La Secretaría de Energía reducirá del 12% al 8% o 9% el corte de bioetanol en las naftas por falta de etanol de caña. Se dificulta el acuerdo entre petroleras y productores de etanol para elevar la oferta del biocombustible en base a maíz.
Funcionarios de la Secretaría de Energía recibirán a directivos de las empresas refinadoras de petróleo y productores de bioetanol para definir los detalles una medida que no terminará de dejar del todo conforme a ninguno de los actores involucrados. La cartera que dirige Darío Martínez oficializará una baja del corte obligatorio de bioetanol en las naftas del 12% actual al 8% o 9%, según indicaron a EconoJournal fuentes gubernamentales y de referentes privados.
La medida se da en un contexto que está signado por un elemento excluyente: el congelamiento de los precios de los combustibles, que se extendió mucho más de lo que YPF y el resto de las petroleras hubiese querido. La última suba de las naftas se concretó el 18 de mayo, hace más de ocho meses. La falta de definiciones sobre ese tema central provoca que cada actor de la cadena despliegue tácticas comerciales para tratar de defender los deprimidos márgenes de su negocio. La reducción del corte de bioetanol debe leerse en esa clave.
¿Por qué?
La reducción de la mezcla del biocombustible en la nafta que se vende en las estaciones de servicio se explica a partir de un dato concreto: la producción de etanol de caña de azúcar está corta para cubrir la demanda que requieren las petroleras —YPF, Raízen (Shell), Axion Energy y Puma, entre las principales— a fin de cumplir con el corte del 12 por ciento.
Esa escasez tiene un origen multicausal: los ingenios azucareros se quedaron cortos en la proyección sobre la demanda de naftas en 2021. Creyeron que la venta de naftas iba a crecer menos de lo que efectivamente creció (desde septiembre se empezó a registrar un consumo creciente mes a mes en los surtidores que recién se interrumpió hace 15 días, presumiblemente, en opinión de fuentes del sector petrolero, por el impacto de la ola de contagios de Covid por la variante Omicron).
Con esa creencia, los ingenios azucareros de Tucumán y, en menor medida, de Salta destinaron un mayor volumen de caña para refinar azúcar en desmedro del proceso de alcohol (bioetanol). Por eso, desde el último trimestre del año, el gobierno empezó a prorratear los stocks de bioetanol de caña mes a mes hasta que, con el paso del tiempo, las reservas almacenadas se agotaron. Hoy existe en el mercado un virtual quiebre de stock de etanol de caña.
Fuentes vinculadas a ingenios azucareros —entre los principales figuran Compañía Bioenergética La Florida, en Tucumán, Alconoa (Tabacal), de Salta, y Bioledesma, en Jujuy— argumentan, en cambio, que las petroleras quisieron adelantar el aprovisionamiento de etanol aprovechando que el precio del bio está congelado desde mayo de 2021, al igual que las naftas. Desde la sanción de la nueva Ley de Biocombustibles, en julio pasado, se cambió la fórmula de actualización del precio del etanol, que hasta ese momento era definido por la Secretaría de Energía de forma mensual. A partir de ahora el precio del etanol se corrige de manera automática cuando se incrementa el valor de la gasolina en los surtidores.
¿Tiene sentido bajar el cupo?
La Secretaría de Energía propuso a YPF una alternativa para cubrir la faltante de etanol de caña con etanol de maíz. Para eso, las petroleras debían convalidar un precio de bioetanol —hoy asciende a $ 59,663 más IVA por litro— un poco más caro a fin de reactivar capacidad de producción de plantas que hoy están fuera de servicio. En rigor, el esquema preveía poner en marcha a fasón una planta de Vicentín y otra de Aca Bio en Córdoba. Pero desde la empresa que preside Pablo González descartaron la opción porque consideraron que el sobreprecio que ofrecieron los aceiteros por la producción adicional de etanol de maíz era exacerbado y no tenía justificaciones lógicas.
Paradójicamente, a diferencia del escenario de 2020 y parte de 2021, hoy es conveniente económicamente correr biocombustibles en las naftas y gasoil para reducir la importación de derivados del petróleo, que son mucho más caros por la disparada del precio internacional del barril, que ayer cotizó por arriba de los 86 dólares en el caso del Brent.
Desde esa óptica, una fuente cercana a la Secretaría de Energía señaló que algunas refinadoras están mezclando bios por encima del corte obligatorio del 12 por ciento. “Tenemos medido que en algunos casos se mezcló un 13% o hasta un 14%. A las petroleras les conviene porque el arbitraje de precios contra la nafta importada de mayor octanaje, que se requiere para cumplir con las normas de calidad, es muy favorable”, indicó. Pero dos directivos del sector de refinación lo negaron. “El 12% es el límite técnico, es difícil de superar”, coincidieron.
Racional
¿Cómo se explica que las petroleras convaliden una baja del corte obligatorio de bioetanol si eso conlleva a que, en el marginal, tengan que importar nafta a un precio mucho más alto? Esa es la pregunta que se realizan en algunos despachos oficiales.
Fuentes del sector de refinación sostienen que, una vez que se oficialice la baja del corte obligatorio del bioetanol, buscarán complementar esa baja con una mayor utilización de derivados oxigenados del petróleo, como alcoholes y metanol.
“Hasta hoy, lo concreto es que cumplimos con los cupos y estamos evaluando opciones frente a la falta de etanol”, indicó el directivo de una petrolera. Es un cuadro complejo. Lo concreto es que hoy funcionarios de la Secretaría de Energía intentarán mediar con todas las partes privadas (petroleras, aceiteras y cañeros) en la búsqueda de una solución temporaria.
De fondo, sin embargo, lo que se ve cada vez más nítido es la ausencia de una estrategia por parte del gobierno para salir del congelamiento en los surtidores y bosquejar un plan para surfear un año que se presenta con los indicadores claves del negocio (precio internacional del crudo y tipo de cambio) con tendencia alcista.
Por: Nicolas Gandini
Fuente: econojournal.com.ar