La sequía amenaza la producción de granos. Expertos agrícolas y agricultores trabajan en estrategias de mitigación.
Las expectativas de lluvias que se tenían para el último fin de semana no se cumplieron, lo que encendió las alarmas en el sector agrícola. Así lo destacó un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, a través de su servicio Guía Estratégica para el Agro (GEA). En lugar de lo anunciado, solo se registraron lloviznas y chaparrones aislados, con acumulados de menos de 10 milímetros (mm) en algunas áreas. Esta situación ha generado ansiedad entre los productores, ya que la falta de agua amenaza a cerca de 2 millones de hectáreas de trigo que se encuentran en condiciones regulares a malas.
Si las lluvias no llegan en una o dos semanas, se prevé una caída marcada y abrupta en las posibilidades productivas, plantea tajante el documento. La situación se agrava porque muchos cultivos de trigo se sembraron con reservas de agua muy ajustadas y lejos de las recomendaciones agronómicas.
Los meses críticos para el sector agrícola son diciembre y marzo, ya que las pérdidas de la campaña 2022/23 se pospusieron hasta entonces. Además, el costo financiero de la campaña 2023/24 está respaldado por los ingresos que se esperan obtener de la cosecha de trigo en diciembre y de maíz en marzo.
La preocupación se extiende al maíz temprano
La acumulación insuficiente de agua en los meses previos ha dejado los suelos prácticamente secos en el primer metro, lo que dificulta la germinación y el desarrollo de las plantas de maíz. Aunque algunas áreas recibieron entre 10 y 30 mm de lluvia en septiembre, lo que se considera el promedio para el mes, estas cantidades no son suficientes para garantizar un cultivo exitoso.
La ausencia de lluvias significativas en los meses anteriores ha llevado a una deuda de agua que se arrastra desde hace casi 4 años en Argentina. Esta deuda se suma a los milímetros que no se recibieron en 2022 y a las precipitaciones por debajo de la media en 2020 y 2021, lo que equivale a un año y medio de lluvias perdidas.
Perspectivas climáticas inciertas
Los pronósticos actuales indican que las probabilidades de lluvia significativa en la Región Pampeana, que abarca importantes zonas de cultivo, son muy bajas hasta finales de septiembre. Si bien puede haber inestabilidad en los próximos días, se espera que los montos de lluvia sean inferiores a los 10 mm en Buenos Aires y la región núcleo. Por otro lado, el extremo noreste del país, específicamente Misiones y Corrientes, se enfrenta a amenazas constantes de inundaciones debido a pronósticos de tormentas importantes.
La esperanza de un cambio significativo en el patrón de lluvias parece depender de los últimos días de septiembre o los primeros días de octubre, según expertos consultados en el informe de la Bolsa de Comercio de Rosario.
En resumen, la falta de lluvia en Argentina está generando una crisis en los cultivos de trigo y maíz, lo que amenaza la seguridad alimentaria y la estabilidad económica de los agricultores. La situación subraya la importancia de abordar de manera efectiva los desafíos relacionados con el cambio climático y la gestión del agua en la agricultura.