Especialistas del INTA analizan en el Congreso Aapresid las estrategias para mejorar la calidad del suelo a través de la acumulación de carbono y la optimización de la estructura del suelo.
La rotación de cultivos de servicio y el uso de cultivos de cobertura de invierno son algunas estrategias con amplios beneficios entre los que se destaca el aumento del carbono orgánico y la mejora de la calidad física, química y microbiológica del suelo. En el marco del Congreso Aapresid, que se realiza en el Predio Ferial de La Rural hasta el 8 de agosto, los especialistas del INTA participarán del panel Estado actual, perspectivas y estrategias para el COS en Argentina.
“La acumulación de carbono en el suelo depende mucho de las regiones, factores edáficos (tipos de suelos) y condiciones climáticas (precipitaciones y temperaturas)”, adelantó Marcelo Beltrán, investigador del Instituto de Suelos del INTA Castelar, quien expondrá en el panel y conversatorio: “Estado actual, perspectivas y estrategias para el COS en Argentina”.
“En general, en ambientes áridos o semiáridos, la acumulación de carbono en el suelo puede ser de 0.1 o 0.2 toneladas por hectárea por año, mientras que en ambientes húmedos o subhúmedos se puede hablar de entre 0.3 y 0.5 toneladas de carbono por hectárea por año. En algunos casos, se puede llegar hasta más de 0.6 o 0.7 toneladas de carbono por hectárea por año”, detalló.
En esta línea, Beltrán agregó: “Los suelos de ambientes subhúmedos y húmedos tienen una mayor concentración de carbono. En la Región Pampeana, principalmente en los suelos denominados molisoles, es donde se encuentra el mayor contenido de carbono que se acumula en su mayoría en los primeros horizontes del perfil. Por ejemplo, los suelos negros de la región del sudoeste de Buenos Aires pueden contener más de 100 toneladas de carbono en los primeros 30 centímetros de profundidad”.
En general, la región con mayor contenido de carbono en el suelo corresponde a las zonas de mayor producción agrícola y ganadera (Región Pampeana y parte del NOA y NEA). Además, indicó que “el clima de estas regiones favorece la producción vegetal y el carbono contenido en los tejidos vegetales será incorporado parcialmente en el suelo por procesos de humificación. En el suelo, este carbono se unirá principalmente a las arcillas y quedará retenido como una fracción estable”.
Beltrán aseguró que “estas reservas están por debajo de los niveles potenciales”, por lo que destacó la importancia de avanzar hacia una recarbonización de los suelos. Es decir, recuperar y acumular carbono mediante diferentes técnicas o prácticas que aumenten la producción de biomasa vegetal y cobertura de los suelos.
Para esto, el especialista recomendó incorporar manejos agronómicos que permitan fijar una mayor cantidad de carbono tales como mejorar las rotaciones de cultivos al incrementar el uso de gramíneas, el uso de cultivos de servicio, el manejo integral de la fertilización y la rotación con pasturas, entre otros.
“Estas estrategias permiten aumentar la biodiversidad, la fertilidad y tasa de infiltración de agua en el suelo, al tiempo que mejora el secuestro de carbono, la productividad y rentabilidad, entre otros beneficios”, señaló Beltrán.
Fuente: INTA Informa.