El INTA Yuto promueven su cultivo como una opción para diversificar la producción agrícola y asegurar la comercialización de sus hojas secas.
La moringa oleífera es una planta multifacética conocida por sus propiedades alimenticias, que aporta vitaminas, aminoácidos y proteínas. Su origen se encuentra en el norte de la India. Es una planta nativa de las regiones tropicales y subtropicales de Asia, específicamente de la zona que abarca la India, Pakistán y Bangladesh. Desde allí, la moringa se ha diseminado hacia otras partes del mundo debido a sus múltiples beneficios y su capacidad de adaptación a diferentes climas.
En el norte argentino, es un producto que, a través de los años, ganó popularidad en ferias locales, donde se destacan sus beneficios para la salud. Por otra parte, la variabilidad de las lluvias en la provincia de Salta es propicia para su producción.
“El árbol de moringa puede alcanzar más de 5 metros de altura y es muy resistente a las sequías. Esto la convierte en una opción viable para nuestra región, donde las precipitaciones son variables”, sostuvo Antonio Sangari -técnico de la Agencia de Extensión Rural de Orán, Estación Experimental de Cultivos Tropicales del INTA Yuto, Jujuy-, quien agregó: “El cultivo entra en un periodo de dormancia durante los meses de junio y julio debido a las bajas temperaturas, pero reinicia su crecimiento con el aumento de la temperatura a partir de agosto”.
Según Sangari, “el clima en el norte salteño, con temperaturas que oscilan entre 0 y 45 °C, puede ser desafiante, pero la moringa se adapta bien”. Asimismo, “la preparación del terreno y el riego adecuado son cruciales”, para el desarrollo de la planta. “El productor debe asegurarse que el suelo sea franco y bien drenado para evitar la pudrición de raíces”, afirmó el técnico del INTA. Además, la moringa requiere mucha luz solar y humedad controlada para crecer adecuadamente.
Características
Condiciones óptimas de cultivo y manejo agronómico: se desarrolla mejor en climas tropicales y subtropicales, con temperaturas óptimas entre 25 y 30 °C. Es tolerante a las sequías y puede sobrevivir con precipitaciones de entre 300 y 1.500 mm anuales. En el norte de Salta, su capacidad para soportar temperaturas extremas la convierte en una opción viable, especialmente en áreas donde las lluvias son intermitentes. En cuanto al suelo, la moringa prefiere terrenos bien drenados y ligeramente ácidos. A pesar de no ser exigente en cuanto a nutrientes, el uso de fertilizantes orgánicos puede potenciar la producción de biomasa, especialmente si se busca una cosecha continua de hojas.
La plantación de moringa puede realizarse en marcos amplios, para facilitar la producción de semillas y vainas, o en alta densidad, cuando el objetivo es obtener forraje. La poda es fundamental para mantener un crecimiento controlado y fomentar la producción de hojas tiernas, especialmente para el consumo animal. Aunque es un cultivo rústico, responde bien al riego en épocas de sequía, y su rápido crecimiento hace que sea ideal para rotación de cultivos.
Usos alimentarios y medicinales: las hojas de moringa son un superalimento rico en proteínas, vitaminas y minerales, con beneficios destacados para la salud, como la mejora de la anemia y el control de la diabetes. Este valor nutricional ha llevado a su inclusión en programas para combatir la malnutrición, especialmente en comunidades rurales. Se pueden consumir frescas en sopas o ensaladas, o secarlas y pulverizarlas para crear un suplemento nutricional concentrado. Las semillas también tienen usos culinarios, y el aceite extraído de ellas es altamente valorado en la industria alimentaria y cosmética.
En medicina tradicional, las hojas y flores se utilizan para tratar diversas afecciones como inflamaciones, problemas digestivos y resfriados. También tiene propiedades antibacterianas, antivirales y antiparasitarias, lo que la convierte en un remedio natural de amplio espectro.
Alimentación animal: es especialmente útil en la alimentación animal, dado su alto contenido de proteínas y nutrientes esenciales. Su uso en la alimentación de ganado, aves de corral y cerdos ha demostrado aumentar la producción de leche, el crecimiento y la ganancia de peso. En sistemas ganaderos, la moringa sirve como un suplemento proteico durante la estación seca, cuando otros forrajes no son tan nutritivos. Aunque su sabor puede ser inicialmente poco palatable para algunos animales, una vez adaptados, consumen la moringa con gusto, lo que la convierte en una opción viable para los productores.
Usos industriales y ambientales: la moringa tiene aplicaciones industriales que aumentan su atractivo económico. El aceite de moringa, con propiedades similares al aceite de oliva, se utiliza tanto en la industria cosmética como en la producción de biodiésel. Este aceite, junto con la torta residual de semilla, también sirve como fertilizante orgánico, mejorando la fertilidad del suelo sin recurrir a químicos.
La moringa también tiene un impacto positivo en el medio ambiente. Su resistencia a la sequía y su capacidad para crecer en suelos pobres la hacen ideal para proyectos de reforestación, control de la erosión y mejora de la biodiversidad. Además, su rápido crecimiento permite capturar carbono, contribuyendo a la mitigación del cambio climático.
Beneficios socioeconómicos: el cultivo de moringa ofrece importantes beneficios económicos a las comunidades rurales. Su bajo costo de establecimiento, junto con la rápida rentabilidad de la cosecha de hojas y vainas, lo convierte en un cultivo atractivo para los pequeños productores. La diversificación de productos derivados de la moringa, como el polvo de hoja, el té y el aceite, proporciona a los agricultores múltiples fuentes de ingresos, reduciendo los riesgos económicos. Además, la moringa contribuye a la seguridad alimentaria local y puede generar empleo en las zonas rurales.
Moringa en Orán
La experiencia con el cultivo fue positiva en varias comunidades del departamento de Orán, por lo que Sangari resaltó: “Los productores han adoptado rápidamente esta alternativa, ya que ofrece un periodo de cosecha más amplio que otros cultivos tradicionales”. A su vez, permite ingresos más estables debido a que la cosecha de hojas comienza en octubre y se extiende hasta junio.
“Establecimos un acercamiento entre productores y compradores para fijar precios justos. Además, facilitamos la logística necesaria para que los productores pudieran inscribirse como monotributistas y poder facturar”, aseguró el especialista. Esta organización ha permitido que los productores no solo vendan hojas, sino que también desarrollen productos como el té de moringa. “Los consumidores la utilizan para regular la diabetes, mejorar la anemia y como fuente de energía”, concluyó.