El achaparramiento del maíz, producido por Spiroplasma, avanza en el norte argentino y puede provocar pérdidas de hasta el 70 % en el cultivo.
El achaparramiento del maíz, producido por Corn Stunt Spiroplasma (CSS) o Spiroplasma, es una enfermedad que afecta principalmente al norte del país. Es una de las más temidas por los productores por su enorme potencial de daño: las pérdidas de rendimiento pueden superar el 70 %.
El agente causal de la enfermedad es la bacteria Spiroplasma kunkelii, la cual se aloja exclusivamente en la planta de maíz, puntualmente en el floema por donde circulan los productos de la fotosíntesis. Este patógeno se va transmitiendo de una planta a otra gracias a su vector la chicharrita Dalbulus maidis.
El plato favorito de la chicharrita también es el maíz, del cual se alimenta mediante su aparato bucal picador-suctor inyectando así el patógeno. Esta plaga tiene la capacidad de transmitir además otras enfermedades asociadas al CSS, como Fitoplasma (Maize Bushy Stunt, MBS) y Virus del rayado fino (MRFV), pudiendo presentarse combinadas.
Se la reconoce por su tamaño muy pequeño (3 a 4 mm de longitud) y su color amarillo pajizo con dos manchas redondas negras sobre el vértice de la cabeza. Las alas traseras son traslúcidas y se extienden más allá de la punta del abdomen, mientras que las ninfas son de color amarillo traslúcido y carecen de manchas.
Ciclo de la plaga
Dalbulus maidis presenta por lo menos cinco generaciones desde noviembre a mayo. Sobreviven el invierno en “puentes verdes” y luego colonizan rápidamente el maíz temprano siguiente sin generar grandes daños. Esta colonización es ayudada por el viento y el comportamiento nervioso de los adultos que favorece el desplazamiento a mayores distancias.
En un intercambio con REM de Aapresid, la especialista Macarena Casuso, EEA INTA Las Breñas, comentó que los inviernos benignos y secos de las últimas tres campañas podrían haber favorecido a la supervivencia de adultos de esta especie, que permanecen en la zona refugiados en cultivos como trigo, sorgo y diversas malezas, a la espera de su hospedante principal.
Su invasión se da en el momento que germina el maíz, localizándose principalmente en el envés de las hojas en torno a la nervadura central. Las infecciones más nocivas se producen en el estado de plántula o en los primeros estadios de desarrollo. El mayor problema lo tienen los maíces tardíos sembrados en diciembre y enero que son los que reciben los picos poblacionales de la plaga.
En promedio, 5 a 7 días son suficientes para lograr el más alto porcentaje de transmisión, aunque para híbridos susceptibles, 1 a 2 días suelen ser suficientes. Los síntomas aparecen entre los 21 y 30 días después de infectada la planta.
Manejo de D. maidis
El monitoreo de este insecto no es fácil debido a su tamaño y velocidad, por lo que hay que ser precavidos al acercarse a la planta que se desea monitorear. A raíz de la susceptibilidad del maíz a Spiroplasma, se recomienda realizar un muestreo sistemático semanal de 10 repeticiones en 10 plantas cada una, tomadas al azar, desde la emergencia de la plántula hasta alcanzar el estado vegetativo V7-V8.
En nuestro país no existe un umbral de aplicación para el control de D. maidis, de manera que para combatir la enfermedad es fundamental llevar adelante un manejo integrado similar a otros virus y viroides.
Una de las estrategias es la utilización de híbridos tolerantes al achaparramiento ya que existen diferencias en las respuestas de los distintos genotipos frente a la enfermedad. En cuanto a alternativas químicas, se pueden emplear terápicos de semillas y aplicaciones foliares durante los primeros estadios vegetativos del cultivo (Tabla 1). Sin embargo, diversos estudios y ensayos realizados por el INTA Las Breñas han mostrado que el control a campo es complejo: un buen control sobre el vector no necesariamente asegura el control de la enfermedad.
Esto se debe a que la chicharrita puede alimentarse de varias plantas antes de morir por la aplicación o pueden ingresar individuos infectados de lotes vecinos. Cabe aclarar que en Argentina no hay productos registrados para el control de D. maidis, pero sí existen productos para otro Cicadélido llamado Delphacodes kuscheli, vector de MRCV (Virus del mal de Río Cuarto).
Otras estrategias de manejo
Indudablemente, el manejo efectivo de Spiroplasma debe combinar múltiples estrategias, algunas ya mencionadas a las que se suman la nutrición balanceada del cultivo y diversidad en la secuencia de rotaciones. Otras estrategias efectivas son aquellas apuntadas a la reducción del inóculo y vector tales como: mantener el lote libre de maíz guacho 90 días antes de la siembra para evitar la fuente de inóculo de la enfermedad y que los adultos invernantes dejen descendencia para la siguiente campaña; acortar las ventanas de siembra y evitar siembras escalonadas.
La sinergia de estrategias de manejo, tanto en lo que respecta a la enfermedad como a su vector no solo preserva la productividad, sino también la sostenibilidad de los sistemas agrícolas.