A la escasez de fertilizantes por el conflicto entre Ucrania y Rusia, se suman factores preexistentes que llevaron el precio de los fertilizantes a niveles récord.
Con los fertilizantes con precios por las nubes, sobre todo los que son a base de urea, que en el último año se incrementaron un 40% en dólares -implica que hoy es necesario producir un 60% más de maíz y 53% más de trigo en relación con hace un año para comprar la misma cantidad del insumo- en los últimos días los productores comenzaron a preguntarse por el futuro del abastecimiento de estos productos de cara a la siembra del trigo y a la próxima campaña de granos gruesos. La escasez de suministro provocada por el conflicto entre Ucrania y Rusia, sumado con una serie de factores preexistentes, llevó a los precios de los fertilizantes a niveles récord, que superaron a los observados durante la crisis energética de 2008.
En 2021, Rusia fue el principal exportador mundial de fertilizantes nitrogenados y el segundo mayor proveedor de fertilizantes potásicos y fosforosos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Argentina por su parte, importa un 60% de los fertilizantes que usa para sus cultivos y un 15% proviene de Rusia.
“La agricultura es muy dependiente de las importaciones de fertilizantes. Esto genera alguna preocupación para la siembra de trigo, que comienza en un mes, y la siembra de maíz que comienza a partir de septiembre. Si bien todos los cultivos requieren fertilizantes, estos son los dos que más demandan”, advirtió Natalia Ariño, economista de FADA.
¿Trigo o soja en la próxima campaña?
Los productores tienen un dilema por delante: distribuir con acierto su área por sembrar con trigo y, luego, con granos gruesos. Los números actuales anticipan que este año se va a sembrar menos trigo y maíz -que requieren más fertilización- a costa de más soja.
Los márgenes esperados para todos los cultivos tuvieron caídas en el caso de realizarse en campos alquilados. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) calculó que hoy es necesario producir un 60% más de maíz y 53% más de trigo en relación con hace un año para comprar la misma cantidad de fertilizante.
“Lo que es seguro es que la foto del trigo hoy es preocupante y marca un quiebre respecto al crecimiento que tuvieron los cereales en los últimos 7 ciclos: este año se va a sembrar menos trigo y menos maíz. Y la tendencia es al incremento del área de soja de primera”, explicaron desde la BCR.
Y calcularon que en campo propio el margen es positivo de 160 dólares por hectárea, pero bajo la condición de campo alquilado no.
“Al total de costos, que este año asciende a 875 dólares por hectárea, hay que sumarle el costo del alquiler. En términos de rindes de indiferencia, el trigo tiene que superar los 31 quintales por hectárea en campo propio para dejar ganancias, y en campo alquilado los 41, cuando el promedio de los últimos 5 años en la zona núcleo es de 37,8 quintales por hectárea”.
Y agregaron: “Con estos números y una “Niña” de fondo el trigo es un desafío con mayúsculas para los productores que alquilen este año”.
De efectivizarse una menor siembra de trigo habrá una restricción de oferta del cereal que impactará en la fijación de precios. Es decir, ante la falta de la materia prima los altos precios actuales probablemente se mantengan.
Según consultas realizadas por El Cronista, en algunas zonas los productores de la región núcleo piensan en volcarse al girasol teniendo en cuenta que es un cultivo con buen comportamiento en los años secos.
¿Qué está haciendo el gobierno?
Tanto desde le Secretaría de Comercio Interior, a cargo de Roberto Feletti, como desde el Ministerio de Agricultura a cargo de Julián Domínguez expresan su preocupación.
Según pudo saber este medio el Gobierno está trabajando para lanzar una política que impulse la producción de trigo, para incentivar a que más productores se vuelquen al cultivo.
En los últimos días Domínguez mantuvo reuniones con sus pares de Brasil y Paraguay con el objetivo de garantizar los suministros necesarios para la producción local.
En esa línea, remarcó la importancia de “ir en conjunto hacia el autoabastecimiento de fertilizantes” y para eso potenciar las relaciones comerciales de los países del Mercosur.
El impacto durará varios meses:
Las economías de todo el mundo están lidiando con una inflación históricamente alta impulsada en gran medida por el aumento vertiginoso de los precios de los alimentos y la energía. Por la suba de los fertilizantes que limitará la oferta de trigo y otros granos se espera que se agrave el problema.
Según el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias el efecto de la guerra se sentirá durante meses, y en una amplia gama de cultivos: “va a afectar a toda la producción del mundo”, dijo David Laborde, investigador principal del instituto.
Y agregó en su informe: “hoy en día entre un tercio y la mitad de la producción de alimentos para la humanidad depende directamente de la aplicación de los fertilizantes nitrogenados”.
Por: Lara López Calvo
Fuente: El Cronista