El especialista Ignacio Iriarte consideró, en cambio, poco probable que esa eventual baja se traslade al mostrador.
El especialista de la cadena de ganados y carnes Ignacio Iriarte consideró en una columna publicada por el diario La Voz del Interior que “es muy probable que una eventual baja del precio de la hacienda liviana sea aprovechada por el comercio minorista y que la baja no se traslade al mostrador”.
La opinión de Ignacio Iriarte
El precio del novillito (entre 300 a 390 kilos) en el Mercado de Liniers, expresado en moneda constante, se ubica hoy apenas por debajo del valor más alto de los últimos 33 años. Su valor está 37% encima del promedio de los años 2005/2020.
En esta serie, el precio real actual casi iguala al que era hasta hace poco el máximo del período 2005/2020: unos $201 por kilo vivo, a valores de hoy, logrado en marzo del 2011. Fue después del proceso de depredación de la ganadería argentina, que se cargó 10 millones de cabezas.
Apenas 9 meses después de haber logrado dicho ese valor histórico en 2011, el precio real del novillito había caído un 19%. Se trata de precios excepcionales y difíciles de sostener en el tiempo.
Entre noviembre de 2020 y el mes pasado, momento en que el gobierno “limita la exportación de vaca conserva a los efectos de hacer bajar el precio de los cortes de novillitos y vaquillonas al mostrador”, el precio de la hacienda liviana de consumo subió 7 meses consecutivos por encima de la inflación. A moneda constante, los precios del novillito resultan hoy un 27% más altos que en noviembre del 2020.
Debe observarse que de los últimos 16 años, en 11 oportunidades el precio real del novillito bajó en julio en relación a junio y en las 5 oportunidades restantes subió. El sostenimiento de los actuales precios reales de la hacienda liviana depende en gran medida de la oferta de los feedlots, que están este año de modo permanente con una ocupación del orden del 10% al 15% por debajo del año anterior.
Pese a que se registra una oferta abundante a menores precios relativos de pollo (48 kilos) y cerdo (17 kilos), el precio de la carne vacuna presenta una resistencia a la baja. A medida que la disponibilidad de carne vacuna disminuye, encuentra franjas de consumidores más resistentes a bajar la ingesta por debajo de los 45 kilos per capita.
Es muy probable, al menos en el corto plazo, que una eventual baja del precio de la hacienda liviana sea aprovechada por el comercio minorista para recomponer márgenes de utilidad, y que la baja no se traslade al mostrador.