Desde Proliar destacan el potencial de la raza para producir animales de mayor peso final sin resignar calidad ni terneza.
La ganadería argentina atraviesa uno de sus mejores momentos de los últimos años, impulsada por un contexto de precios favorables, una demanda internacional sostenida y la resiliencia histórica de los productores. En ese escenario, distintos analistas coinciden en que el sector estaría ingresando en un ciclo virtuoso con perspectivas de continuidad en el mediano plazo. Dentro de ese proceso, una raza viene ganando protagonismo y consolidándose como una alternativa cada vez más valorada por productores, frigoríficos y mercados: el Limangus.
En el programa Claves del Campo (AM 840 Radio Salta), Gonzalo Villegas, presidente de la Asociación de Productores de Limangus Argentinos (Proliar), analizó el presente y las perspectivas de la ganadería y aseguró que el contexto actual abre una ventana de oportunidades que no se veía desde hace décadas. Según sostuvo, si se mantienen reglas claras y una exportación funcionando sin restricciones, el sector podría transitar al menos cinco o seis años de buenos precios, lo que permitiría recomponer la rentabilidad y volver a invertir en los sistemas productivos.
Villegas remarcó que uno de los principales desafíos es achicar la brecha tecnológica con la agricultura, un proceso que ya comenzó a acelerarse. La incorporación de herramientas como la digitalización de los rodeos, las caravanas electrónicas y la recolección de datos individuales por animal están cambiando la forma de gestionar la producción y acercando a la ganadería argentina a estándares internacionales, impulsada en gran medida por las nuevas generaciones de productores.
Al comparar la situación local con países como Australia o Estados Unidos, el titular de Proliar reconoció diferencias culturales y estructurales, pero sostuvo que las condiciones están dadas para avanzar. La mejora en la conectividad rural, la modernización de las instalaciones y, sobre todo, la recuperación del precio de la carne, están generando un escenario propicio para invertir. “Hoy todo es barato si se lo mide en kilos de carne”, sintetizó.
En ese marco, destacó el rol de las asociaciones de razas, que atravesaron un proceso de profesionalización en las últimas décadas. En el caso del Limangus, se trata de la primera raza desarrollada en la Argentina, creada en los años noventa a partir de la combinación de Angus y Limousin. Desde entonces, su crecimiento fue constante y se refleja tanto en el aumento de socios como en la incorporación de toros puros controlados en rodeos comerciales de distintas regiones del país.
La apertura exportadora aparece como un factor clave para su despegue definitivo. “El mercado internacional demanda novillos pesados, de alrededor de 500 kilos, y para que la ganadería sea rentable hay que aprovechar al máximo cada ternero que nace”, explicó Villegas. En ese sentido, señaló que el Limangus ofrece una ventaja diferencial al presentar un engrasamiento más tardío, lo que permite alcanzar mayores pesos finales sin resignar calidad ni terneza.
Esa combinación genética se traduce en una mayor área de ojo de bife y en un mejor rendimiento del denominado corte pistola, donde se concentran los cortes de mayor valor comercial. Una característica que no solo es valorada por los productores, sino también por carniceros y frigoríficos, y que cobra mayor relevancia en un esquema exportador donde los cortes premium se destinan al exterior, mientras el mercado interno accede a opciones más económicas, pero igualmente sabrosas.
Finalmente, Villegas subrayó el crecimiento federal de la raza, con presencia desde Salta hasta el río Colorado, y destacó el salto cualitativo de la genética nacional, respaldado por remates, exposiciones y trabajos técnicos como la prueba de caracterización del rodeo realizada por el INTA. De cara a 2026, adelantó que la agenda de la asociación será aún más intensa, una señal clara del momento que atraviesa el Limangus dentro de la ganadería argentina.
