Genética, biotecnología, conocimiento del ambiente, son algunas de las variables para tener en cuenta al armar un planteo de siembra.
El maíz es uno de los cultivos más importantes del norte de nuestro país. Todos los años se siembran aproximadamente un millón de hectáreas distribuidas entre NEA y NOA. Esto representa, sin ningún lugar a dudas, una oportunidad enorme para el desarrollo y crecimiento de la agricultura regional de cara al contexto y las perspectivas de mercado actuales. Como cada año, el inicio de una nueva campaña supone la necesidad de tomar decisiones importantes que marcan a fuego las expectativas de rendimiento, incluso antes de la siembra. Entre ellas, la elección del híbrido de maíz a sembrar.
Desde NK Semillas, pensamos que un genotipo no es un insumo aislado del resto. Por el contrario, para su elección debemos ser capaces de aumentar nuestra escala de entendimiento hasta un nivel sistémico global. De esta forma definimos al Sistema de Cultivo como nuestra herramienta de soporte para acompañar al productor y, juntos, hacer la mejor elección de materiales de maíz. En tal dirección, diferenciamos las decisiones de producto, sobre aquellas decisiones de manejo. Ambas, interrelacionadas y dependientes. Las primeras se basan en: i) las expectativas de rendimiento, en función del potencial de cada chacra y fecha de siembra; ii) los requerimientos agronómicos (vuelco de raíz, quebrado de caña y green snap) y sanitarios; y iii) biotecnologías para control de lepidópteros.
Las segundas, abarcan todas las tecnologías de procesos relacionadas a la conducción de cada lote: fecha y densidad de siembra, fertilización, etc. Finalmente, queremos destacar el eslabón más importante y que cierra este instrumento. La plataforma de soluciones que ofrecemos como compañía, para que cada productor se acerque lo más posible a su objetivo. Contamos con una red de evaluación de más de 250 ambientes por año y un equipo profesional, técnico-comercial de excelencia. Además, estamos lanzando nuestro sistema de recomendación de densidad sitio específico, con plan de fertilización nitrogenada, sobre los cimientos de un porfolio comercial que ofrece materiales de alto potencial, versátiles, todos con la tecnología Agrisure Vipetra3 (la mejor tecnología del mercado para el control de lepidópteros, con tolerancia a glifosato y glufosinato de amonio).
Gracias a todo esto, estamos seguros de poder asumir el compromiso de seguir impulsando la innovación en el campo argentino y, de la mano del maíz, tener un producto con su recomendación de posicionamiento, para los desafíos que nos impone cada lote, en cada campo.
Generación de rendimiento
Para cumplir con esta premisa, debemos entender primero cómo se genera el rendimiento y en qué nivel está parado el sistema en cuestión, para poder ser consientes en diferenciar expectativas, de realidades. Se describen tres niveles principales. El primero es el rendimiento potencial delimitado por los llamados factores definitorios, como la radiación incidente, la temperatura, la ubicación geográfica, el genotipo, la fecha de siembra y el arreglo espacial. Determina nuestro techo de rinde, para una situación particular, en el supuesto caso de la no ocurrencia de ningún tipo de estrés. Este nivel es prácticamente inalcanzable debido a los factores limitantes (agua, nitrógeno, fósforo y otros nutrientes). Estos, rara vez son satisfechos de manera plena, surgiendo el rendimiento alcanzable, que tomaremos como puntapié en nuestro Sistema de Cultivo para hacer recomendaciones. Para cerrar, si incluimos los factores reductores, que son las plagas, enfermedades y catástrofes (tornados, granizo etc.) llegamos al nivel de rendimiento logrado y que depende específicamente de las estrategias de mitigación que emplean los productores.
En esta línea, la forma de elevar nuestros techos de rendimiento consiste en maximizar la captura de recursos, combinando casi en partes iguales, manejo y elección del híbrido. Desde el manejo brindamos el soporte necesario para tomar las mejores decisiones en relación con un producto perfectamente adaptado. El factor clave consiste en caracterizar cada material de forma tal de comprender la mayoría de las interacciones con el ambiente donde el híbrido crece y se desarrolla. Así, predecir la ocurrencia de etapas clave en el cultivo para la determinación del rendimiento potencial y ubicarlas en momentos donde la chance de falencias tienda al mínimo, nos asegurará un mayor alcanzable, cerrando, en parte, la brecha existente.
Se define el llamado período crítico (30 días centrados en floración), como la fase en la ontogenia del maíz, en donde cualquier factor limitante afecta irreversiblemente el rendimiento. Esta comprensión y caracterización genotípica que hemos realizado y seguimos haciendo, es el pilar fundamental del Sistema de Cultivo de NK Semillas, que nos da la confianza que necesitamos transmitir a los productores.
Específicamente, el norte de nuestro país nos presenta un desafío adicional, debido a sus características. Se describe como un área muy heterogénea y variable en relación con el potencial de rendimiento intrínseco (que llamaremos en adelante índice ambiental), la alta presión de plagas y enfermedades (asociado a las condiciones ambientales predominantes), la predisposición a quebrado y vuelco, incluso dentro de un mismo lote. Además, las oscilaciones climáticas (temperatura, humedad y precipitaciones) y edáficas no son la excepción, cerrando un coctel que lleva al extremo las exigencias para el cultivo de maíz, donde la precisión es la clave del éxito. De la mano de SYN126Viptera3 y SYN505VIP3, afirmamos que estamos a la altura de las circunstancias, ofreciendo dos productos muy destacados en el mercado de la región.
Se trata de dos híbridos de alto potencial de rendimiento, con gran versatilidad, adaptados a todo el rango de índices ambientales. SYN126Viptera3 se caracteriza por ser un material de ciclo intermedio-corto, con capacidad de respuesta en todos los ambientes. Acompañado de un destacable perfil agronómico y un excelente paquete sanitario en relación con tizón, roya común y polysora, cercóspora, podredumbres de caña y espiga. Por su parte, SYN505VIP3, es un híbrido de ciclo completo, con el mayor potencial de rendimiento en su segmento de madurez y que impuso un nuevo estándar sanitario en la región, debido a su respuesta frente a las enfermedades virósicas que vienen azotando el norte desde hace algunas campañas, fundamentalmente spiroplasma. Además, resulta una opción en sistemas ganaderos, ya que es un producto ideal para silos de media y alta tecnología, por la cantidad y calidad de la biomasa que acumula.
Diversificar riesgos
En la región, también ofrecemos la posibilidad de combinar dos productos, complementarios en ciclo, sin resignar rendimiento. Esta estrategia es crucial para poder diversificar riesgos productivos en un área demasiado exigente desde lo ambiental y que muestra en general una ventana de siembra acotada (diciembre / enero). Debemos considerar que en el NOA y NEA la estrategia base consiste en evitar colocar la floración del maíz (periodo crítico) en el mes de enero por las altas temperaturas y la baja oferta hídrica. Por otro lado, atrasos muy prolongados en la siembra bajan notablemente el potencial de rendimiento, de la mano de la caída en la radiación que incide en el canopeo, a pesar de un ambiente hídrico más favorable para el cultivo. SYN126Viptera3 y SYN505VIP3, a igual fecha de siembra, nos permiten colocar sus periodos críticos en dos momentos diferentes aumentando las chances de éxito productivo desde el manejo.
Puede observarse que el citado 50 y 50, manejo – híbrido, muestra un balance y calidad destacable, en este caso particular. No obstante, es también el motor que impulsa nuestro trabajo diario, extendiéndose no solo a la región norte, sino a todo el territorio nacional.
Por: Dr. Gabriel Santachiara, líder de Desarrollo de Maíz NK Semillas
Fuente: El Tribuno Campo