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Hablemos de ordenamiento territorial

El OT presenta el desafío de una planificación una planificación ambientalmente sustentable, que contemple un desarrollo armónico entre los factores ecológicos, culturales, sociales y económicos.

El hombre ha demostrado, a lo largo de la historia, la tendencia a modificar y usar los ecosistemas donde desarrollaba su vida, para su uso como hábitat o para extraer los recursos necesarios para su sustento. Se han producido así muchos y drásticos cambios en el paisaje natural, siempre en dirección a ecosistemas más simples con minimización de los servicios ecosistémicos múltiples y, por lo tanto, tornándolos más vulnerables.

Más modernamente, la ocupación de un determinado espacio geográfico, y más aún el uso de sus recursos, en líneas generales ha obedecido a una serie cambiante de factores y es motorizada por cuestiones económicas y/o políticas especulativas. En muy pocos casos se fundamenta en una planificación basada en un conocimiento profundo del sistema, con proyección a futuro, con respeto a los deseos de los propios pobladores que, además, son los protagonistas de los cambios.

El desafío, entonces, es realizar una planificación ambientalmente sustentable y que contemple un desarrollo armónico entre los factores ecológicos, culturales, sociales y económicos, que tenga en cuenta la opinión y participación de los habitantes y mantenga el potencial de los recursos productivos para las generaciones venideras. Con estas perspectivas, se deben gestionar los recursos naturales y el capital humano de manera de reducir conflictos, minimizar externalidades y neutralizar excesos.

Se pretende organizar la ocupación del espacio con el objetivo de lograr un desarrollo humano sostenible, espacialmente equilibrado y socialmente justo. Buscar una distribución geográfica más adecuada para la población y sus actividades, teniendo en cuenta los recursos disponibles para mejorar la calidad de vida de los habitantes del territorio a largo plazo. Es por esto que se puede decir que la planificación tiene carácter estratégico al contemplar las diferencias existentes entre los factores coyunturales y aquellos que afectan y estructuran el territorio. La visión de largo plazo permite identificar los temas que, selectiva y estratégicamente, orientan el futuro de los territorios.

El OT

Desde no hace mucho tiempo atrás, es frecuente oír o encontrar noticias sobre ordenamiento territorial, más específicamente de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN), sobre la Ley de Glaciares, sobre planes integrales de desarrollo urbano ambiental (Pidua), Ordenamiento Ambiental del Territorio (OAT), etc. 

Todos estos conceptos son elementos o acciones del Ordenamiento territorial (OT), tratados en forma parcial o sectorizados. Para poder aportar al desarrollo de los territorios de una manera integral es fundamental considerar algunas definiciones:

El Territorio es una construcción social, cultural e histórica. Es decir, un espacio geográfico donde el hombre se apropia de los recursos naturales para generar procesos productivos, culturales, sociales y políticos que desarrollan identidad y pertenencia.

El Ordenamiento Territorial (OT) es un proceso y, a la vez, una estrategia de planificación técnico-política, principalmente de mediano a largo plazo, sobre el uso y la ocupación del territorio de acuerdo con las potencialidades y limitaciones del mismo, las expectativas de la población y los objetivos sectoriales de desarrollo (económico, social, cultural y ecológico). En la práctica implica, mediante la sanción de leyes, la localización adecuada de las actividades, en contraposición a la distribución espontánea, motorizada generalmente por leyes del mercado.

Si bien la responsabilidad de la realización de las normativas, planes y políticas de OT en un determinado lugar es competencia del gobierno provincial y/o municipal, no es menos importante el rol que han de jugar todos y cada uno de aquellos integrantes o actores de la comunidad.

El OT sirve para:

• Organizar y articular el Territorio, de acuerdo con sus potencialidades, limitaciones y características.

• Orientar las inversiones públicas y privadas mediante normativas.

• Promover el uso adecuado de los recursos naturales.

• Optimizar la organización de los asentamientos humanos y la localización de la infraestructura.

• Identificar y contribuir al manejo sostenible de áreas de fragilidad y de régimen especial.

• Fomenta la competitividad equilibrada.

Fases del Ordenamiento Territorial

Los planes de ordenamiento territorial (POT) se traducen en programas y proyectos que reflejan el modelo de territorio a mediano y largo plazo que la sociedad de un territorio pretende.

La unidad geográfica de OT puede ser un municipio, una cuenca hidrográfica, una provincia, un ecosistema, una unidad socioeconómica, etc.; siempre que se puedan establecer claramente las interrelaciones del hombre con su entorno, constituyendo identidad. Es decir, se puede trabajar en distintas escalas.

El éxito en la formulación y desarrollo de los planes de OT se basan fundamentalmente en la participación y para que ésta sea realmente efectiva, la concientización y capacitación de las comunidades en temas relacionados con el ambiente, es fundamental.

La participación es una técnica para aplicar el capital cultural al desarrollo, pues fundamentalmente conserva la diversidad cultural, creando espacios de discusión y consenso necesarios para la formulación y ejecución de políticas públicas.

El OT en Argentina, Salta y Jujuy

Si bien siempre hubo planes de desarrollo territorial y/o secretarias de planificación en los distintos estamentos municipales, provinciales y nacional, desde mediados del año 2002 se manifiesta la voluntad política de llevar a cabo un plan de OT para el país. Esto fue canalizado a través del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, quien formuló un documento, como directriz del proceso, denominado “Argentina 2016. Construyendo una Argentina equilibrada, integrada, sustentable y socialmente justa”.

Su objetivo es el reordenamiento del territorio, orientándolo hacia un desarrollo equilibrado, integrado, sustentable y con justicia social, a partir del aprovechamiento de las diferentes ventajas comparativas y del potencial humano de cada región y constituirse como una Política Nacional de Desarrollo Territorial.

Bajo este marco, las provincias en mayor o menor medida comenzaron a realizar planes, proyectos y leyes de ordenamiento del territorio.

Para tener una idea del estado de desarrollo de la temática desde INTA, en el año 2006, se realizó un trabajo de relevamiento de planes y proyectos ligados al OT desarrollado en los municipios de Salta y Jujuy. Se relevó información del 80 % de los mismos, concluyéndose que, en Salta el 60 % de los municipios no contaban con ningún plan o proyecto relacionado al OT y el 33 % sólo tenían diagnósticos, algún plan o proyecto sectorial o código de edificación. Solamente cuatro tenían planes de OT a largo plazo (Salta, Metán, Tartagal y Angastaco). La situación en Jujuy era similar con un 75 % de los municipios sin ningún plan o proyecto, 15 % con diagnósticos y un 10 % con plan o proyectos de OT (Palpalá, Perico y San Antonio).

Lamentablemente, no se tiene una actualización del trabajo, pero es mucha la información que hoy existe sobre el desarrollo de planes de OT en ambas provincias. A consecuencia del mismo, se realizó un trabajo muy interesante de OT de la Cuenca del Arroyo Santa Rita en Jujuy, que aún hoy sigue siendo un documento fundamental para la gestión de diversas obras, planes y proyectos y créditos que tanto el municipio de Palma Sola como las Comisiones municipales de Vinalito y El Fuerte utilizan como base argumental.

En otros territorios, como en el Valle de Lerma, son múltiples los trabajos de OT que se han llevado a cabo. Es en este caso particularmente interesante, ya que el Valle de Lerma es un escenario donde se conjuga una gran ciudad, un área metropolitana que la rodea y es también soporte de actividades productivas de envergadura económica y social. Aspectos de estos serán comentados en una próxima nota.

Por: Lic. Viviana Failde, Grupo de innovación agrícola, INTA EEA Salta

Fuente: El Tribuno Campo