Estudios indican que sembrar en febrero puede recortar más de un tercio del rendimiento. Desde el INTA recomiendan combinar fechas, densidad y variedades adaptadas.
El Gran Chaco argentino enfrenta desafíos crecientes por el impacto del clima en los principales cultivos de la región. Datos de la estación meteorológica del INTA Las Breñas muestran que la campaña 2024/25 tuvo el febrero más cálido en 87 años y el verano con las menores precipitaciones registradas.
Según estudios de la Red de Soja NEA, cada golpe de calor -dos días consecutivos con temperaturas superiores a 35 °C- puede reducir 24 kilos por hectárea el rendimiento potencial de soja. En este contexto, la fecha de siembra resulta determinante: mientras que entre el 10 y el 15 de diciembre se alcanza el máximo potencial, una siembra en febrero puede significar hasta un 38 % menos de producción.
“Frente a estas condiciones extremas, la innovación pasa por diversificar fechas de siembra y combinar prácticas como reducir la distancia entre surcos, aumentar la densidad y elegir variedades adaptadas. Se trata de manejar la incertidumbre con estrategias inteligentes”, explicó Gerardo Quintana, especialista del INTA Las Breñas.
El 25 y 26 de septiembre de 2025, la Casa de las Culturas de Las Breñas (Chaco) será sede del 1° Congreso de Cereales y Oleaginosas del Gran Chaco Argentino, un espacio inédito que busca articular ciencia, producción y territorio, y poner en valor el conocimiento generado en los últimos 15 años.