La sequía ha intensificado sus efectos sobre los cultivos de trigo en la región núcleo, con alrededor del 15% de los campos experimentando estrés hídrico. Las pérdidas de hojas y plantas plantean una amenaza seria para la producción en esta temporada.
Un informe reciente elaborado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) advierte sobre la situación actual y las consecuencias que las actuales condiciones generan sobre los campos de trigo en la región.
Según el documento elaborado por la Guía Estratégica para el Agro (GEA), un 15% de los lotes de la región núcleo presenta signos de estrés hídrico, manifestados en pérdida de hojas basales y áreas con pérdida de plantas. Las lluvias que se pronosticaban para esta semana eran cruciales para mantener el potencial de rendimiento de este cultivo, pero lamentablemente, estas expectativas se vieron frustradas.
Los pronósticos meteorológicos sugieren algunas esperanzas de alivio en el corto plazo, con probabilidades de chaparrones y tormentas en la zona este de la región núcleo, especialmente en la provincia de Buenos Aires. Se espera que un nuevo sistema frontal frío traiga consigo precipitaciones el próximo 21 de agosto. Sin embargo, el consultor Elorriaga advierte que, si bien se espera un nuevo evento de lluvias el próximo lunes es poco probable que estas precipitaciones logren revertir por completo la distribución lógica del ciclo invernal, que se focaliza en el este regional.
La falta de lluvias ya ha comenzado a dejar su huella en los campos de trigo. En solo 15 días, alrededor de 150.000 hectáreas de trigo en la región núcleo han pasado a estar en condición regular. Aunque el 40% de los lotes aún se mantiene en buen estado y otro 45% se encuentra en condiciones muy buenas, los requerimientos comienzan a incrementarse con el correr de los días. Ya un 5% de los campos entraron en encañazón, mientras que el resto se distribuye entre pleno macollaje (80%) e inicios de macollaje (10%).
La crisis hídrica también se ha manifestado de manera heterogénea en diferentes áreas de la región. En algunas zonas, como Carlos Pellegrini en el centro sur de Santa Fe, y en localidades como Bigand y San Gregorio, el estrés hídrico ya ha comenzado a afectar negativamente los cultivos, con pérdidas de hojas basales y en algunos casos, pérdida de plantas. En el noroeste de Buenos Aires, como en Gral. Pinto, los trigos muestran signos de desecación en las hojas basales, mientras que, en otras áreas como San Pedro y Baradero en el noreste bonaerense, los cultivos se mantienen en buenas condiciones, pero anhelan las tan necesitadas lluvias para asegurar su salud a largo plazo.
La ansiedad y preocupación se extienden a otras áreas de cultivo, como el maíz. Si bien las intenciones de siembra de maíz para la temporada 2023/2024 no han cambiado sustancialmente en comparación con la semana anterior, los agricultores están evaluando constantemente las condiciones económicas y climáticas antes de tomar decisiones finales. Los precios de los insumos, las incertidumbres del mercado y el aumento de los costos están generando preocupación en los agricultores. La falta de agua también juega un papel crucial en la toma de decisiones, ya que se requieren cantidades significativas de precipitación para asegurar una siembra exitosa.