Novozymes logra un avance clave al exportar conocimiento y ciencia argentina a Brasil con su innovador inoculante CTS 1000, que mejora la logística y la calidad en el tratamiento de semillas de soja.
El mes pasado fue aprobado por el Ministerio de Agricultura de Brasil (MAPA), un inoculante desarrollado en la Argentina por el Departamento de Investigación y Desarrollo (I+D) de la empresa danesa. Se trata de un inoculante para el tratamiento de semillas del cultivo de soja que se destaca por su posibilidad de sembrado de hasta 90 días posinoculación. Este inoculante fue diseñado para resolver la necesidad del productor de soja brasilero que requiere mayor sobrevida de las bacterias, debido a las grandes distancias a recorrer y a los desafíos climáticos que se presentan en la región, mejorando así la logística que conlleva el cultivo.
Brasil es el líder mundial en el uso de inoculantes y bioproductos para el cultivo de soja, y mediante ensayos y tecnología de producto, Novozymes desarrolló esta nueva formulación que se integra al paquete tecnológico disponible para el cultivo. El producto fue diseñado y desarrollado en la planta de Novozymes, situado en la localidad de Pilar, Buenos Aires, dirigido por el Doctor Diego Demares quien comenta: “Estamos orgullosos de poder exportar el conocimiento y la ciencia argentina hacia la región. Que el Ministerio de Agricultura de Brasil haya aprobado el inoculante aquí desarrollado, es muy importante para nosotros, ya que se reconoce el trabajo y desarrollo argentino”.
Si bien Novozymes ya participaba del mercado brasilero, hasta el momento los inoculantes comercializados ofrecen una sobrevida de bacterias de hasta 60 días en las semillas. Esta nueva formulación, llamada CTS 1000, es de larga duración y alta compatibilidad con productos utilizados en este tipo de tratamientos. Está hecho a base de un tipo de bacterias llamado Bradyrhizobium elkani y es el único en el mercado brasilero que permite un periodo de tratamiento adelantado de hasta 90 días con una alta tasa de supervivencia de los microorganismos, un hecho sin precedentes.
El productor podrá así, comprar las semillas inoculadas y mejorar la logística, aprovechando diferentes ventanas de siembra sin que el producto disminuya su calidad. “Con el CTS 1000 lograremos que más productores brasileros puedan a través del paquete tecnológico, aumentar el rendimiento de sus cultivos de la mano de los bioinsumos”, agrega Demares.
El inoculante CTS 1000, se comercializará solamente en Brasil. ¨La siembra de hasta 90 días luego de la inoculación no es necesaria en Argentina, este producto fue desarrollado exclusivamente para el mercado brasilero, por las largas distancias que tienen que recorrer y por la variabilidad climática con la que cuentan algunas zonas del país¨. Cierra Demares.