de malezas 2025: una foto cada vez más compleja

Más de 25 millones de hectáreas tienen malezas resistentes o tolerantes y advierten sobre un escenario cada vez más complejo.

Los Mapas de Malezas que elabora la Red de Manejo de Plagas (REM) de Aapresid ofrecen una radiografía actualizada de una problemática que no deja de crecer. El relevamiento 2025 muestra que más de 25,8 millones de hectáreas del país presentan al menos una maleza con resistencia o tolerancia comprobada, lo que representa un desafío directo para la sustentabilidad de los sistemas agrícolas.

Se trata de la séptima edición de un trabajo que se consolidó como referencia ineludible. Cada año, miles de productores y técnicos consultan los mapas para identificar cuáles son las especies más problemáticas en su zona y cuáles son las tendencias que marcan el rumbo de la resistencia en el país.

Área afectada por malezas problema en Argentina.

Nuevas especies en la mira

El mapeo incluyó 34 especies en total: 28 resistentes y 6 tolerantes. Entre ellas se sumaron por primera vez Bassia scoparia RALS, Bassia scoparia RALS+RG y Sonchus oleraceus, lo que refleja que la lista sigue ampliándose con nuevas amenazas.

Además, en 13 especies se avanzó en la cuantificación de abundancia, un dato clave para entender no solo dónde están presentes, sino en qué magnitud afectan a los sistemas productivos. Esta información es estratégica para definir prioridades de control y orientar inversiones en tecnologías de manejo.

Malezas más extendidas

El informe confirma que las malezas de mayor expansión siguen siendo Conyza sp. y Amaranthus sp. resistentes a glifosato, que ocupan millones de hectáreas y están presentes en casi todas las regiones agrícolas.

En segundo lugar, crecen con fuerza especies como Sorghum halepense RG, Echinochloa colona RG, Eleusine indica RG y varias Chlorideas, que ya superan entre 12 y 14 millones de hectáreas afectadas. Estas gramíneas, que en el pasado tenían un impacto más localizado, hoy se consolidan como uno de los principales dolores de cabeza para los agricultores.

Malezas problema con mayor crecimiento geográfico.

En términos de avance geográfico, Conyza sp. RALS repitió por segundo año consecutivo como la especie de mayor dispersión territorial, desplazándose hacia nuevas áreas agrícolas. Le siguieron Digitaria sanguinalis RG y los Nabos resistentes tanto a ALS como a glifosato, que también registraron un crecimiento acelerado.

Un escenario cada vez más difícil

Más allá de los números, los especialistas destacan que lo más preocupante es la superposición de resistencias en un mismo lote. En muchas zonas, los productores enfrentan la coexistencia de dos, tres o más especies resistentes al mismo tiempo, lo que hace que los métodos tradicionales de control químico sean insuficientes.

Otra alerta es la dispersión territorial: malezas que antes estaban restringidas al centro o sur agrícola ahora aparecen en provincias del norte y del oeste. Esa dinámica obliga a replantear las estrategias regionales y a reforzar la capacitación de técnicos y productores en cada zona.

Monitoreo y manejo integrado

Desde la REM insisten en que los mapas son una herramienta de diagnóstico, pero no reemplazan el monitoreo constante en el campo. Recomiendan que cada productor complemente la información nacional con relevamientos a nivel de lote, para detectar a tiempo la aparición de nuevas resistencias y ajustar las prácticas de manejo.

En ese sentido, remarcan que la única salida es el manejo integrado de malezas, que combine múltiples estrategias: rotación de cultivos, diversificación de principios activos, uso de prácticas culturales como la siembra de cultivos de cobertura, y monitoreo permanente. Solo así, sostienen, será posible frenar el avance de una problemática que compromete la productividad de los sistemas agrícolas y la competitividad de la Argentina en los mercados internacionales.

“Cada vez se observan más solapamientos de especies resistentes y tolerantes en los mismos lotes. Las que comenzaron en el sur se diseminan hacia el norte, y viceversa, configurando escenarios de manejo más desafiantes”, advierten desde la REM.