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Gemelos digitales: el futuro de la agricultura de precisión

Bruno Basso, referente en agricultura de precisión comentó sobre los usos de gemelos digitales que permiten simular diferentes escenarios y tomar decisiones más informadas para optimizar la producción.

Un gemelo digital es una representación virtual de la realidad, que incluye objetos físicos, procesos y relaciones. Cuando se construye sobre una base de geografía, se convierte en un gemelo digital geoespacial. En el caso de la agricultura, los gemelos son modelos virtuales que replican las condiciones de lotes específicos, incluso con la variabilidad climática.

“Suponen la creación de simulaciones realistas de ecosistemas agrícolas completos a partir de la teledetección de datos”, describió Bruno Basso, de la Universidad Estatal de Michigan, quien disertó sobre “Gemelos digitales para posibilitar la transición hacia la sostenibilidad con los sistemas agroalimentarios”, en la primera jornada de la XXXII edición del Congreso Aapresid, que se realiza hasta este viernes en el predio La Rural de Buenos Aires.

Basso apuntó que se trata de tecnología electrónica y satelital que permite saber “si la planta está explorando en el suelo, si falta agua, si falta nitrógeno, y puede diseñar un modelo que describe la condición específica de ese ambiente y marcar las zonas de variaciones”.

Asimismo, los gemelos pueden plantear “escenarios alternativos” porque tienen componentes de inteligencia artificial.

El especialista italiano aseveró que además de simular y predecir escenarios productivos, el valor de los gemelos digitales está en que son “modelos científicos” que sirven para validar que una producción es sustentable, con el consecuente valor económico diferenciado que puede darle a esa producción. “Esto va a tener una repercusión enorme en los próximos 10 años”, afirmó.

En este orden, describió que estos modelos pueden certificar, por ejemplo, que un sistema productivo reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que autorizará luego al productor para “salir a buscar créditos verdes”.

A su vez también mide el servicio ecosistémico de una producción (más allá del cultivo), y brinda información sobre la toda la biodiversidad de un ambiente, como el relevo de especies arbóreas y de presencia de polinizadores, entre otros.