Carlos Segón, titular de la Sociedad Rural Salteña, criticó la política de ganados y carnes del gobierno nacional.
Carlos Segón, titular de la Sociedad Rural Salteña, analizó la política de ganados y carnes del gobierno nacional y la definió como “mala praxis en la mesa de los argentinos”.
En una columna de opinión publicada por el diario El Tribuno, el ruralista advirtió que la limitación de exportaciones constituye “mala praxis” y que perjudicará a la producción sin evitar la suba del precio de la carne en el mercado local.
La opinión de Carlos Segón
Los argentinos consumen un promedio de 120 kilos de carne, por habitante al año, los que aproximadamente se distribuyen en 50 kg de carne vacuna, 40 kg de pollo, 15 kg de carne de cerdo, complementándose con otras. Argentina se encuentra entre los países de mayor consumo de proteína animal en el mundo.
En un marco de inestabilidad económica, con altos índices de inflación, el gobierno pretende responsabilizar a las exportaciones de carnes como la causante de estos niveles de inflación. Y así, repitiendo herramientas ya fracasadas en el año 2006, este gobierno decretó el cierre total de exportaciones de carnes por 30 días, para luego habilitar solo un cupo del 50% de lo que se venía exportando, con más la prohibición de exportar 7 cortes con el falso argumento de “cuidar la mesa de los argentinos”. La medida estará vigente hasta diciembre.
La suspensión de las exportaciones de carne vacuna en el año 2006 y la creación de ROE trajo como consecuencia el cierre de 60 plantas frigoríficas, la pérdida de 25.000 empleos y de 12.000.000 de cabezas del stock ganadero, lo que llevó a un aumento del precio al consumidor.
Estas nuevas medidas tendrían las siguientes consecuencias: para los exportadores sin planta, los que toman servicios de faena en frigoríficos, significará pérdidas totales de cupos, ya que estos pasan a pertenecer al CUIT de la planta procesadora. Los que iniciaron esta actividad en 2021 quedan fuera de cupo por no tener referencias de las exportaciones en el segundo semestre 2020.
De más de un centenar de exportadores, solo quedaron 63 plantas habilitadas con cupos para exportar a China, Chile e Israel. Llama la atención que el grupo ABC, integrado por una decena de los frigoríficos grandes y algunos de capitales extranjeros, van a quedar en una situación monopólica, ya que concentran más del 50% de los cupos otorgados y, curiosamente, es el grupo elegido por el gobierno para negociar el precio de la carne barata.
En teoría, el cierre total de exportaciones está levantado, pero hasta la fecha las DJEC (Declaración jurada para exportación de carne) todavía no están disponibles. Cuando las autorizaciones dependen de la discrecionalidad de un funcionario… aparecen los hijos y entenados encontrando el terreno propicio para actos de corrupción.
El incremento de la capacidad ociosa en las plantas frigoríficas en un 50%, la reducción de ingresos por los recuperos (cueros, grasa, etc.) y las normativas laborales vigentes de prohibir los despidos del personal llevarán a muchas plantas al cierre definitivo y a otras a trabajar con horarios reducidos, afectando de esta manera a los trabajadores de la industria frigorífica. ¿Dónde está la Federación Gremial del Personal de la Industria de la Carne?
En el comercio exterior, la continuidad y el cumplimiento en cantidad y calidad con los clientes es sagrado. Los incumplimientos conducirán a la pérdida de dichos mercados, que costaron tanto trabajo y tantísimo tiempo poder ganar, los que serán prontamente abastecidos por Brasil y Uruguay, que ya festejan el retiro de Argentina.
Para el sector de la producción la situación monopólica en la que queda el grupo ABC, ante el retiro de la demanda de las plantas de menor capacidad y de los exportadores sin planta propia, ya se ve en la pérdida de un 30% del valor de las categorías de exportación, que no pueden volcarse al consumo interno y solo se pueden destinar para chacinados, ya que esa calidad de carne no consume el mercado argentino.
En los puertos se encuentran 5.000 toneladas de carne y en plantas 10.000 toneladas listas para despachar, las que se deben volver a procesar para retirar los siete cortes prohibidos por la nueva normativa. Esto significa unos 75 millones de dólares que ya se deberían haber cobrado. La inestabilidad económica por la que están pasando los exportadores hace presumir un retraso en la cadena de pago, que esperemos no llegue a su corte y tenga un efecto dominó en la cadena.
La pérdida de previsibilidad en el sector productivo y la baja de los precios desalientan las inversiones a largo plazo para la producción, reemplazando hectáreas que se utilizan en ganadería por cultivos más rentables, disminuyendo así el stock ganadero que lleva más de 50 años de estancamiento, habiendo pasado de 3 cabezas por habitante a solo 1,2. También se va a perder el aumento de peso promedio de res faena que venía incrementándose en los últimos años y volverá la faena de terneras y novillitos livianos.
Lamentablemente, la mesa de los argentinos tampoco se verá beneficiada por una baja del precio del kilo vivo, ya que la diferencia es canalizada por la industria y los eslabones de comercialización para recuperar sus quebrantos, y en el corto plazo la escasez de oferta en el mercado terminará, como en 2008, con subas de precios.
Para el gobierno nacional estas medidas producen una pérdida de 1.300 millones de dólares por año en divisas por exportaciones, lo que lleva a una mayor cantidad de trabajadores que deberán ser subsidiados, más la disminución del stock ganadero, sumado que, hasta la fecha, la carne en el mostrador no baja de precio. Los altos índices de inflación nada tienen que ver con la exportación de carne; prueba de ello son los países que exportan un porcentaje mucho más alto de su producción, como Brasil, Uruguay, Paraguay y Australia, que no tienen los índices inflacionarios de Argentina. La causa de la inflación hay que buscarla en el déficit fiscal, en la emisión monetaria, en las Lelic. Las medidas implementadas por el señor presidente son, sin duda alguna, un caso de mala praxis en la mesa de los argentinos, y como dice el dicho “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”.