La Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia) cuestionó la llegada de producto del vecino país; calculan que al finalizar 2023 ingresarán 62 millones de unidades.
Cuando parecía que la situación comenzaba a encaminarse, luego de que la influenza aviar cercenara la actividad durante varios meses, el sector avícola tiene otro frente de batalla abierto. “Ridículamente”, se sumó la importación de huevos desde Brasil.
En un principio, a mediados de julio pasado, la compra del producto desde el país vecino parecía más bien “algo puntual” de una sola empresa. Pero con el correr de los días se convirtió en “una locura sin control”.
“Estamos hablando que, de seguir a este ritmo, ingresarían durante este año unas 500 toneladas, equivalente a 62 millones de huevos. En un país, donde no hay dólares, solo este año se irán hasta unos US$ 3,6 millones a Brasil por importación de este producto”, dijo a LA NACION Javier Prida, presidente de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia).
Según contó el dirigente, estas maniobras perjudican directamente la actividad porque al ser un mercado tan sensible, inmediatamente se frenan las programaciones que los productores tenían previstas. “Te dicen el mes próximo no me entregues porque voy a importar. Se empieza a canibalizar el mercado y los productores se pelean entre ellos, tratando de reubicar sus huevos en otros clientes, sin importar que les bajen el precio. Juegan a deprimir el mercado”, indicó.
“Hoy son dos empresas que, al estar dentro de las que venden en el programa Precios Justos, tienen esa excepción de importar lo que quieran, cosa que, por un lado, está bien porque son compañías que se comprometieron en mantener los productos en valores estables. Pero, por otro, está mal, porque perjudica directamente a una actividad local que genera empleo genuino: el daño colateral es enorme. No debería ser tan amplio. Comenzó importando Molino Cañuelas y hace un tiempo se sumó otra empresa de panificados. Le hicimos llegar el reclamo al Gobierno para que lo revean y nos dijeron que lo van a analizar”, alertó.
Consultadas, fuentes cercanas a Molino Cañuelas argumentaron que, como en el último tiempo el huevo superó la inflación, recurrieron a la importación para abaratar costos. Remarcaron que tienen varios productos en Precios Justos y en esa línea buscan “maximizar costos”. Detallaron que producen en base a un mix entre importación y compra del producto a nivel local. “Los aumentos de los huevos fueron superiores a la inflación. Nosotros tenemos cerca de 80 productos en Precios Justos, por tal motivo realizamos un mix en la compra: 1/3 importamos y 2/3 son nacionales. De esta forma podemos cuidar nuestros costos”, dijeron.
En cuanto a que si es conveniente o no traer el producto de Brasil, Prida subrayó: “Puede que en un principio sea un poco más barato, pero cuando uno importa debe pagar por adelantado y, sumando el costo logístico, los gastos de importación y el costo financiero, es más barato el huevo argentino”.
Importación de insumos, otro frente abierto
Según describió, solo en el sector avícola, los proveedores de nutrición, genética, biológicos y de equipamientos deben al exterior unos US$ 800 millones. “En un contexto donde no hay dólares, donde no se puede importar insumos y no se pueden girar dólares al exterior para pagar a los proveedores, es una cosa de locos lo que está pasando. Antes te liberaban las SIRA pero no nos dejaban pagar. Pero desde mediados de octubre ni las SIRA tenemos disponibles. Estamos muy preocupados porque nuestros proveedores ya no tienen stocks de insumos”, remarcó.
El problema va más allá, las plantas están “prácticamente paradas, donde en vez de ocho horas por turno, se trabajan aproximadamente solo cinco, lo que ocasionó que la actividad avícola cayera un 30%”.
“Cuando se retiraba la influenza, dejábamos de tener el Jesús en la boca y lográbamos recuperar de a poco algunos mercados internacionales; la situación general económica del país y la importación de huevos nos vuelve a jugar una mala pasada”, alertó.
En este contexto, advirtió que, de no revertir esta situación para marzo del año que viene el huevo “va a valer una fortuna”, porque no va haber oferta. “Vamos a poder aguantar hasta marzo, pero si esto no cambia, los productores van a achicar planteles y, por ende, va a haber menos para vender. Para la temporada alta de consumo que es fin de febrero no va a haber huevos. Hoy estamos vendiendo a pérdida, por cada maple un productor pierde $16″, señaló.
Una cuestión que refleja la gran crisis en la que está la actividad es que en 2023 “no hubo temporada de pan dulce y budines”.
“La temporada empieza en agosto y este año duró solo 30 días. Ya se cerró la temporada para ellos. Muchos fabricantes ya apagaron el horno. Este año bajó como mínimo un 30% de elaboración de pan dulce y budines. Es sentido común, ¿quién va a gastar en un pan dulce, que hoy es lujo, de $ 2300? La gente prioriza llevar a la casa una docena de huevos, un pollo o un pedazo de carne antes que un pan dulce”, detalló.
Contó que, de los 1036 productores avícolas que tiene contabilizado el Senasa, cientos son pequeños que tienen menos de 5000 ponedoras y que son los que poseen una menor capacidad para aguantar este escenario difícil.
Finalmente, reiteró su pedido repetido de igualar el IVA con el resto de las proteínas animales, tal el caso de la leche, las carnes vacuna, aviar y porcina. “Somos la única proteína animal a quienes no nos sacan el IVA, sumado a que tenemos una matriz impositiva asfixiante”, cerró.
Por: Mariana Reinke
Fuente: La Nación